Como dice François Soulages. «Toda foto es esa imagen rebelde y resplandeciente que permite interrogar a la vez el otro lado y el aquí y ahora, el pasado y el presente, el ser y el devenir, la fijeza y el flujo, lo continuo y lo discontinuo, el objeto y el sujeto, la forma y la materia, el signo y…la imagen.» El segundo piso de ese imponente y bello edificio que es el Museo Palacio Dionisi viene albergando la colección vintage de Saamer Makarius. El material, revalorizado con el paso del tiempo, consiste en 50 fotografías realizadas en la década del 20 por el fotógrafo Alfred Cohn, quien, víctima del nazismo y despojado de sus pertenencias, comenzó un largo viaje que concluyó en Argentina.
De su vida en tierras europeas sólo sobrevive un material resguardado en un baúl, junto a su traje de esquí y cámaras fotográficas que milagrosamente llegaron a la Argentina. “Hemos logrado hasta el momento reconstruir en forma fragmentaria e inconclusa la historia de este notable artista, un fotógrafo desconocido, viajero romántico de su época y un gran amante de la naturaleza a la cual desafió escalando los Alpes, naturaleza a la cual, fundamentalmente, retrató y documentó a través de su arte” explicó Leila Makarius, curadora de la muestra.
En su estadía en el país se dedicó de lleno a la fotografía social dentro de la colectividad judía alemana en Buenos Aires, y en Córdoba organizó excursiones serranas y cabalgatas para turistas. En 1974 regresó a Suiza, donde falleció. “En 1975, en Buenos Aires, aquel baúl sobreviviente se desliga de su candado y vuelve a abrirse. Dentro está el tesoro resguardado del pasado y sus circunstancias: aquellas fotos, que son la vida y la mirada de Alfred Cohn, atemporales” agregó el historiador Diego Schanabel.
Tal como los franceses Louis y Auguste Bisson -fotógrafos pioneros de los Alpes hacia 1860- Cohn escaló aquellas altas cumbres con sus cámaras de mano alemanas en formato medio, como las míticas Linhof y Rolleiflex, en la búsqueda obsesiva de obtener las mejores imágenes. Y lo logró ampliamente. A su vez los diversos viajes por ciudades de Europa y de Oriente Medio fueron motivo elegido para desplegar su viva creatividad. Una característica marcante de este artista fue el hecho de que él mismo realizó el cuidadoso montaje de todas sus obras: las fotos viradas al sepia, rojo, verde o azul fueron enmarcadas en cartones y cartulinas de texturas y colores diversos.
Descubriendo a Alfred Cohn
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