Repetimos un entrecomillado de Miguel Rosales (estudiante del ISBA) de la nota de avance: “en la simplicidad o en los pequeños detalles, se nota que están pintando o esculpiendo o creando con honestidad, no sólo por el manejo técnico de elementos que a veces hasta son ‘antiguos’ sino que están trabajando con el corazón y son capaces de poder transmitirlo con una buena experiencia estética.” Y agregábamos que era eso ni más ni menos lo que esperábamos encontrar, sea el género que sea, performance, animé o grabado. Esas tres expresiones fueron precisamente las que eligieron Virginia Acevedo, Jorgelina Iglesias y Silvia Olguín para presentar sus respectivas producciones finales de la carrera de Visuales en el Instituto Superior de Bellas Artes, todas ellas con resultado positivo y de muy distinta concepción, como vemos.
Virginia Acevedo
La Sala 12 del ISBA fue la elegida para montar su perfomance, una nueva y extraña forma del arte visual que consigue la participación del público, de hecho ellos son parte de la obra según las definiciones. “En el análisis escrito trabajé sobre el cuerpo, si es medio o contenido, llegando a la conclusión de que es contenido”,-explica la propia Virginia y agrega sobre la polémica que muchas veces rodea el concepto de la performance: “Las personas dejan de ser parte de la performance para volver a sus vidas cotidianas, por eso trabajé en la performance sobre la mira del otro, y de cómo esa mirada nos habla por sí sola, tanto para halagar o herir, la idea es que el espectador sea activo, que en un primer momento se dé el reconocimiento de los cuerpos reales de las personas que posaban, y luego las pueda identificar en las gigantografías, lo que llevaría a una supuesta reflexión de reconocimiento para dejar de ser ‘juzgador’ y permitirse jugar a ser el otro, decidiendo quién ser y cuánto tiempo, habiendo además un registro fotográfico del momento”, amplió Acevedo, quien pudo salir airosa en una difícil expresión que requiere de argumentos y explicaciones para ingresar, quizás por la puerta de atrás, al misterioso universo del arte.
Jorgelina Iglesias
El trabajo de Jorgelina Iglesias se presentó y aún puede verse colgado en las paredes de El Santo Bar. Tarea difícil también, como la de Virginia. Es que Iglesias trabajó sobre el animé, un concepto nacido en el Japón contemporáneo, que es como decir Europa o Estados Unidos hoy por hoy, y si el objetivo del arte no es vivir en el mundo material, entonces es tan complicado nacer en esos países como querer jugar con la 10 en espalda en Nepal. De hecho el animé surgió con intereses comerciales y bien mundanos, pero como los de Dios, los caminos del arte son misteriosos y su espíritu sopla sobre las intenciones, así es como el animé japonés encontró una estética muy particular y definida y llama la atención de infinidad de artistas cabales, y allí está el caso de Jorgelina Iglesias.
“El presente trabajo tiene como finalidad exponer un análisis del Anime-Manga a través de un recorrido histórico, artístico y cultural, partiendo de las primeras incógnitas que me surgieron, las cuales son: ¿qué es?, ¿dónde surgió?, cuál fue su proceso y cuál es su impacto en la Argentina. Mi propósito a investigar este tema es si se puede considerar arte o un medio de expresión artística o sólo una forma de entretenimiento comercial”, indicó Jorgelina yendo justamente al meollo de la cuestión.
“El objetivo de éste trabajo es dar a conocer el animé desde otra perspectiva diferente a la tradicional, y desde los posicionamientos teóricos. Se desea plasmar a través de lo artístico, un proceso personal el cual se cristalizara a través de la re-significación del carácter semántico y retorico del animé manga. No se abarcaran estas disciplinas (el anime y el manga) como consumo, ya que el punto central de este trabajo, es ´resignificarlo´ a través del manejo de los elementos plásticos, como un soporte nuevo, uso de materiales, tramas y estilo, marcado por mi gesto personal. A partir de mi obra he tenido la posibilidad de ver el manga y el animé de otra manera, con una mirada más crítica, un análisis pormenorizado de la información; conocí diferentes autores que hablaban de este tema, diferentes miradas, y descubrí que hay más por conocer.
El animé es una corriente que nació como casi un pasatiempo, creció hasta convertirse en un poderoso ‘medio de comunicación’, influenciando la lectura, la televisión y los juegos de video. El ‘arte’ del animé se extendió a otros países. Sin importar a dónde miremos, encontramos que en todos lados hay un mensaje, una información o una historia transmitida por medio del lenguaje, pues éste es el medio a través del cual nuestra especie logra, no sólo comunicarse, sino crear realidades, fantasías, y es quien nos invita a conocerlas. Esta forma de ‘arte’, utiliza la narrativa para la expresión de pensamientos, sentimientos, emociones y significados; las demás artes, como la pintura, la escultura o la música, la utilizan como formas de expresión estéticas, son a menudo percibidas como una interpretación o un acto de composición. Así es como a través de los elementos plásticos pretendí re significar el animé y manga, la integración de los diferentes materiales, diferentes texturas y colores, me da la posibilidad de crear nuevas realidades”, explica abundantemente Jorgelina, dejando muy en claro la posición de su trabajo (que ciertamente tiene buen dibujo) y una afirmación final: “el animé puede ser considerado arte a partir de la resignificación”.
Silvia Olguín
Por su parte Silvia Olguín se inclinó por algo mucho más tradicional como el grabado, y su producción final también fue montada en la Sala12 del ISBA. Lo primero que pudo notarse con claridad fue la firme apuesta por el trabajo de la línea, de hecho, una vez consultada Silvia aseguró que “la línea ha formado parte de mi vida desde muy chica, para mí la línea tiene memoria de su trazo, es un gesto congelado y el recuerdo de una acción expresiva, a lo largo de mi formación la he ido incorporando en varias disciplinas artísticas y en todas ellas se encuentra la línea en primer lugar como en dibujo, pintura, escultura cerámica y grabado y hoy dándole un cierre a mi carrera quiero seguir trabándola por eso decidí investigar un poco más. Hice una pequeña aproximación a las obras de Ernst Ludwig Kirchner y Edvard Munch, estos artistas formaron parte del Expresionismo alemán dándole a las líneas un uso muy importante y significativo.”
Desde El Lobo Estepario no podemos más que felicitar a estas tres nuevas artistas que caminan la ciudad, cada una con su apuesta. En verdad, nos sentimos como el universo, que bien debe estar asombrado entre el absurdo con la más original y lógica invención humana: el arte. Eso sí que no estaba en los papeles ni de Dios ni del Diablo ni del Cosmos ni del Caos.