En tormentas de desiertos

 Una poesía de Dardo Cuellar (General Pico)

Fotografía: Federico Lederhos

En tormentas de desiertos

y penumbras que cruzan mis puertas,

me deshago como un niño de arena

y desde la oscura ventana saltó el duende que se roba los espejos,

cantando con una voz que no se oye,

que solamente se siente.

¡En las nuevas ilusiones!

Repite y repite,

que es para olvidar las tristes lágrimas del pasado. 

Y nos increpa preguntando:

¿Acaso alguien ha cruzado?

¿Quién puede ver que hay detrás del reflejo de tus ojos?

Abre la boca para imitar como canta un jilguero.

Deja que tus manos bailen con tus dedos,

trata de mostrar cómo se siente un buen deseo.

Con los ojos cerrados

veo como el almíbar,

veo como el aceite.

Humedecen mis labios, impregnan mi piel.

Me deshago en la sal del mar,

mi aliento se pierde en el silencio de la puna.

Sangre que brota desde una vertiente,

y es el mismo espíritu de la zafra.

Con mis huesos

apuntando

hacia el oriente de mis sueños.

¡Aquí respiro!

Aquí conquisto mis propios continentes.

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Autor

Eduardo Senac