Las dos caras de la justicia (2023) dirigida por Jeanne Herry

Las primeras imágenes se presentan con la fuerza y el misterio de observar la espalda de quienes caminan.

A continuación se pone de manifiesto un mundo invisible en el sistema legal penitenciario en Francia, país en el que desde 2014 funciona la justicia restaurativa.

Profesionales y voluntarios realizan una escucha sin emitir juicio, no hablando en lugar del otro, respetando sus silencios y, sobre todo, posibilitando el pensamiento propio y ajeno.

Se ofrecen al espectador dos modos diferentes de abordaje.

Uno de manera coral y en disposición circular, intercambian opiniones tres sentenciados por robos violentos con tres víctimas de robo -con diferentes grados de violencia- supervisados por personal especializado.

El otro, es un cara a cara entre una víctima de violación incestuosa y su perpetrador, ambos acompañados por la mediadora especializada.

La película no se focaliza en la violencia sino en la conversación y presenta semejanzas con el cine documental.

Cada personaje tiene el espacio que necesita y no hay protagonistas principales. Cada uno se toma su tiempo. Los diálogos, las caras y las voces son la materia prima de la obra y la comunicación es la acción principal. Es todo un proceso que puede significar el renacimiento de una nueva oportunidad.

Una película abierta a múltiples reflexiones.

Nos queda un sabor a esperanza y a fe en la humanidad.

Por Rosa Audisio

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