Escenas pictóricas que nos hablan desde la imagen y el espacio dejando a nuestros cuerpos habitar los suyos, de color. Eso ofrece la pintura de Roger Mantegani. Su obra se despliega en el espacio brindando a la mirada un abanico de posibilidades expresivas, todas ellas logradas en la plástica comunión con el color. El dibujo aparece para impactar con sus formas pero la pintura insiste desde la profundidad de la tela para atraparnos.
Muchas de sus pinturas escenifican situaciones en movimiento y dinámicas, ello se debe a que el artista cordobés nacido en 1957 rompe definitivamente con las condiciones dadas de la pintura: el espacio clásico. En sus obras, en sus teatros dramáticos y voraces, los cuerpos habitan dimensiones superpuestas. La pintura promete esos rumbos nuevos. El color fue derramado, rítmicamente, por momento orquestando sinfonías líquidas, lo que permite la presencia necesaria de transparencias, fantasmas y sus inefables sombras.
En otras ocasiones, las manchas y los contornos se vuelven graves e intensos definiendo las fuerzas directrices de la obra. Sin embargo, la armonía es evidente en su muestra Líneas -Museo Caraffa, hasta el 9 de marzo-, todo fue expresado en su justa medida, según la voluntad de la pintura, según un orden creador.
Cuerpos habitando dimensiones superpuestas
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