Propuesta genuina renovando sensaciones

Fueron varias situaciones vividas en estos meses. Movilizando las fibras íntimas de este grupo de jóvenes que sube a un escenario y entrega todo lo que tiene para dar. En ese ida y vuelta se produce una simbiosis particular con el público. Tinku se reencontró el sábado por la noche con su público, esos fieles que, como en una procesión, marcharon numerosamente hacia barrio Talleres. Allí estaba la causa. La celebración de los dos años era motivo más que suficiente para reinstalar la euforia festivalera.
No faltaron sus canciones de siempre, y tampoco aquellas versionadas con otra impronta en el papel. El escenario instalado en el amplio salón de Ferro vomitó música, colores, ruidos, calor humano. Las sensaciones ganando la escena otra vez, provocadas por esa propuesta genuina, desde el corazón, con todo el sentido que eso confiere.
Así, Ramiro Pereyra (guitarra y primera voz), Adrián Venturucci (vientos y charango), Leonardo Iglesias (bajo), Emiliano Saavedra (batería), Gerardo Caballero (violín y guitarra eléctrica), y Marcos Pinedo (percusión, guitarra y charango), los seis integrantes de Tinku hoy, gestaron la cercanía con la gente. Un sello distintivo. Transportando el mensaje musical de forma clara y contundente.

Una voz con fundamento

Tinku estuvo muy bien acompañado. El programa contempló la actuación del grupo santarroseño Generación, el show de telas a cargo de Lilen Mira, y el desempeño de los ballets Virgen de la Candelaria, Alma de la Tierra y Taiñ Quinan. Claro que el menú ofrecía un par de platos fuertes más. Luego de llevar su mensaje de “Kolla en la ciudad” y “Madre Tierra”, este último material grabado junto a la riojana la Bruja Salguero, por los escenarios más importantes del país, Bruno Arias dijo presente otra vez aquí, como sucedió un año atrás.
El artista jujeño ofrendó su esencia de cerros y carnavales, esa que lo hermana con su pueblo y lo distingue como artista portador de un estilo y sonido propio. Es un escolta fundamental de la nueva trova de la música popular folklórica, y lo demuestra con creces. Una actuación contundente, con canciones poderosas, a las que ni cuerpo ni alma de las más de dos mil personas que asistieron a la peña quedaron indiferentes.
El nacido en El Carmen le canta a la tierra, a sus orígenes, al amor del pan sobre la mesa, a las denuncias sociales y las fiestas populares. “Caminantes”, “Jujeñito”, “Malku”, “Nuestro mensaje”, “Quebrada de sol y de luna”, “Roncos suspiros del viento”, “Los airampos”, “Rompiendo mi voz” y “Chuschando sueños” son obras que muestran a un cantor orgulloso de la raza con profunda identidad que representa en cada escenario.
El mensaje de Arias es simple, directo: hacer que se oiga la voz de nuestros pueblos originarios. Así despierta la emoción en el público. Cantando, bailando y gritando al compás de huaynos, sayas y bailecitos. Disco a disco se abre a nuevas influencias y, al mismo tiempo, sigue alumbrando a los postergados del norte argentino y a los pueblos originarios.

Bruno Arias compartiendo escenario con Che Joven y Tinku.

Bruno Arias compartió escenario con Che Joven. (Foto Darío Arce).

Creando los sonidos de su raza

Che Joven nació en 1997 al impulso de los hermanos Pablo y Marino Oroza Coliqueo. Surgió con la inquietud de recopilar y crear los sonidos de su raza, y desde entonces comenzaron con distintos trabajos de investigación dentro de su cultura para lograr de ese modo una expresión artística genuina que involucra los saberes de su pueblo: la “Nación Mapuche”.
Autores de casi todo el repertorio que interpretan, y con sus discos producidos de manera independiente, estos artistas que llevan más de quince años ligando experimentación musical y poética contestataria, se subieron al escenario ferrocarrilero con la inquietud propia de quienes hacen de su expresión artística una forma de comunicación de los pueblos originarios en diversas culturas del mundo. Una propuesta que no descarta los estilos latinoamericanos ni el uso de instrumentos como la guitarra eléctrica o el bajo, que en sus manos se conjugan con la trutruca, el ñorkin, el cajón peruano, las quenas o el djembe.

Los integrantes de Tinku y de uno de los grupos de baile saludando al público.

Los integrantes de Tinku y de uno de los grupos de baile saludando al público.

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Autor

Raúl Bertone