Exponiendo conflictos humanos

«Ni tampoco creía yo -decía Antígona- que tuvieran tal fuerza tus pregones como para poder transgredir, siendo mortal, las leyes no escritas y firmes de los dioses. Pues su vigencia no viene de ayer ni de hoy, sino de siempre y nadie sabe desde cuándo aparecieron». Lo más feo de la condición humana está tan omnipresente que en mucha gente se advierte una incapacidad, ¿o actitud displicente?, por controlar el monstruo que llevamos dentro. Prevalece un primitivismo salvaje en muchas ocasiones, lo que se trata de justificar apelando al argumento de que la lucha por la sobrevivencia lo justifica todo. Esto choca con el otro lado de la conciencia a cada minuto. En el discurrir de la vida se nos muestra con mucha frecuencia esa parte incivilizada, aquella de la que mucha gente trata de alejarse, pero que se vuelca al exterior con la fuerza de un tornado.
Cuando Kierkegaard quedó solo consigo mismo y con Dios, consumada la ruptura, se lanzó a cumplir su misión. La misión del pensador subjetivo radicaba en volver a enseñar qué es ser hombre, qué es existir humanamente. Para Kierkegaard la razón y la objetividad desplazaron al actor principal, al hombre mismo. La persona se afirma por y en la libertad, en ser lo que es, en ser uno mismo, en el hecho de elegirse, y por otra parte en querer devenir lo que no es. El concepto de angustia, puesto en relación con el pecado original, es propio de la condición humana. Todo hombre vive angustiado, simplemente porque es hombre. La angustia revela al hombre a sí mismo, señala conjuntamente su miseria y su grandeza. En el Tratado de la deseperación el pensador danés escribió: «El común de la gente comete un gran error viendo la excepción en la desesperación, pues, por el contrario, es la regla».
Ese lado oscuro de la personalidad tan misterioso, insondable, maléfico y reprochable aparece en forma de metáforas visuales en gran parte de la obra del artista plástico pampeano Fabio Llanos. Esa ambición desbordada, la envidia y el rencor, por solo referirnos a tres inclinaciones humanas impuras, amenazas cotidianas con las que luchamos minuto a minuto. Para Nietzsche, con la muerte de Dios se revela el riesgo y el carácter de juego de la existencia humana. Es superhombre el que tiene la fuerza y la ligereza para penetrar hasta el juego del mundo. Todas esas miserias, todos esos demonios, están expuestas en muchos de sus trabajos.
«Lo mío arrancó cuando era adolescente, como una forma de manifestarme, fueron mis primeros impulsos, y el hecho de certificarlo con el dibujo, que era lo que tenía más a mi alcance, me llevó a transitar la vida de una forma lo más cómoda posible. Encontraba un papel y un pedazo de carbonilla o un lápiz, y lo plasmaba dibujando, que era donde tenía mayor afinidad. Después llegaría el tiempo de experimentar con la escultura y la pintura, de acuerdo también a cómo se iban presentando los materiales, y de qué forma uno se iba apropiando de ellos. Al poco tiempo de empezar a dibujar, creo que empecé a preguntarme para qué dibujaba y qué quería hacer con eso. Y bueno, era buscar que tuviese una cuestión conceptual para transmitir algo. Entonces pienso que de esa manera surgió todo», contó el artista, abriendo la charla con Lobo Estepario.
Llanos nació en Puelén hace 33 años y reside en General Pico, donde cursó estudios en el Instituto de Bellas Artes. Participó en diversas muestras colectivas en la provincia de La Pampa, obteniendo el premio al mejor artista local en el Salón de Pequeño Formato y el Salón de Pintura de la Ciudad de General Pico en 2011 y 2012, respectivamente, como también otras distinciones. «Me vine en 2003 con la intención de estudiar en Bellas Artes, había finalizado el secundario en General Acha y la única alternativa que apareció era ver si podía estudiar algo con lo que me sintiera cómodo, y me gustara. Mas allá de que no haya terminado la carrera considero que fue una buena decisión venirme a esta ciudad, aquí encontré un montón de herramientas y gente que me ayudó a crecer y a relacionarme más con el arte, además de poder mostrar lo que hacía, de ser valorado. General Pico me permitió todo eso», destacó.
Trabajos suyos en escultura han sido utilizados para premiar en diferentes eventos, como el Salón de Artes Visuales o el Festival Nacional de Cine en General Pico, y esa expresión constituye hoy la más movilizante en sus días. «Venimos proyectando, boceteando, pensando el año, vengo de un 2016 bastante positivo, del que no puedo quejarme, con varios trabajos que pudieron terminarse. En realidad los últimos años fueron importantes. Puedo decir que actualmente donde me siento más cómodo es haciendo escultura, estoy trabajando contínuamente y pienso que también pasa por las motivaciones del momento, depende lo que uno tenga que plasmar. Siempre trato de alternar».
La luz y la oscuridad viven en una batalla constante por la supremacía. Así ha sido siempre, desde los tiempos más remotos en los inicios de la civilización. En la coronación del éxito se utilizan muchos métodos, arteros unos, éticos otros; en buena parte de las situaciones que vivimos a diario, los primeros tienen que ver con un exacerbado sentido del ego; los segundos, están cimentados en principios y valores que aprendimos en el hogar, fortalecidos en nuestra educación formal. Llanos siente pertenecer a la «nueva figuración», aunque aclara que «no es un estilo que uno trata de buscar, en un principio no tuve esa intención pero siento que por ahí mis trabajos encajan en ese tipo de movimiento, refleja mi forma de trabajar. Un tema recurrente en mi obra es la condición humana, es algo que siempre vuelve, es de alguna forma un hilo conductor. Cuestiones que a uno lo confunden, y bueno, el arte sirve para encarar por ahí. Es el mejor camino. Considero que los conflictos se suceden de forma contínua, el ser humano está atrapado. Es algo cíclico», concluyó Llanos, quien mencionó a Carlos Correa, Adriana Garbarino, Bibiana Tittarelli, Iris Rebecchi y Noemí Balduzzi como forjadores de sus primeros pasos en las artes plásticas.
Hay un cuento de John Cheever titulado El nadador y en ese cuento, un hombre desesperado se propone nadar a lo largo de todas las piscinas de sus vecinos hasta crear un nuevo río que lo lleve de vuelta a su casa y, sin saberlo, a la verdad incontestable de su desesperación. Llanos se propone continuar nadando para reflejar su percepción del mundo a través del arte.

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Autor

Raúl Bertone