«Me impulsó la curiosidad de desarrollar el silencio y el movimiento»

Si el teatro habla directamente al espíritu, las marionetas penetran incisivas en el corazón. Cuando a un hombre se le ocurrió hacer una máscara y cubrirse con ella el rostro, cualquiera fuera el motivo que a eso lo llevó, nació el primer actor y con él el teatro. Aquel hombre que jugaba a ser otro, había dado con la esencia del arte teatral. De la misma manera cuando la criatura humana tuvo necesidad de crear un ídolo para dar un cuerpo sensible a esa majestad y cuando ese ídolo tuvo movimiento, allí nació el títere.
En sus comienzos eran muy rústicos en su construcción. Con el tiempo, se hicieron muñecos completos de madera utilizando alambres o hilos para su movimiento. Se manejaban desde una pasarela colocada en el escenario. Se les dio el nombre de Marionnette o Marionetta (de francés e italiano) a partir del reinado de Carlos IX de Francia. Un italiano llamado Marión y su esposa Maria las introdujeron en el país vecino. La primera mención del nombre Marionette que se conoce en Francia, se encuentra en el libro de Sérées de Guillermo Bouchet en los años 1584 y 1608.
Son varias historias protagonizadas por diferentes personajes, en las que representan situaciones sencillas de una belleza increíble y desgarradora. El rosarino Rubén Orsini trabaja con muñecos manejados con hilos, pero es mucho más que eso, suma pantomima, música, imagen, luces y un trabajo corporal perfecto. Donde las marionetas y la gente trazan un lenguaje sin palabras, donde la música guía los movimientos sutiles que narran las historias.
«Marionetas Orsini» es el espectáculo de sala dirigido a público adulto que esta noche sale a escena en el teatro Español de Santa Rosa. Orsini se propone un retorno a la inocencia primaria. Agrupa una antología de momentos breves, en las que pequeñas criaturas son manipuladas para reflejar instantáneas de la calle. Fragmentos que rescatan lo bello en lo terrible, recreando un ensueño con caricias, besando imágenes con luces débiles. Por más de 12 años Orsini ha creado y dado vida a seres tan tiernos como estremecedores.
Utilizando una poética mágica y persistente, se encargó en este tiempo de que las marionetas y los objetos sigan conservando un lugar especial en la escena teatral, actualizando sus propuestas. La pantomima de manos es un género difícil pues le exige al titiritero no solo una gran sensibilidad y una rica imaginación creadora, sino también una técnica de manipulación sutil. Y Orsini demuestra en ese lenguaje escénico de las manos que sabe utilizar a la perfección todas las posibilidades de comunicación que éstas posean, sumándole a su natural capacidad expresiva el repertorio de signos que habitualmente ejecutamos con las manos en la vida diaria.

– ¿Qué te impulsa a iniciarte en el camino del arte de la pantomima y posteriormente hurgar en el mundo de las marionetas?
– El impulso fue una curiosidad muy grande en poder desarrollar el silencio y el movimiento. Las marionetas surgen como una resolución de poder expresarme prolongando mi cuerpo, el poder superponerme y distanciarme en otro.

– En tus espectáculos se suceden historias cotidianas ¿de qué manera conectan con sensaciones del mundo de los humanos?
– Mis historias tratan sobre situaciones muy naturales de los seres humanos como la soledad, el deseo, el amor. Los temas que nos afectan, nos conmueven, nos sacuden.

– En ese trazo de un lenguaje que se reinventa todo el tiempo se establece la exigencia con el público ¿los personajes fluyen rápidamente o tenés que escarbar un tiempo hasta recrearlos?
– En lo que respecta a los personajes, tengo que buscar y rebuscar en lo encontrado, para de esa manera poder manifestarlos. En cuanto a mi presencia sobre el escenario, la concentración siempre es total, de lo contrario no podría expresar lo que deseo. No hay una exigencia con el público, es una exigencia con la representación misma.

– El sentido común tiende a asociar a las marionetas con un público infantil pero lo tuyo está pensando para adultos.
– El mensaje en este caso está destinado a los adultos, a las experiencias de un adulto. En este caso los niños no tienen todavía algunas herramientas de vida para el entendimiento global de la obra.

– ¿Cómo sucedió el nutrirte de elementos reciclados para fabricar tus muñecos, tus títeres?
– Me sedujo siempre la posibilidad de cambiar de sentido las cosas, los objetos. Partiendo de eso, el reciclado me lo permite.

– Recorriste diferentes festivales internacionales de teatro ¿qué rescatarías de esa comunión con el público de otros países?

– Siempre rescato que nos podamos entender, que podamos comunicarnos a pesar de las diferencias de culturas y de costumbres, que el idioma no sea una barrera. Eso me parece fascinante, y en mi caso, sin utilizar palabras.

– ¿Cuánto se conserva hoy de los orígenes ancestrales de este género teatral?
– La verdad que no lo sé. Ojalá que siga en el aire…

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Autor

Raúl Bertone