«Honestamente, siento que el salto epistémico que está dando el charango, conmueve»

Si alguien tiene la suerte de visitar el altiplano, donde se está muy cerca del cielo, se encontrará con un sonido cósmico. Y en un sentido musical, el charango, ese cordófono de genérica mestiza, refleja el sonido heredado y envolvente. Allí está su naturaleza expresada a través de diez cuerdas, y una afinación única. Días atrás se celebró el CCK el primer Congreso Internacional de Charango, tres jornadas de conciertos y actividades en homenaje al instrumento emblemático de nuestra región latinoamericana. Además, se celebró el décimo aniversario de la Orquesta Argentina de Charangos, que dijo presente en la jornada final con música folclórica latinoamericana, especialmente arreglada para charangos en distintas afinaciones.

El músico Matías Bonavitta fue de la partida, integrando la grilla de actividades armada para la segunda jornada, cuando fue la presentación de métodos y libros sobre charango. Allí expuso sobre un texto de su autoría, Tejido de cuerdas y pájaros, el primer libro-cancionero de música pampeana para charango y ronroco. Compartió la experiencia de ese día con el santafesino Poli Gomitolo (Técnica y armonía aplicada al charango), y con Rolando y Julián Goldman (Charangoldman). Y como un «bonus track», la bella sensación de ser parte en el concierto de cierre, realizado en la Sala Argentina, donde participaron la Orquesta Argentina de Charangos, el grupo peruano Los Cholos y Dúo Sankara de Chile.

«Fue muy significativo para mí compartir un mismo espacio con gente que es referente, como el chileno Fredy Torrealba, Los Cholos, Adriana Lubitz y Rolando Goldman. En lo personal he aprendido muchísimo escuchando sus discos y/o estudiando sus obras, de ahí es que me cuesta traducir en palabras lo que me significa haber estado tres días compartiendo cosas con ellos. Asimismo, fue una gran alegría participar de ese concierto final, donde tuve la posibilidad de tocar cuatro temas propios de los distintos países que participaron, como Chile, Bolivia, Argentina y Perú», contó Bonavitta, entrevistado por El Lobo Estepario.

Tejido de cuerdas y pájaros, publicado por la editorial 7 Sellos, nació de dos intereses: la música de La Pampa, por un lado, y el charango/ronroco, por el otro. Reúne una selección de piezas musicales que originalmente nacieron sin dichos instrumentos, pero que, tras un proceso de adaptación, composición, creación de arreglos y grabación, se unieron a su universo de cuerdas. Vinculando, en su desarrollo, un puñado de pesquisas e historias que envuelven el deseo de conectarse con un paisaje menos colonial, que acaricie el sincretismo americano. En cuanto a las notaciones musicales incluidas, vale indicar que, no se presentan sólo en forma de partituras, sino que, a la par, en tablaturas y acordes, cuyos cifrados facilitan la lectura. Incorporándose, además, la musicografía Braille, con el objetivo de que las personas con discapacidad visual hallen accesibilidad en él. Esto último, al igual que la música grabada en estudio, yace disponible vía un código QR presente en el libro.

Bonavitta agregó que la presentación del libro en el Congreso «implicó poner en juego tres tópicas. Primero, desarrollar el cancionero de La Pampa, desplegando no sólo sus características, sino que su historia. Esto fue muy interesante dado que no está muy divulgado, de allí es que para mucha gente esta música es una novedad. Aprovechar estos espacios resulta muy bueno. Segundo, se abordó la labor de arreglos y adaptaciones de dicha música en torno al charango y al ronroco, yo le digo a ese proceso: “charanguizar la música pampeana”. Aquí brotó la necesidad didáctica de compartir la música que fui trabajando, proponiendo distintos trocitos para poner en juego una escucha analítica, tanto en torno a los géneros de La Pampa, como a los patrones de interpretación con anclaje dentro de la musicalidad pampeana».

En ese sentido, destacó que «fue especial para mí trasmitirle a charanguistas de otras regiones, de qué modo se puede ejecutar el “charango pampeano o patagónico”, como dijo por ahí un charanguista del público. A muchas/os charanguistas les resultó inédito abordar estilos/milongas/huellas mediante un instrumento que yace sujetado a un imaginario social andino, pese a que este sea un instrumento sincrético, que no estaba ni en la América Precolombina, ni en la Europa previa a los Virreinatos. Y finalmente, se dedicó un segmento de la presentación para hablar de accesibilidad».

Sobre este último punto, de vital importancia hacia la búsqueda de que ninguna persona quede excluida, fue invitado Mauro De Giovanni, técnico en Braille. «Consideró que hay que hacer materiales accesibles, señalando la faceta urgente del asunto. Hasta el día que encaramos este trabajo, todavía nadie había escrito partituras en Braille para charango o ronroco. En lo personal, yo veía necesario abrir este tercer punto. Vengo sensible con la apuesta de abrir formatos que reduzcan las barreras. Llevo 18 años de trabajo con personas con discapacidad. Hay urgencia de pensar lenguajes que democraticen. En estos años, por ejemplo, he usado software con instrumentos digitales para que personas con parálisis cerebral puedan tocar moviendo sólo los ojos. También, he construido instrumentos, rústicos, no soy luthier, como “guantes panderetas”. Incluso, hace unos años, a partir del trabajo y diálogo con personas con diagnóstico de discapacidad intelectual, delineé un teclado con teclas iluminadas que localizan atajos. Todos estos años de trabajo aportaron al sentido de que Tejido de cuerdas y pájaros debía contener no sólo partituras visuales, sino que en Braille».

Bonavitta, transformado en un referente del instrumento en La Pampa, comentó finalmente que «en el cierre del congreso se hizo una asamblea entre los y las artistas participantes, donde se pusieron en juego reflexiones, pensamientos, inquietudes. Fue colectiva la sensación de que lo sucedido vibró más allá del usual formato de congreso, dado que vibró más bien en clave de construcción cultural, mediando un peso simbólico que se hizo sentir alrededor del charango y en un lugar tan emblemático como el CCK. Mi síntesis de impresiones es que reflejó no sólo música, sino que por sobre todas las cosas, un ecosistema humano muy valioso. Me llevo una impresión optimista, de que existe un sentir decolonial, lindo y compartido entre Chile, Argentina, Perú y Bolivia. Honestamente, siento que el salto epistémico que está dando el charango, conmueve, y que, en su saltito, está todo el barro de nuestra historia».

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Autor

Raúl Bertone