Los mundos de Ernesto Soneira

Nunca pierdo ocasión de recorrer esos metros que permiten encontrarme con esa obra maestra del hombre que es el Palacio Ferreyra. Planos inspirados en el modelo del École des Beaux-Arts de París, la casona evidencia el innegable esplendor decimonónico francés trasladado a nuestro país y expresado tanto en su desarrollo técnico como en el uso de las artes decorativas. Me dejo atrapar por el espléndido parque que rodea el edificio, diseñado por el maestro paisajista Carlos Thays, y uno así puede trasladarse a vivenciar que es el mejor lugar para vivir: el mundo de los sueños.
Desde el pasado mes de octubre, las salas del subsuelo alojan la muestra antológica El esplendor del color y el goce de la vida, del artista cordobés Ernesto Timoteo Soneira (1908-1970). Estudió en la Academia Provincial de Bellas Artes Figueroa Alcorta con el experimentado maestro Carlos Camilioni y con los noveles, pero no menos prominentes, Antonio Pedone y Francisco Vidal. Mediante una beca del Gobierno de Córdoba, realizó un perfeccionamiento en Europa en donde estudió con el mismo tutor de Berni, Othon Friesz.
A lo largo de su obra, Soneira transitó por una galería de paisajes, desnudos -a menudo insertos en escenas pastorales y festivas-, abordó el arte no figurativo y geométrico en donde utilizaba figuras –cuadrados y rectángulos, triángulos y círculos- organizados, frecuentemente, en una composición predominantemente ortogonal y proporcional.
La exposición recoge obras, de una calidad excepcional, representativas de las diversas etapas de creación de Soneira. La misma, diseñada y curada por Guillermo Fantoni, se presenta en tres núcleos conductores. Uno de ellos es La alegría de vivir, que contempla paisajes, desnudos y escenas pastorales (incluye óleos sobre estos temas y un nutrido conjunto de dibujos a lápiz y tinta que constituyen apuntes del desnudo femenino y estudios preparatorios de escenas con figuras).
Otro se denomina Espacios para el placer, con interiores y jardines, figuras y naturalezas muertas (abarca los óleos sobre estos asuntos más una breve y sugestiva serie de acuarelas en la que predomina el tema de la naturaleza muerta); finalmente, Vocabularios universales y objetos cotidianos reúne abstracciones y mobiliarios (está compuesta de óleos abstractos conclusos y bocetos en témpera que muestran los estudios preparatorios de los mismos. También, tres mesas, una lámpara y dos piezas textiles que revelan la expansión de esa pintura concreta hacia la vida cotidiana a través del diseño de objetos).
Soneira, en uno de sus aspectos más interesantes como artista, invoca la convivencia y el deslizamiento continuo, hacia un lado y otro, de los dominios de la reflexión y la sensibilidad, desde sus primeras pinturas en París, hasta su última obra, en 1960.

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Autor

Raúl Bertone