«Está realizada solo con materiales creados en pandemia, pero con una línea narrativa que partió de mi propio confinamiento»

Nuestra existencia afectada por una pandemia, viviendo situaciones emocional y afectivamente como una montaña rusa. Aprendiendo a manejar la incertidumbre y entrenar la resistencia. La vivencia de una experiencia tan potente como un confinamiento es muy diferente dependiendo las circunstancias. En gran parte del 2020 el desánimo apremió cuando el encierro se fue extendiendo en el tiempo. Hay una frase de Haruki Murakami que sirve como enunciado para la posteridad, y que evoca una consigna que podemos instalar en esta época de crisis. El autor de Tokio blues, 1Q84, Kafka a la orilla o After Dark, entre otros relatos, escribió: Cuando salgas de la tormenta, ya no serás la misma persona que había entrado en ella. En eso consiste la tormenta.

Se producen, entonces, distintas dimensiones emocionales y vinculares. Miedo, angustia, ansiedad, desazón, desconcierto. Una pandemia generando un sentimiento de vulnerabilidad que puede relacionarse con la fragilidad, la posibilidad de morir producto de una infección, la impotencia. Fue así que ese cambio drástico de rutinas que tuvimos que incorporar, los sentimientos diversos generados, impulsó a la piquense Franca González a pergeñar un proyecto que está avanzado en su producción. Se trata de Apuntes desde el encierro, un ensayo documental construido en base a materiales creados en tiempos de coronavirus. 

«Todo comenzó de un modo muy abierto, pidiéndole a personas de diferentes partes del mundo que me enviaran imágenes de sus propios aislamientos, y después se fue consolidando más como una película, obviamente realizada solo con materiales creados en pandemia, pero con una línea narrativa que partió de mi propio confinamiento. Estuve filmando durante más de siete meses esas atmósferas y todo eso que tuvo de particular, viviendo sola uno de los encierros más largos del planeta. La película sigue un poco ese derrotero, partiendo desde mi propia casa, pero abriendo mis ventanas hacia el mundo. Todo lo que se podía filmar de un modo bastante voyeur, lo que pasaba en las casas de otros, y cómo vivía cada uno. Siempre respetando la privacidad y todo eso, pero de alguna forma metiéndonos un poco en los mundos ajenos», comenzó diciendo la reconocida realizadora de cine documental, durante la charla con El Lobo Estepario.

El confinamiento como un largo viaje de la acción a la reflexión. Las vivencias cotidianas, buenas y malas, las experiencias sostenidas por el hartazgo y la paranoia, pero también por el sentido de responsabilidad o de cuidado como una consecuencia positiva. La situación de aislamiento social reflejada en una película a través de sentimientos y realidades de esos meses sin poder salir de casa. Nuestra vida transformada de repente por esta situación que continúa provocando graves contratiempos en el mundo. Todo eso fue el disparador para una nueva producción de González, quien viene mostrándose desde hace varios años con trabajos que supieron del reconocimiento nacional e internacional, obteniendo menciones y premios en diferentes festivales del mundo. ​Su último largometraje fue Miró. Las huellas del olvido, estrenado comercialmente en julio de 2018, tras permanecer dos meses en cines de Buenos Aires, y continuar su recorrido por salas del interior del país y festivales internacionales.

Sobre Apuntes desde el encierro, proyecto que espera concluir para principios de marzo, señaló que «en principio fue seleccionado por el espacio DOC Sur para participar de un taller a cargo de Gustavo Fontán, un reconocido cineasta argentino a quien admiro muchísimo, y como fue escrito y filmado por mí, además de editarlo en el primer armado, lo presenté en el Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA), ingresando en un ala donde estaban las películas en progreso. Participó de varias tutorías con gente reconocida internacionalmente como Luciano Barisone o Kristina Konrad, una austriaca que vive en Alemania, pasó por varios talleres y ganó un premio a la posproducción. Cuando la película se termine, una empresa que se llama Working Films me dará una mano con todo lo que es la terminación, el color, etc. Fue seleccionada a su vez junto a seis realizaciones por Ventana Sur, el mercado de cine latinoamericano que fue creado por el INCAA y el Marché du Film del Festival de Cannes, entrando en el catálogo de películas documentales. Mientras tanto la presenté al INCAA a la espera de ser analizada, aunque no sé si apoyará este tipo de film armado de manera más artesanal. Pero bueno, al menos hice el intento. Tengo la idea de terminarla de la forma más profesional posible, con un muy buen diseñador de sonido que se llama Lucas Page, hacer el corte final con María Astrauskas, la misma montajista de películas anteriores, y pagar derechos musicales ya que hay varios músicos de otros países. Por el momento la autofinancio con mis propios recursos».

Del 2009 al 2014 González produjo y dirigió el largometraje Al fin del mundo y en paralelo realizó el documental TOTEM (2013), filmado en una reserva kwakiutl al norte de la isla de Vancouver, cerca del Golfo de Alaska. ​Su largometraje Liniers, el trazo simple de las cosas (2010) fue ternado como Mejor Documental del año por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina para los premios SUR, ganando el Premio al Mejor Largometraje Documental del Festival de Cine de San Juan. ​En 2006 dirigió Atrás de la vía, filmada en General Pico junto a su abuela, siendo su primer largometraje en solo como directora. Resultó el único estreno argentino del Festival Internacional DocBsAs ’06. Ha trabajado como directora de fotografía y cámara de sus propios films y para las películas <em>Mi hist(e)ria en el cine</em>, de María Victoria Menis, <em>Des adieux</em>, de la canadiense Carole Laganière (film del cuál es a su vez co-productora argentina) y <em>The trails of Patricia Isasa</em>, de Pauline Vaillancourt / Kristin Norderval. ​Como guionista, además de sus obras, es co-autora de <em>Palestina, imágenes robadas</em>, largometraje documental dirigido por Rodrigo Vázquez. Co-producción entre Inglaterra, Argentina y Cuba. En 2019, su proyecto de serie documental de 8 capítulos titulado <em>Había una vez un pueblo</em> resultó ganador del Concurso Nacional de Contenidos Audiovisuales <em>Cont.ar</em>. ​De 1997 a 2008 realizó, entre otros, los premiados documentales <em>Tierra sin mal</em> y <em>Rituales sonoros – Candombe</em>. Dirige la productora <em>Franca González Cine</em>.

«La pandemia cambió el modo de relacionarnos con el mundo. Incluso, los modos de filmarlo y de representarlo. En todos los meses que viví sola en aislamiento, recuperé algo que había perdido hace muchísimos años: tiempo para mirar sin apuros, sin prejuicios. Tiempo para re-descubrir al “otro” en su propia jaula. Tiempo para descifrar las luces y las sombras de mi propia casa. Este film pone la mirada -y la escucha- en todo aquello en lo que antes nunca había reparado. Una mirada atravesada, a su vez, por una nueva noción del tiempo. Un tiempo cuya alteración también es consecuencia del encierro. Normalmente no miramos las cosas que están frente a nosotros. Solemos pasar a su lado sin prestarles atención. Más allá de lo nefasto o agotador que pueda resultar el encierro creo que nos obliga a exacerbar la mirada sobre un horizonte que ahora está situado muy próximo a nosotros. Nos permite re-significar el espacio en que vivimos», concluyó la realizadora pampeana.

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Autor

Raúl Bertone