Mariposas que vuelan en recuerdo de cielos, una poesía de Dardo Cuellar
La desnudez de unos brazos,
la desnudez del alma,
la inmensidad de una mirada
que dice sin palabras.
Algunos volvemos a los caminos perdidos,
a las miradas olvidadas
como la mujer de los ojos tristes,
tal vez sin estarlo.
¿Qué mide si lo estás?
Es mi vida y la tuya.
Y la de ella.
Crisol de fuego intenso
que quema temores
junto a taperas del alma.
Desesperadas palabras
dejando cenizas de cuerpos perdidos.
El tuyo, el mío.
En una efímera brisa de otoño,
en campos de tréboles,
es donde supe encontrarte.
Corriendo como niños,
jugando a entrelazar los dedos y enredarnos el pelo.
Mariposas que vuelan en recuerdo de cielos.
Surca mil veces el temor a perder
ese momento.
Eterna imagen fundida en mis noches de invierno.
Fluye un campo perfumado
cuando se agigantan los sueños.
Para este cansado prodigo que anda añorando caminos.
¡Que solo uno conoce y debe andar!
Me despedí de un amigo, sus últimas palabras fueron:
Amado padre, bendito padre.
¡Y a mí no me hablaba!
Fui testigo de su eterno camino.
En busca de la cálida perpetuidad de tus brazos.