A la idea de Sthendal de que la novela es un espejo que recorre las calles, podemos añadir, por tanto, que el teatro es un espejo que refleja las emociones de los seres humanos que habitan esas calles (a la vez que reflexiona sobre las causas y las consecuencias de ese comportamiento emocional). Hacer teatro es una reapropiación del mundo. La magia comienza cuando el espectador ingresa a una sala, se acomoda en pulcro silencio para que nada rompa ese hechizo. Los actores aguardan en sus camarines o expectantes entre bambalinas que el lugar se colme para que de inicio la función. Es un ritual que se ha mantenido vivo desde la prehistoria y su función principal es la sociabilización de las relaciones humanas. Es un contrato entre el público y los artistas que jamás se rompe. Para que este arte dramático cobre vida, muchas personas trabajan en una puesta en escena: iluminadores, sonidistas, vestuaristas, maquilladores, acomodadores, el dramaturgo que escribe el guión y los actores que interpretan y le dan vida a la obra, éstos se transportan a lugares y personajes haciendo pensar, reflexionar, imaginar y soñar.
El actor macachinense Rubén Darío Comezaña es un hombre de teatro. Formado en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, y egresado del Profesorado de Teatro de Morón, protagonizó obras como Edipo rey, La marquesa de Larkspur Lotion, Chúmbale, Sueño de barrio, Paso de dos, La mirada obtusa, El padre, Velocidad y resistencia, Lorqueano (sobre textos de Lorca), Macbeth, Juego de Robin y Marion, y El corregidor, al tiempo que dirigió Verona, Cuadros de amor y humor al fresco, La mirada obtusa e Intersticios, entre otras. Es autor, además, de los libros de poemas De parte de madre y Los putos 40.
Ganado por una inquietud permanente que lo habita, con la intensidad propia de quien tiene mucho para expresar, este actor pampeano que se encuentra radicado desde hace casi 25 años en el Gran Buenos Aires, transita también el camino del cine, con participaciones en los cortos En la despensa de Tito, Ordenanza de urgencia sanitaria (Premio mejor cortometraje nacional, Relatos cortos 2007), Un fuerte viento de Otoño y Jeremías buscado (proyectados en diferentes muestras y festivales en el país y el extranjero), bajo la dirección de Adrián Rocha; Asesino de Juan Fernández y La despedida de Tony Figueras, de Carolina Carrillo, 113 de Paloma Schnetzer y en la película Mundo limpio, dirigida por Rocha y de Paixano Producciones. Y con su primer largometraje como actor protagónico y productor asociado regresará el fin de semana a su Macachín natal para lo que será el estreno del film en el marco de la 29° Semana del Cine Nacional en La Pampa. La proyección tendrá lugar el sábado 5, desde las 20:30 horas, en la sala de la Biblioteca Popular P.H.Dardo Nicola Siri.
«Hace como dos años que no visitaba Macachín, y la verdad toda la vida esperé esto. Lo único que había hecho fue presentar un libro de poemas, a lo que asistió poca gente como tampoco estuvo la Directora de cultura del pueblo, que no se enteró. Nadie es profeta en su tierra, la gente de la Biblioteca siempre me ha tratado muy bien por lo que tengo mucha expectativa. Además, si el clima lo permite, se proyectará el domingo en la plaza, al aire libre, para ver qué le pasa a la gente. Unos 25 años atrás marché de Macachín, he querido volver después de recibirme y no pude. Uno de mis anhelos es recorrer todos los pueblos de la provincia llevando la película, un unipersonal que estoy preparando y mi poemario, que siempre expongo de manera teatral, dramática. Los días 5 y 6 de diciembre Mundo limpio se presentará en la Sala Espacio INCAA de Santa Rosa», expresó Comezaña, abriendo la charla que mantuvo con Lobo Estepario.
– ¿Cómo y cuándo nació la idea de encarar Mundo limpio?
– Es un proyecto que nació hace siete años cuando Adrián Rocha, quien es el director, y hoy mi amigo, formado con Jorge Coscia en un taller realizado en Hurlingham, decide en un momento producir solo, y entonces compró una cámara, luces y empezó a gestionar. Hizo un casting en la Escuela de teatro de Morón, yo había hecho algunos cortos con él, me encuentra y me tira la idea de hacer una película, un largometraje. Con Adrián pensamos más o menos igual, así fue como le metimos para adelante con lo que teníamos. Nos llevó cuatro años de rodaje y filmábamos durante los fines de semana que podíamos. El guión lo fuimos haciendo a medida que se avanzaba, hay gente que se sumó al proyecto sin ser actores, y tratamos desde la dirección de que eso no se notara.
– Encarás un personaje que debe sumergirse en un mundo oscuro donde no pertenece, en un turbio camino que le revelará un sin fin de sentimientos encontrados que lo redescubrirán como persona
– Un padre, un hombre común, clase obrera, que llega a su casa y se encuentra a su hija asesinada después de haber sido ultrajada. Sumido en una emoción violenta, que va por dentro tal vez por ser un tipo gris, «sin carácter», decide hacer venganza por mano propia pero no sabe cómo y así comienza el viaje. Es una especie de road movie, y en esa búsqueda se va encontrando a sí mismo. Está contada de una manera neorrealista, con otra respiración, pero intentando expresar la emoción violenta de una persona que está shokeada y creo, siendo una persona muy jodida para mirar las cosas, además porque soy docente y me baso en eso cuando tengo que aprobar lo que querías de un proyecto y lo que conseguiste, que la película lo logró. Es algo muy difícil porque Mauricio Kartun habla siempre del problema del relato, cómo relatar, a quien, quien es el fantasma de la cuarta fila, y bueno, nosotros le hablamos al cine pero también a algo popular. Quisimos causar empatía. Esto es, no le escapamos al entretenimiento. Está bien narrada, la actuación es digna, creo que todos estamos bien y en cuanto a mí, se me conoce como una persona que habla hasta por los codos, y sorprende que en la película no hablo. Fue un buen elemento porque la expresión, a la que la gente está acostumbrada cuando hago teatro, acá está toda contenida.