«Sigue siendo un momento de plenitud y lucidez, de búsqueda constante»

La influencia emocional, la expresión, manifestar un sentimiento o estado, no solamente una percepción visual, ¿no es acaso la esencia de la pintura? A su vez la expresión es inseparable del ímpetu de ejercer una influencia inmediata por el camino más corto, es decir, con la menor cantidad de recursos. O como dice Andre Gide precisando “Si es necesario, es suficiente. En una obra artística lo que no sirve para algo la arruina”.
No hay necesidad de palabras. La obra del artista – abordando el contenido total de la palabra- no necesita intermediario alguno: habla por sí misma y el único lenguaje válido es éste. Las palabras pueden ser un malentendido o generar confusión. Una pintura habla en silencio con nosotros. El pincel, de las palabras; los colores, de la historia. Pinturas que tocan nuestros pensamientos, sentimientos y recuerdos, llevándonos hacia atrás o hacia adelante en el tiempo. El arte genera eso, hay que tomarse el tiempo y ver cómo la magia cuelga de las paredes. Esa magia que invita a entenderlo. Un mundo de fantasía y misterio.
“No hago, dice Matisse, una separación entre la percepción que obtengo de la vida de la manera como la transmito… Y la expresividad, para mí, está en el emplazamiento integral de mi cuadro. La composición es el arte de ordenar de manera decorativa los diferente elementos, a disposición del pintor para expresar sus sentimientos”.
Uno puede inventar historias sobre lo que ve y lo más probable es lo que uno se imagina es exactamente lo que el artista quería que nos imaginemos. Pinturas al óleo han soportado cientos de años de guerras, desastres naturales, y la agitación política y el cambio, y aún así nos quedamos asombrados por la belleza en el marco. Cuanto más miramos, más aprendemos. De hecho las pinturas son ventanas hacia el pasado o en algunos casos, el futuro.
Cada muestra de un artista plástico, como cada libro nuevo o cada obra de teatro puesta en escena por primera vez, es una “invitation au voyage”, una invitación para viajar. Uno no sabe a donde lo llevarán, pero parte sin temor. Ya que este maravilloso reino, que representa el mundo del arte, naturalmente se trata de arte auténtico, más veraz que la realidad misma, es la única patria del alma agitada del ser humano donde regresa fugazmente para purificarse y encontrar su lucidez inicial.
Aprender a apreciar la imagen es aprender acerca de la persona que la pintó. La esencia de la imaginación. La fotografía es sólo una copia del mundo real, la pintura es el mundo real. Contemplar una obra, estar a solas con el artista. Colores que nos dan una especie de comprensión. Nos imaginamos lo que el artista nos está diciendo, o tal vez a sí mismo diciendo. Y a medida que continuamos nuestra vigilia tranquila, el panorama comienza a ‘hablar‘ para nosotros, contar su historia.
La artista plástica Dora Rossi vuelve a abrir su pequeño mundo en este inicio de 2015. Un mundo individual como siempre ocurre con el arte y al mismo tiempo, tan evidentemente general. Un mundo radiante y armónico, donde las cosas terrenales han sido transportadas a otra escala, más calma, y sin embargo, sin que perdieran su textura. El “clima” de este mundo es de una nobleza contenida, una cultura nata y adquirida. Se trata del Proyecto Cultural «Memoria de ausencias y presencias», que reúne más de cien obras entre pinturas, dibujos, grabados (matrices y estampas), miniprints, pequeñas acuarelas, arte textil y muñecos de papel. La muestra se inaugurará esta noche, a las 20:30 horas, en el Espacio MEDANO de nuestra ciudad. En principio, estará abierta al público hasta el 10 de febrero.
«Este Proyecto lo tenía en mente desde hacía bastante tiempo. De pronto me dí cuenta que muchas de las producciones de los últimos cuatro años las había mostrado en diferentes ciudades pero no lo había hecho acá, de ahí que la muestra no sea una retrospectiva sino que contiene un poco de todo. Hay óleos, dibujos con una serie titulada «Mujer-Pájaro» (tinta más pastel), gasas con acuarela, platos pintados, matrices de grabados, y técnicas mixtas, con una propuesta en el hall que está disparada desde la literatura llamada «Andanzas de Pampiviento en la Patagonia». Y cuando digo de todo un poco es también por las medidas, obras que son de doce por doce centímetros hasta de un metro veinte por un metro. Es la segunda vez que me presento en MEDANO, la primera vez, en el verano de 2011, recién el Espacio estaba levantando vuelo y me invitaron para abrir la temporada. En este caso es diferente, es un proyecto mío que tiene varias intenciones, eso de mostrar, más allá de los habituales óleos que me podrían caracterizar, todo lo otro que vengo haciendo», contó Rossi.

Rossi junto a "Sinfonía con silencios", premiado por la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos.

Rossi junto a «Sinfonía con silencios», obra premiada por la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos.

– Desde lo emocional debe significar algo fuerte, volver a exponer aquí en el comienzo de una temporada para reafirmar un sentido de pertenencia…
– Estoy feliz que suceda, me parece muy bueno. Quise que fuera acá como una forma de celebrar mi cumpleaños también. En años anteriores sucedía en otros lugares, como San Martín de los Andes o Buenos Aires Aparte de mostrar diferentes tamaños, soportes y recursos, lo que busco es que el público se desestructure, que descubra, por ejemplo, dónde están los miniprints. A veces hay un acostumbramiento, entonces sería importante romper con toda esa estructura de la gente que tiene hasta una gestualidad y una mirada direccionada. Lo que sucederá a partir del fin de semana es buscar sorprender, a ver si la gente mira. Lo que lamento es que la muestra esté abierta de lunes a viernes únicamente, pero abogaré para que el público pueda observarla los fines de semana. Yo creo que hay un respeto que merecemos los que tenemos las intenciones de exponer, de mostrar.

– Tuviste un 2014 intenso, con tus miniprints exponiéndose en Viena (Austria), girando con tus obras por todo el país y recibiendo premios que son verdaderos mimos al alma
– Yo no paro nunca. Tengo proyectos para los meses venideros, está todo programado. El año anterior resultó muy bueno, recibí cuatro premios y varios de los cuadros que estaré exponiendo por primera vez en mi ciudad, fueron premiados. Uno de ellos, «Sinfonía con silencios», tuvo dos distinciones en Buenos Aires, la última de ellas otorgada en diciembre por la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, en el trancurso de un acto que se llevó a cabo en la Sala de los Pasos Perdidos de la Facultad de Derecho. Otra de las obras, que fue un «premio adquisición» que recibí en mayo en Santa Rosa por mejor obra de autor pampeano, es un grabado, y entonces lo que hice fue sacar otra estampa del original que ya es patrimonio del Museo Provincial de Artes. De los cuatro premios que recibí dos fueron en grabado y los otros dos en pintura.

– Las horas que transcurren en el taller son muchas ¿definí este momento personal como artista?
– Sigue siendo un momento de plenitud y de lucidez, de una búsqueda constante. Yo manejo durante todo el año las dos técnicas, soy pintora y grabadora. Tengo una libertad muy grande. No me adhiero a formas preconcebidas, es esa magia que me brinda estar horas y horas, el placer. Es pasión, no cabe ninguna duda que para que esto emerja, tiene que haber una pasión, ese concilio o ese diálogo que tengo con la obra a medida que la voy concibiendo. Y reconozco que la concentración es una fortaleza mía, eso sí lo reconozco. Soy muy fiel al silencio, y él lo es conmigo. Ahora tengo convocatorias para participar en próximos salones, la pintura y el grabado son dos cosas distintas que pueden mostrar una imagen diferente mía, pero las dos me encantan. Mantengo mucha paciencia y mucha tolerancia, sobre todo para el grabado, que es algo muy complejo. Hay que transpirar. Aprendí las técnicas de buenos profesores y creo manejarlas.

– ¿Pudiste resolver algunos conflictos que surgen como competencia, por ejemplo, a la hora de titular una obra?
– No he podido. Ese es uno de mis grandes conflictos. Tengo un desprendimiento muy grande, personalmente irían sin título, lo tengo para con las obras, y lo tengo para con los títulos de las muestras. En esta ocasión, alguien me dijo «¡qué lindo título…!». Lo de «Memoria de ausencias y presencias» tal vez remite a los afectos que pueden no estar cerca nuestro después de anticiparse en la partida, tal vez pueda estar direccionado a algunas fechas que uno quiera recordar o no pueda, o tal vez es la conexión con alguna pared derribada, de lo que evoco cuando asomaba mis ojos y descubría las grandes vidrieras de Casa Molinari, que estaba a la vuelta de la casa de mi abuelo. Esos fondos que eran lienzos blancos que pintaba Daniel Arias y parecía, para mi niñez, una pintura de Manet. Y era chica también cuando iba al Bar Fernández a sentarme con una amiga a tomar un helado y escuchaba el piano.

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«Silencios inesperados», óleo (2012).

Matrices de grabados.

«En en campo de batalla», acuarela y tinta, 2013.

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Máscara, matriz de collagraph, 2014.

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«Paisajes inesperados», xilografía, 2014.

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Autor

Raúl Bertone