Tolstói escribió que «la música es la taquigrafía de la emoción». Y ese estado se conjugó en ocasión del Segundo Encuentro Nacional de Mujeres Trovadoras “MujerTrova 2014”, una iniciativa inédita en nuestro país, que tuvo su desarrollo días atrás en tres escenarios del conurbano bonaerense como el Centro Cultural Haroldo Conti, el Teatro Municipal de Caseros y el Teatro Municipal Leopoldo Marechal de Moreno. Un colectivo que reúne poesía, voz y compromiso de mujeres compositoras e intérpretes, quienes dan a conocer su labor artística, mostrando nuestras raíces en un espacio que fue declarado de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación, y de interés provincial por la Secretaría de Derechos Humanos de Buenos Aires.
El evento, que enaltece la canción, contó con la participación, entre otras trovadoras, de Sylvia Zabzuk como representante de nuestra provincia, reafirmando sus ideales, sus sueños y su compromiso social. Y por sus palabras transformadas en música, volando su mirada de mujer, estudiante, trabajadora y cantora. «Vivimos tiempos históricos, de cambios de paradigma. Pareciera que el hombre está reconociendo, de a poquito su ser esencial, y volviendo a la naturaleza, a juntarse, a darse cuenta que el individualismo ya no es una opción saludable. Que formamos parte de un Todo y que de cada uno de nosotros depende la salud humana y del planeta entero. Hay una América del Sur que está, en este contexto, volviendo a ser ella misma, con su fuerza originaria, gracias a los líderes que aparecieron en diversos países estos últimos años. Las mujeres cantautoras no somos una excepción», expresó Zabzuk, en diálogo con Lobo Estepario.
Paula Ferré, quien junto a Alejandra Rabinovich inició este colectivo desde Buenos Aires, se refirió así: “la trovadora, esa cantora que con su voz recorre el camino de su vida comprometiéndose con su entorno, esa militante cultural cuyo compromiso es cantar para hacer saber lo que sucede, vuelca el propio sentir en una canción que guarda un estilo poético y estético, la cual se funde generalmente a una guitarra, siempre arraigada a un momento y a un lugar, a una lucha a un pueblo.” Rabinovich, en tanto, agregó que «trovadoras somos nosotras, porque adherimos a ese viejo prototipo del trovador que antes de que existiera la prensa escrita andaba por los pueblos llevando y contando historias. Nosotras nos identificamos con eso porque, de alguna manera, podemos contar las verdaderas historias».
El primer Encuentro se realizó el año pasado y contó con la participación de diez trovadoras. Este colectivo, apadrinado por Vicente Feliú, trovador cubano, y por la actual Ministra de Cultura de la Nación, Teresa Parodi, convocó en 2014 a diecinueve mujeres de todo el país, y recibió la visita de dos cantoras latinoamericanas: Cecilia Concha Laborde (Chile) y Amaranta Pérez (Venezuela). Junto a Zabzuk estuvieron, además, Mijal Guinguis (Buenos Aires), Pimaikén Mlikota (Rosario), Natalia Schvartz (Buenos Aires), Naara Andariega (Chile en Argentina), Eleonora Eubel (Buenos Aires), Dafne Usorach (Rosario), Ana Vitale (Córdoba), Daniela Tomé (Mar del Plata), Carolina Wajnerman (Buenos Aires), Carla Giannini (Chile en Argentina), Silvina de Faveri (Tucumán), Naya Ledesma (México en Argentina), Myriam Belfer (Buenos Aires), Daniela Trovati (Mendoza), Alejandra Rabinovich (Buenos Aires) y Paula Ferré (Buenos Aires).
«Una de las características sobresalientes del encuentro fue la celebración de la diversidad. Cada cantora brilló con luz propia y fue parte, con su verdad original, de ese grupo de mujeres de fuego que trabajan en sus lugares con su canción, dando voz a los que no la tienen. Este año el colectivo contó con el apoyo de Estela de Carlotto, Víctor Heredia, León Gieco, el Embajador de Cuba en Argentina y fue declarado de interés Institucional por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación», agregó Zabzuk.
De esa manera, volcando el propio sentir en una canción que guarda un estilo poético y estético, todas ellas compartieron sueños y anhelos sobre un escenario. Con la trova como bandera, la guitarra bien arraigada y la canción comprometida.

