La ópera nutriendo el alma

Fotografía: Pablo Rivero Maldonado

La ópera ofrece posibilidades expresivas propias. Nos interpreta porque tiene la capacidad de expresar una problemática desde un punto de vista absolutamente irreal, y esa irrealidad es la que promueve su profundidad. Hay más tiempo para reflexionar. Hay mucho para procesar. Quien asiste a un concierto lírico tiene que ser «libre y tranquilo», como decía Bertolt Brecht, para de esa manera tener la capacidad de percibir todo lo que tiene para ofrecer un espectáculo de ese tipo.
Todo eso seguramente vivenció el público que asistió a la velada lírica desarrollada anoche en el Cine Teatro Pico, donde las sopranos Gladys Martino, Noemí Deluca y Claudia Zuffa, con el acompañamiento en piano de Christian Usciatti, hicieron una relectura de los clásicos que sirve para contar los problemas propios de este mundo. De ahí que esa relectura enriquece al presente. Compositores diversos como Giménez, Tosti, Denza, Lecuona, Serrano, Sorozábal, Capurro y Alvarez aportaron desde su obra inolvidable para un resultado emocional y sonoro.
El concierto, comprendido en el marco del Ciclo Culural 2016 organizado conjuntamente por Corpico, la Dirección de Cultura local y la Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de La Pampa, permitió poner en escena a tres cantantes líricas de reconocidad capacidad, unidas además por una gran amistad forjada desde muy jóvenes, cuando compartieron momentos como integrantes del Coro del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, que dirigía ese maestro ejemplar llamado Valdo Sciammarella. Estuvieron acompañadas por el talentoso pianista quilmeño Christian Usciatti y la escenografía estuvo a cargo de las artistas plásticas Silvina Muzio, Dora Rossi y Alicia Malerba.
«Una gran emoción nos invadió a los cuatro en un cierre espléndido, con todo el público ovacionando y aplaudiéndonos de pie tras interpretar Torna a Surriento y O sole mio, que no estaban en el programa pero que decidimos incorporar para la despedida. Vivimos algo hermoso, cada una agradeció lo que sintió, a la maravillosa organización y a la calidez de toda la gente, algo que siempre experimentamos cuando venimos a esta ciudad. En mi caso, expresé que ese sentimiento del público me había dado la fortaleza para emprender próximamente mi viaje a España para realizar dos recitales en ese país», contó Martino a Lobo Estepario.
Las sopranos abordaron un repertorio clásico que incluyó veinte obras, en su mayoría pertenecientes al rico teatro lírico español, entre ellas María la O (Lecuona), Sierras de Granada (Giménez), La partida (Fermín Alvarez), Tres horas antes del día (Moreno Torroba), No corté más que una rosa (Sorozábal) o Que te importa que no venga (Serrano), además de otras perlas de la ópera universal como Chitarra romana (Di Lázzaro), Sogno (Tosti) o Fuggimi (Denza).
Experimentar como oyente el canto de una hermosa voz tiene algo de prodigioso. Convoca sensaciones viscerales mucho más profundas que cualquier otro instrumento, si bien ese mismo efecto emocional nos invade también cuando escuchamos el sonido de un bandoneón, de una guitarra o de un piano. Martino, Deluca y Zuffa han mantenido una permanente disciplina, sumada a muchos años de estudio y una buena técnica vocal, y todo eso hace al dominio que ejercen a ese instrumento propio del cuerpo humano.
Es lícito que alguien no disfrute de la ópera. Como quienes no vivencien sensaciones en un recital de rock, o viendo cine francés. Pero lo que sí debe lamentarse es cierto desconocimiento del género o los prejuicios. Mucha gente que nunca se acercó para presenciar una velada de canto lírico no sabe lo que se pierde. Desde este diario digital de cultura sugerimos hacer la prueba. Valdría la pena hacer el intento.

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Autor

Raúl Bertone