He vuelto a mi morada
sin mucho más que recuerdos,
con años y molestias en mi cuerpo.
Por dentro tengo el saber:
ambicionar
conquistar
sólo fue un espejismo
impuesto por un resentido y mezquino niño.
Como cuando el viento arrastra algo
Imposible de alcanzar.
¡Ahora envejecido!
Vuelvo con ansias de recobrar
tus caricias perdidas, el olor a humo de la cocina,
la tos de una mañana fría.
Pero solo tengo lo que quedó.
Esta foto de una casa
perdida en ruinas.
Pero tu amor aun susurra
desde estas piedras,
y humedece esta imagen con tu voz.
Texto: Dardo Cuellar
Foto grafía: Federico Lederhos