«El arte es un camino que nos lleva a mejores lugares»

La imagen, como objeto de arte, siempre es la representación de una porción de mundo que construye sentidos. Es un discurso que circula socialmente y comunica, pone en relación diversidad de miradas que dialogan, se entrelazan, se soportan sobre imaginaciones, sueños, mitos, reverberaciones de lo real. El XXV Salón de Pintura Ciudad de General Pico despliega un variado caleidoscopio de expresiones personales, de diversidad estilística y estética. Fronteras “líquidas” en que confluyen desde la abstracción libre a las distintas vertientes post figurativas y sus intersecciones. Y si bien puede ser el rasgo de una época de transición es también una ratificación de la vitalidad de la pintura como medio de expresión. La creciente presencia de artistas de las distintas provincias del país enriquece aún más este panorama, como expresión de la diversidad cultural del país.
El arte abstracto es un movimiento artístico que surgió alrededor de 1910 y cuyo propósito es prescindir de todos los elementos figurativos, para así concentrar la fuerza expresiva en formas y colores sin ninguna relación con la realidad visual. Este tiene un estilo propio, bajo formas estructurales, cromáticas representa figuras rectas o curvas, pero muy alejada de las formas naturales, es el que prescinde de toda figuración espacio real, objetos,paisajes, figuras, seres animados e incluso formas geométricas si se representan como objetos reales, con iluminación y perspectiva. La abstracción acentúa las formas, alejándolas de la imitación o reproducción fiel o verosímil de lo natural; rechaza cualquier forma de copia de cualquier modelo exterior a la conciencia del artista. Una obra abstracta, propone una nueva realidad distinta a la natural.
Nacido en Bernal, el artista plástico Diego Modzelevsky abrazó no hace mucho tiempo el arte abstracto al cobijo del maestro Marco Otero, en cuyo taller comenzó a pulir sus intenciones a la hora de expresarse. Con su obra Entropía 6, el bonaerense obtuvo el primer premio en el Salón piquense, y su primera vez en nuestra ciudad le generó sensaciones gratas. «Nunca había estado en General Pico, me gustó mucho y realmente ver un edificio como MEDANO me sorprendió gratamente, además el auditorio me pareció extraordinario. No soy un tipo de larga carrera en esto pero me atrevo a decir qu no creo haya muchos de ese nivel en Buenos Aires. Es gratificante saber que se utiliza la cultura en todos sus aspectos para elevar el nivel, estamos muy acostumbrados a estar bombardeados por la TV y por otro montón de basura que lo único que hace es adormecer, por lo que elevar la vara con eventos culturales y tener un sitio de ese calibre es algo que merece ser aplaudido largamente. Con mi maestro Otero estuvimos hablando de hacer algo próximamente en Pico», comentó en el inicio de la charla con Lobo Estepario.

– ¿Considerás importante mostrar el trabajo de uno?
– Estoy empezando de a poco con los salones, estuve en uno de Mercedes, ahora había aparecido la posibilidad de General Pico, y dije que sí. Yo pinto y a uno le interesa mostrar lo que hace, la mirada del otro siempre es interesante. Poder expresarme fue algo que me gustó desde siempre pero nunca lo había hecho con continuidad y de una manera disciplinada como ahora. Desde hace algunos años encontré a Marco a través de una persona que conozco y que acudía a su taller, y me atrapó tanto que empecé a incursionar en el arte abstracto. En los ’90 intenté hacer algo más figurativo pero no pude encontrarle la vuelta y me frustré un poco, hasta que surgió esto que me alteró y me encantó. Así estoy ahora, tratando de crecer día a día. Hoy por hoy me estoy vinculando con artistas con quienes pintamos bajo el mismo taller, es lo que tenemos cerca, y mayormente exhibimos juntos. Hasta hace unos días realicé una muestra en la Fundación Lebensohn, que está donde funcionaba la fábrica Bagley, en Barracas. En ese espacio expuse junto a Martín Stupnik y Tefi Jaimovich. Ahora en General Pico intercambié experiencias con otros artistas, y de una forma empezamos a relacionarnos, a invitarnos. La idea de difunfir es tratar de ayudarnos entre todos a crecer en nuestra sensibilidad, con lo que nos rodea en un mundo cada vez más desigual y complejo. El arte en todas sus expresiones es un camino que nos lleva a mejores lugares.

– El arte abstracto como expresión de la libertad y la sensibilidad
– Es la expresión de lo que uno tiene adentro, de aquello que a veces no podemos decir con palabras o con gestos, entonces lo tiramos sobre la tela. Nosotros tenemos algún esquema como para realizar la obra pero verdaderamente es lo que nos sale de adentro en un momento de explosión, y una vez que uno libera el cuerpo, los brazos, la mente, empieza a tratar de ir encarrilándolo, buscando si hay contrastes, como para cerrarla.

– ¿Qué buscás comunicar al observador, qué tipo de complicidad surge en la invitación?
– Pienso que las obras las termina el observador, y sobre todo en el arte abstracto donde la interpretación queda abierta al sujeto que mira. La obra transmite algo y uno como espectador la termina. A cada uno le puede significar sensaciones distintas. Eso es lo que se busca, que no les signifique lo mismo a todos. En definitiva, uno trata de expresar lo que tiene adentro. En cuanto a la obra que presenté en General Pico, y con la que obtuve el primer premio, pertenece a una serie que llamé Entropía, algo que en la física es un estado de desorden en algún punto, donde las moléculas van absorbiendo y liberando energía en su ámbito. Ese desorden seguramente tendrá que ver con el momento en que la hice, con alguna cosa vivida, algún sentimiento que estaba oculto. A veces es difícil ubicarlas en el tiempo.

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Autor

Raúl Bertone