Una calle, una casa. Una poesía de Dardo Cuellar
Una calle, una casa,
tantos años vivió
hasta casi los 90 soles de invierno.
Su portón de rejas bajito te invita a entrar.
¿Quién cuida sus plantas?
Y en la radio escucho que en las escuelas
quieren prohibir los celulares
porque no se hablan ni juegan chicos de 8 años.
La vida sigue, la tecnología crea costumbres nuevas,
hombres distintos en su forma de ser,
en su forma de actuar
y sus gustos.
¿Se morirán las plantas?
¿Desaparecerán los ríos?
Cambiarán su curso,
pero siguen anunciando un nuevo amanecer.
Aunque el temor y la incertidumbre
a no saber,
a no ver igual,
a no oír
a no moverte igual.
¡A no ser el mismo!
¿Qué vendrá?
Como intentó decir el viejo poeta.
¿Qué nos devolverá la esperanza?
Aunque sea aferrándose al último brazo que se te acerca.
Aunque se caiga contigo.
Y la mirada.
¡Grite!
¡Me succiona un abismo!
Aunque sea la última vez que balbucee un verso.
La última carcajada sin sentido.
No existe fuerza sobre la tierra.
¡Quién!
¿O qué podrá resistir?
¡A quien tenga, las ganas desesperadas de vivir!
Fotografía: Federico Lederhof