Trancurridos casi 95 años de la grabación de West end blues, cuando Louis Armstrong hizo que el jazz se transformara de una variedad folklórica a una forma sofisticada de arte, los faros continúan proliferando con distintas intensidades. Es decir, el jazz sigue vivo, ofreciendo alternativas en ese estilo tan amplio que comprende muchas influencias. No es difícil de entender. Ni siquiera es necesario. Su ritmo, cadencia e improvisación son ingredientes suficientes para dejarse seducir.
El músico pampeano Germán Cenizo, viviendo desde hace algunos años en Buenos Aires, transita con solvencia el terreno del jazz. El año pasado presentó Otro color, su segundo disco tras la aparición de La quietud, en el 2016. El nuevo trabajo, presentado en mayo y que puede escucharse en todas las plataformas digitales, está integrado por ocho temas, compuestos en su totalidad por Cenizo, y fue grabado junto a David Fernández (trompeta), Federico Avaca (contrabajo), y Matías Solari (batería). El cuarteto se viene presentando en distintos reductos del circuito porteño, y la intención es continuar mostrándose a lo largo del 2023.

«Los temas los compuse entre el 2020 y el 2021, en plena pandemia, cuando empezaron a surgirme algunas ideas. Fue a mediados del 2021 que me decido materializarlo, a intentar escribir la música para poder armar un grupo y así tocarla. Cuando se terminaron las restricciones empezamos juntarnos, los primeros ensayos fueron junto a Matías (Solari) y Federico (Avaca), donde armamos tres o cuatro temas. Después busqué a la persona que tocaría las líneas melódicas, y así apareció David (Fernández), a quien ya conocía de participaciones en ensambles», contó Cenizo, nacido en 1985 en la ciudad de Santa Rosa.
El disco, cuyo arte de portada pertenece a Marcos Cenizo, se grabó en Estudio Libres en diciembre del 2021, y fue mezclado y masterizado en el verano del 2022 por Mauricio Ponce, en Santa Rosa. «Una vez que se abrieron los espacios tras la pandemia, pudimos conseguir fechas para tocar, y en ese transcurrir compuse algún tema más para darle forma definitiva al disco. Estoy feliz por el resultado, por cómo se logró que suene el disco. En mi caso, la guitarra eléctrica se integra un poco más a la sección rítmica, algunas cuestiones armónicas hacen como de soporte para que la melodía, que la lleva preferentemente la trompeta, pueda moverse con tranquilidad. Me animé a los arreglos de algunos acompañamientos en los que se hace cargo la guitarra, por momentos tocamos melodías al unísono con David», agregó el guitarrista.
Cenizo, quien es Profesor de Artes en Música y Licenciado en Didáctica de la Música, formó parte de diversos proyectos de rock y jazz de la escena santarroseña. La quietud, con música y arreglos de su autoría, se grabó de forma independiente en los estudios Tierra Adentro, de Santa Rosa, acompañado por el grupo integrado por Jorge Rodríguez, Juan Cruz Portillo, Pablo Wagner y Sergio Bongiovanni. Estudió con Juan Filipelli y Marcelo Gutfraind, y ha formado parte de ensambles dirigidos por Patricio Carpossi y Miguel Tarzia, además de los armados personalmente para presentar su música.
«A la hora de armar la lista de los temas, busqué darle un orden y un sentido. Hay una canción que está dedicada a Pipi y Astor Piazzolla, inspirada en ellos. En cuanto al título del disco, de alguna manera hace referencia a nuevos colores que me animé a utilizar desde las armonías, desde las sonoridades que busqué cristalizar. En cierto punto son diferentes a lo alcanzado en La quietud, por ahí un poco más oscuros, pero igualmente tienen algo en común. La idea, además de continuar buscando músicas nuevas, es seguir presentándolo, si bien en cada concierto hay temas del primer disco que siempre retomo», cerró Cenizo, entrevistado por El Lobo Estepario.

