Meticulosa afición mimética

Interesado en desjerarquizar los relatos hegemónicos de la historia local, puesta en relación al mundo, el artista plástico chubutense Fernando Allievi hace convivir en su muestra Cosmos -hasta el 9 de marzo en el Museo Caraffa-, dibujos de fragmentos periodísticos, publicidades, imágenes de la red, tan variadas en técnica de reproducción como en discurso. Y pone de manifiesto, la posición diferencial y móvil que estas imágenes han asumido en su historia vital.
Década del ´60. Se lanza en Córdoba el primer cohete espacial argentino: el APEX A1-02 Alfa Centauro, que alcanza los 2000 metros de altura. Años más tarde, el cohete Canopus II pone al primer astronauta argentino, un mono llamado Juan, a 82 km de la Tierra, y a la Argentina como al cuarto país en poner vida en el espacio. En 1969, cuatro Torinos coupé modelos 380 W, salidos de la IKA de Santa Isabel, piloteados por un equipo dirigido por Juan Manuel Fangio, protagonizan la hazaña de Nurburgring. Ese año se implanta con éxito el primer corazón artificial, producto de las investigaciones del doctor Domingo Liotta en la ciudad de Córdoba.
Pero es el Cordobazo -acaso un punto de inflexión en la historia política argentina reciente- la clave de un devenir histórico decisivo de nuestro presente, lo que Allievi elige como eje para volver su mirada a ese pasado, no tan lejano, pero determinante para esa provincia y el país. En este trabajo en progreso, el artista toma los sucesos de aquel 29 de mayo de 1969, como epicentro de un cosmos abarcador: a su ciudad como centro desde donde se miran los sucesos.
El punto de atención de Allievi es la traducción mediática de estos hechos, cristalizados en las imágenes de la noticia gráfica. En sus obras, los textos solo incluidos a manera de escuetos epígrafes, son pies orientativos de las imágenes de la noticia. Allievi entiende que éstas, desprendidas del texto editorial, son un enclave ideológico en sí mismo. Si el medio es el mensaje, como lo habría enunciado Marshall MacLuhan en esos mismos ’60, definiendo la aldea global con clarividente lucidez, esta obra transpone esa sentencia en grafito y papel, dejándola flotar en las resonancias que sólo el (buen) arte permite emitir.

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Autor

Raúl Bertone