El teatro habla directamente al espíritu. Y los títeres penetran incisivos en el corazón. El platense José Ignacio Duhart ha logrado agrupar antologías de esos momentos en los que pequeñas criaturas son manipuladas para reflejar instantáneas de la vida. Actor y titiritero, viene desandando desde hace varios años el lenguaje escénico con propuestas variadas, narrando historias. Este domingo 29, a través de su compañía Lalalente Teatro, será el turno de Philip en la valija de Xul, una obra dirigida a toda la familia que expondrá desde las 18:00 en el Auditorio de MEDANO, y en la que Duhart realiza un recorrido por diferentes técnicas (teatro negro, de actores, de sombras y de objetos), buscando despertar una mirada diferente sobre las pinturas de ese gran artista argentino llamado Xul Solar.
Philip es un caminante nocturno, soñador despierto y atento observador de la luna. Por las noches, cuando todos los niños duermen, se dedica a caminar y a soñar despierto…los sueños despiertos son ideas que iluminan el camino hacia: un cuento en la palma de la mano, una canción en el fondo del mar, o a encontrar la valija de Xul. En uno de sus sueños despiertos Philip, tras un grito de auxilio, se encuentra en la valija de Xul donde lo espera un recorrido por algunas de sus obras más conocidas en busca del carismático pintor que pide ¡¡¡socorro!!! Para encontrarlo, Philip tendrá que lidiar con los particulares personajes que viven en sus pinturas.
Duhart estudió en la Escuela de teatro de La Plata y en su recorrida habitual por diferentes lugares del centro del país, brinda no solo sus espectáculos, sino que también dedica su tiempo a los talleres. Ha trabajado en el teatro Colón como diseñador de títeres y entrenador de los actores en obras como Il maestro di cappella o El retablo de Maese Pedro, integró como actor la compañía Remov Demier, y como actor y músico la compañía Pinta y punto. Otras de sus creaciones como dramaturgo son La boda de Muchacho y Giuseppe.
«Esta es mi forma de vida, vivo de esto y soy esto. Lo único que se ha modificado es que antes decía que era actor, titiritero, hijo, hermano, etc…, y ahora que tengo una hija, lo que está adelante de todo es que soy padre, y después actor y titiritero. Es algo que me llena de vida, no me veo haciendo otra cosa, si bien en el camino del arte tuve que encarar otras actividades para poder vivir. Pero bueno, por suerte en este momento me dedico exclusivamente a actuar. Y con esta ciudad tengo un vínculo muy fuerte, mi pareja es de acá, está toda su familia, y además es un sitio que me ha recibido muy bien. Durante un buen tiempo hice aquí Giuseppe, un personaje que le enseña a los chicos a hacer títeres con diarios y cinta de papel. Y este año estrené en La Plata Philip en la valija de Xul, con la idea de traer algo nuevo también. Y así fue. Pero con la diferencia de que iba a venir para cumplir con las funciones y la vida decidió que me quedara a vivir acá, y la verdad que estoy muy feliz con eso», contó Duhart, abriendo la charla con Lobo Estepario.
– ¿De qué forma te sumergís con Philip en la obra de Xul Solar para indagarla y recorrerla?
– Philip es un soñador, pero un soñador despierto, esa es su particularidad, y en uno de esos sueños se encuentra en la valija de Xul. Todo nació a partir de una idea que tuve sobre los sueños y lo bueno fue que muchas personas me ayudaron a realizar esta obra, eso la enriqueció un montón. Empecé a escribirla solo, después apareció mi suegra, que fue maestra jardinera y tuvo mucha experiencia con los chicos, y fue ella quien me tiró la idea de que este personaje estuviera adentro de la valija de Xul Solar. Me ayudó con las imágenes y el trabajo me llevó más de un año realizarlo hasta lograr la estética que quería. También fue muy importante en todo lo que tiene que ver con los movimientos el aporte de Rodolfo Pesa, un profesor que tuve en la Escuela de teatro y de quien me hice amigo. Por lo general, en el teatro de objetos el sonido termina de definir las formas, y en este caso lo que buscamos fue que con lo corporal terminara de definir lo que quería contar el objeto, de ahí que el personaje que hago se desdobla. Llevo un tiempo de búsqueda y finalmente quedó un producto que me gusta mucho.
– En todas las facetas escénicas que te ganaron ¿cómo manejás la sensibilidad y la imaginación con los títeres?
– El arte me gustó desde chico, estudié música en el Conservatorio y cuando terminé el secundario, arranqué con Zoología, y trabajaba en una bicicletería, algo muy opuesto. En un momento me di cuenta que no quería hacer eso, y en ocasión de visitar una feria con un amigo encuentro a una persona tallando títeres. Fue algo que me despertó rápidamente la curiosidad, sin saber nada empecé a hacerlo y me metí de a poco en ese mundo, fue apasionante. Me pasaba horas y horas tallando, me ganaba la madrugada del otro día, y por suerte es algo que me sigue pasando. Cuando estoy trabajando en un objeto siento que me voy de mí, una sensación muy loca que nunca me había pasado con nada antes. En el momento que arranqué a estudiar teatro, lo hice con la idea de volcar todo al arte de los títeres y de los objetos, por lo que mi formación es más que nada actoral, pero todo lo vuelco ahí. Las manos están siempre presentes, es la parte de mi cuerpo que está más viva, mas allá de que hay técnicas donde puedo utilizar todo mi cuerpo.