Los elegidos de Alberto Pellizari (músico)

Un libro: El maravilloso mundo de la música, de Kurt Pahlen.

«Es el compendio de todo lo que me interesa musicalmente. El simple estilo de Pahlen hace que sea un verdadero viaje fantástico el que se inicia con la lectura de este libro. Se puede ser un erudito o un niño, y este libro entretiene y explica todo lo que se quiere saber sobre música. Uno está en la enseñanza y sirve mucho, aporta un nuevo enfoque de cómo explicar muchos conceptos. Explica con sencillez desde temas elementales hasta otros algo más complicados, todos en relación con la historia de la música, que es a su vez una gran parte de la historia de la humanidad».

Una canción: Aurora, de Héctor Panizza.

«Es una de las canciones a la bandera más cantadas, a pesar de no haber sido escrita con esa intención. Las vicisitudes de la dulce Aurora simbolizan el nacimiento de la Argentina. Está inspirada en un trágico hecho sucedido en Córdoba en 1810, narrado en un relato por Cipriano Quesada y Luigi Illica, y fue compuesta por el músico Héctor Panizza en su departamento de Milán. La ópera está fuertemente influenciada por la cultura italiana, por cuanto Panizza, que era hijo de italianos, concurrió al Real Conservatorio de Milán -hoy Giuseppe Verdi-, y además porque Illica, uno de los autores del texto, fue un reconocido libretista de Puccini. La parte instrumental fue completada en Londres, pero, en ocasión del debut en 1908, los cantantes fueron italianos, Assanti, Bassi, Giuseppe La Puma y Titta Ruffo, quienes llegaron a nuestro país desde Génova. Su definitiva consagración popular se produjo con la traducción al español, a 35 años de su estreno. Y ello no obstante las dificultades encontradas para conservar la métrica y la melodía del aria, de cuyos arreglos se ocuparon Pettita y Quesada. Considero que por su compleja belleza, interpretarla te emociona tanto como el Himno Nacional».

Un disco: Troilo for export, de Anibal Troilo y su Orquesta Típica.

«Este disco encierra joyas reveladoras de otra faceta del Gordo: el conductor de gran orquesta. Es un disco en que copa Julián Plaza como autor y la orquesta suena sólida, gruesa y solemne, con huecos precisos para la entrada ya alevosa del fueye de Pichuco, que es otro del de los cincuenta, mucho más pausado, de pocas notas elocuentes, apenas soñadas con los ojos cerrados. Ahí están, entre otras obras, Danzarín, La bordona, Nostálgico, La cumparsita o Responso, en una versión que me encanta. Inolvidable. Para mí es la orquesta más representativa del sentimiento tanguero».

Una película: Titanic, de James Cameron.

«Creo que es una grandiosa obra maestra que me emocionó, que disfruté a partir de una deslumbrante calidad técnica que le aporta muchísimo realismo al film. Considero que se trata de una de las historias de amor más apasionantes y espectaculares de la historia del cine».

Un poema: Poema a la madre, de Héctor Gagliardi.

Yo fui medio consentido
Por ser el hijo menor,
Y ya mi hermano el mayor
Me llamaba: “El preferido”.

Razones habrá tenido
Que cuando me perseguía
Detrás de ella me ponía
Y ya estaba protegido.

Si mi padre me mandaba
A la cama sin cenar,
La veía aparecer
Haciéndose la enojada,
Y a escondidas me pasaba
La parte mía en un plato,
“Y a la próxima !Te mato!”
me decía, y lagrimeaba.

Aquel delantal mojado
De lavar en la pileta
Que retorcía inquieta
Porque alguno había avisado
Que su hijo había peleado
Con otro chico en la esquina,
Y al rato yo aparecía
Con un ojo amoratado.

Me acuerdo lo que sintió
La vez del pantalón largo;
Fue un momento muy amargo:
Me miraba, me tocó,
Decía: “¡Cómo creció!
Y ayer lo hacía dormir”.
Y al quererse sonreír,
El llanto la traicionó.

Igual que muchos creí
Que sabía demasiado;
Por unos labios pintados
Del lado de ella me fui.
Y aquel día en que volví
Arruinado y amargado,
En vez de dejarme a un lado
Se puso a rezar por mí.

¡Cómo castiga la vida!
¡Cómo traiciona la gente!
¡Cómo se dobla la frente
por un plato de comida…!
No hay uno que no te pida
Su parte por un favor;
Y se calcula el valor
Que pueda tener tu herida.

Sólo ella…, ella comprende
El dolor de tu mirada,
Porque su vista cansada
Desde niño nos entiende.
Sólo ella te defiende
Porque eres su misma sangre
Y solo te da una madre
La amistad que no se vende.

Yo quería hacerle versos
Como ella los merecía;
¡Los empecé tantas veces!
Y no salgo del comienzo;
Es que a una madre, yo pienso,
¡Qué se le puede escribir!
Solo se puede decir
En la ternura de un beso

«Me siento totalmente identificado como hijo con ese sentimiento que transmite Gagliardi, que fue un destacado poeta, recitador y letrista de tango, conocido por sus poesías y textos en lunfardo. Fue probablemente el poeta que mayor venta de libros alcanzó en la historia argentina, si se exceptúa el Martín Fierro. Siempre en un lenguaje caracterizado por versos sencillos, claramente identificado con la gente común. Lo suyo fue describir hechos, lugares, personajes y valores morales de la vida cotidiana, con un sentimiento melodramático. Y donde la madre ocupaba obviamente el primer lugar».

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Autor

Raúl Bertone