«Siempre estamos buscando emociones y espacios»

El punto de apoyo del clown es el vacío, el no saber…Solo seguir su impulso, estando atento a lo que le sucede a él y al público. Espontaneidad, juego, humor, libertad, creatividad. Al mostrar su vulnerabilidad, produce en ese público cierta identificación, complicidad, y sobre todo risa. Abriéndose un espacio que se retroalimenta. El clown es, en sí, un navegante de emociones. No imita a nadie. Permanece siempre fiel a sí mismo.
La compañía Colgando de una Pata viene transitando desde hace seis años ese terreno donde la acrobacia de piso, el malabar y el clown se conjugan para parir su propio lenguaje escénico. El arte del payaso es una aventura del pensamiento y la imaginación, un acto de reflexión y de revelación. Además, una práctica de libertad porque, como dijo Octavio Paz, “aprender a ser libres es aprender a sonreír”.
Maximiliano Chiprut y Felipe Lanari tienen un espíritu inquieto y curioso. Días atrás visitaron nuestra ciudad para ofrecer uno de sus espectáculos -«Circo Style, versión Los Machos»- e impartir un taller. Defender el arte del clown como la estética fundamental de su repertorio es el presupuesto esencial de estos dos artistas que igualmente no descartan otros vasos comunicantes con el universo de la danza, la acrobacia circense y la pantomima. El hoy dúo teatral formado en 2009 ha iniciado desde entonces una rigurosa investigación sobre la especialidad clownesca, evidenciada en las tablas a partir de representaciones más exigentes que el simple divertimento.
«A la compañía la armamos estando en México, veníamos estudiando en distintas escuelas y en ese momento nos juntamos con Felipe y Florencia (Kurlat) buscando crear un lenguaje diferente, poder fusionar la técnica del circo con el teatro, siempre estamos buscando emociones y espacios. Creo que estamos en ese camino, uno siempre está en la búsqueda, no se detiene. Ya llevamos cuatro espectáculos armados y presentados, tuvimos nuestros logros y, por supuesto, también nuestros fracasos. Tanto Felipe como yo somos actores, malabaristas y acróbatas, logramos una dinámica muy divertida entre los dos. En este momento venimos presentando «Circo Style, versión Los Machos» y «Cocinando con Colgando», contó Chiprut, en el inicio de la charla con Lobo Estepario.

– En «Circo Style» se produce el encuentro entre dos clowns con facetas bien diferentes y establecidas que consiguen un fuerte vínculo con el público…
– Si, se trata de un Carablanca y un Augusto, son los que casi todo el mundo conoce o identifica como payasos de circo tradicional. La obra consiste en que los dos tienen que hacer un número que está armado para que salga bien y se van sucediendo las etapas hasta que llegan al truco más difícil, que consiste en lanzar ocho clavas, y ahí algo sale mal. En ese momento estalla una discusión un poco absurda que termina llevando a estos dos personajes a enfrentarse en una lucha de «catch» muy delirante, algo muy parecido a lo que puede ofrecernos el «catch» mexicano, con máscaras y un ring. En el medio de todo eso se producen algunas coreografías como homenaje al Bollywood, una pieza fundamental de la cultura popular de la India y la característica más representativa de las películas de Bollywood son sus escenas musicales, muchas de ellas terminan así. Estos dos personajes, dos hermanos de circo que se presentan como malabaristas estrellas, se dan cuenta en algún momento que por algo que salió mal llegaron a agrandar de esa manera el conflicto. Por un lado está «Salú», que quiere que todo salga bien, y por el otro «Rolando», alguien que no le interesa tanto eso, que no tiene culpa, que no le importa que se le caigan las clavas y quiere divertirse. Un personaje más gracioso pero a la vez sensible.

– Logran articular escenas en sus espectáculos con un bosquejo, un argumento practicado y expuesto ¿qué rol juega la improvisación en ustedes?
– En este caso jugamos a la improvisación en el principio del espectáculo, después está bastante pautado. Siempre sabemos hacia dónde vamos, por ahí en el medio puede surgir un texto un poco improvisado, elegimos sorprender al otro como para que la escena sea fresca, pero generalmente nuestros espectáculos tienen una mirada de afuera, tenemos la idea pero contamos con otro aporte. Tanto en «Circo Style…» como con «Cocinando con Colgando» fueron codirigidos con Jorge Costa. Nos ayudó un poco como a ordenar y a poder tener un guión, y respetarlo. Eso nos permitió también poder jugar dentro de ese guión. En síntesis, improvisamos bastante poco, por lo general vamos a lo que tenemos pautado.

– Recorren el país con su arte, estuvieron en Uruguay y en México, país al que regresan en pocos días ¿cómo es ese ida y vuelta que se produce con la gente?
– Nosotros somos clowns y trabajamos con el público, por lo que siempre es diferente. En este espectáculo, más allá de no hacer pasar a alguien al escenario, la gente siempre genera cosas diferentes y depende mucho del público la reacción del clown, hay funciones increíbles, están aquellas funciones que no lo son y muchas veces depende de uno, y otras del público.

– ¿Perciben un interés diferente en este último tiempo por el llamado «Teatro físico»?
– La gente se está enganchando un montón. Este año estuvimos dos meses en Las Grutas, hice una gira por Santa Fe, el año pasado recorrimos Tierra del Fuego, Catamarca, y puedo decirte que es muy interesante lo que está pasando en varios lugares, donde se van generando espacios nuevos, se concretan festivales y muchas compañías independientes empiezan a llegar a distintos pueblos del interior del país. Cada vez más, y cada vez más profesionales también. Es una movida importante lo que se está generando. Aquí, en General Pico, tienen una clara muestra con los chicos de «La Risotada». Somos muy amigos, nos conocemos desde hace muchos años, nos invitaron a venir y está sucediendo también con muchos muchachos que se formaron en escuelas de Buenos Aires o Rosario, y regresan a sus ciudades para mostrar todo lo que saben y aprendieron.

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Autor

Raúl Bertone