«Semilla», poesía y plástica en un mismo idioma

“Semilla” es un acto de justicia, de creación y justicia. Y viene en la forma de disco, de videoarte, encerrando el trabajo de varios artistas plásticos que le agregan aún más vida a poesías recitadas por los mismísimos Bustriazo Ortíz y Luis Luchi.
«Los audios son caseros, informales. Tienen la mística de la amistad, de lo compartido y de lo simple: el audio de Luis Luchi lo compartió Eduardo Di Nardo cuando era profesor de la escuela de Bellas Artes en los 90, en oportunidad que el escritor pasara por La Pampa vendiendo libros por el interior de la Argentina. El audio de Bustriazo es un cassette grabado en la casa de la familia Herzel, en el año1988 más precisamente”, explicó a El Lobo Estepario Lis Cofré, una de las artistas que puso sus invenciones al servicio de la poesía. Y como ella, los demás artista participantes eligieron el audio de su preferencia llegando finalmente a “Semilla”, el feliz resultado entre la poesía, el arte visual y la música: “Hablamos de lo mismo», agregó Lis, no sin razón, encerrando la esperanza que la humanidad maneje, algún lejano día, los vocablos de ese abecedario, como si fuera un «esperanto» artístico.
Esta producción independiente reunió el trabajo plástico en redor de las poesías de Luchi y Ortíz, de Mariela González, Bibiana González, Lis Cofré, Mario Barrera, Sergio Ibaceta, Lihué Pumilla, Leila Córdoba, Daniela Rodi, Nixo Mars, Randall Harris y María José Gerónimo.
La presentación del disco será en la Biblioteca Popular Teresa Pérez este domingo 7 de diciembre a partir de las 19 horas.

Esta caja amarilla
(Bustriazo Ortíz)

Desde lo repugnoso del desvelo desde lo colorado de la
sien desde los ábrete porque estoy vivo ay vidalita
desde la guitarra embichada desde el engreimiento del
cielo desde las chaquiras que puse en tus muslos ay
vidalita desde las mesnadas del llanto desde las ínfulas
de lo que es como piedra desde la embustera porfía
desde el abrepuño amarillo ay vidalita desde lo venenoso
del bochorno contra el corazón cabal desde el boato
de la cizaña desde lo contra el cuerpo y contra el alma
ay vidalita desde el racimo del vaso infausto desde
el espejillo donde tus ojos me comen desde la última vi-
sitación desde lo tremebundo de este estar ay vida-
lita desde la musa extraviada desde el tordillo platea-
do que perdió la querencia desde los soles que me
hieren porque soy más de las lunas ay vidalita desde la
sexta que está en un hilo desde esta vihuelada que
en el final es bermellón ay vidalita desde la codicia
del chupasangre desde el santiamén del olvido des-
de la sombra caudalosa desde no sé que, escalofrío y en
el disturbio de los ojos
ay vidalita

Arlt
(Luis Luchi)

Yo pienso viejo Arlt
que si Shakespeare
hubiese vivido en nuestro país,
y en nuestro siglo.
Mejor dicho,
si alguna vez, digamos
el 15 de mayo de 1935,
metido en un café
de Corrientes y cualquier otra,
aferrado por la ventana,
alegre de descubrir la última porteñada
del mozo gallego
y amargado por la edición dominical de «La Nación»
sin leer,
en el montón con las otras.
Con un chau a un amigo que pasa
calculando las monedas en el bolsillo,
disimuladamente,
con una cancha que se adquiere
para pedir otro café
y que alcance para el tranvía.
Pienso viejo Arlt
que incluso a ese Dios,
gran inventor de muchas biblias
le sería imposible escapar
al misterio de la rara ciudad.

Indios, españoles, negros,
gauchos, orilleros,
griegos, judíos.
Cada día, cuando nos detuvimos
ante el espejo que es la ventana
a estudiar y decir, éste es nuestro dolor
y nuestra cara,
las pasiones humanas
y los fabricante de cañones
nos mandaban nuevas terceras clases
con mil nuevas maneras de amar
y de decirlo.
Mil maravillosas formas de ser hermano
y otras mil formas de dejar de serlo.
Cuando de esa masa de vidas confusas
surgían las chispas
de los cuerpos duros que chocan,
había que hacer arte,
que no podía ser tierno
y tampoco demasiado cruel.
Contar nuestra historia
con los reyes destronados
que mueren heroicos en sus gestos,
como hacerlo
cuando se vive rodeado
de todos hermosos pequeños trozos
de esa vida que formamos parte,
y la sentimos
con la ironía y perdón
con que se ve a un padre
italiano
que nos pagó el título de abogado
vendiendo verduras.
Había que contar el problema eterno
del bizco celoso,
y la tremenda mezquindad de los hombres,
que son capaces de crear hospitales de muñecas.

El drama del hombre porteño
es igual al de todos los hombres,
pero es el drama del hombre porteño,
y aunque se asombren algunos
el tango es bastante su vida triste,
ya crearemos la alegre,
cuando la sintamos.

En ese lento crecer
pusiste palabras reas
que para traducirlas necesitan media hoja
y si no me lo enseñaron todo
me ayudaron a conocer
que a las seis de la mañana
se encuentran viajando juntos
el que va al trabajo esperando muchas cosas
y el que regresa de su desnuda soledad
volviendo a ella
y todos juntos alimentan
la vida de esta ciudad,
que, porque sabemos sus penas
la queremos mejor.

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