Hedy Lamarr: la estrella de cine que inventó la tecnología precursora del WiFi y GPS

Oskar Aizpeolea, un referente cultural, un viejo amigo, director de «Loraldia, el tiempo de las flores», uno de los films más trascendentes que haya dado la filmografía pampeana, es también ahora seguidor de El Lobo Estepario,y así nos lo hizo saber. No sólo eso,además nos envió a modo de colaboración una curiosa nota Maite Garrido Courel publicada en Madrid, que cuenta sobre Hedy Lamarr, la actiz austríaca, estrella de cine que inventó la tecnología precursora del WiFi y GPS. Oskar nos contó además, Hedy Lamarr hizo carrera en Hollywood pero sentó bases científicas sobre la actual internet. Como dato no menor, su ex esposo, colaborador del nazismo, halló refugio en Argentina. A continuación reproducimos el trabajo de Courel mientras agradecemosy damos la bienvenida a estas páginas al gran Oskar.

Hedy Lamarr: la estrella de cine que inventó la tecnología precursora del WiFi y GPS.
Provocadora y extremadamente inteligente, la actriz vienesa fue la precursora en plena Segunda Guerra Mundial de una de las tecnologías de comunicación más importante de nuestro tiempo: el WiFi y GPS.
La historia de Hedy Lamarr tiene todos los ingredientes de una gran historia: el Hollywood dorado de los años 40, el régimen nazi avanzando por Europa, una increíble huida hacia los Estados Unidos desde la Alemania de Hitler y un invento revolucionario en las tele-comunicaciones, mantenido en secreto, que cambiaría el curso de los acontecimientos.
Y como toda buena historia, nada hacía sospechar en su comienzo que una chica nacida como Hedwig Eva María Kiesler en el antiguo imperio austrohúngaro, y de familia judía, acabaría siendo la primera mujer en protagonizar un desnudo en la historia del cine en el film Éxtasis y la primera persona en concebir la versión del espectro ensanchado -banda ancha- que daría lugar a la tecnología WiFi.
La oven que de pequeña era considerada por sus maestros como superdotada, durante años se la conoció únicamente como “la mujer más bella de la historia del cine” y durante muchos más se la recordó como aquella que en la película checa Éxtasis (Gustav Machaty, 1933) corría desnuda por el bosque y mostraba directamente su rostro durante un orgasmo. Algo absolutamente escandaloso para la época. El controvertido filme llegó a ojos de un rico vendedor alemán de armas, Friedrich ‘Fritz’ Mandl, que proveía de municiones y aviones de combate a sus amigos Hitler y Mussolini.
Mandl se obsesionó con Lamarr. Obligó a sus padres a darla en matrimonio, intentó destruir todas las copias de la película -cosa que no logró- y la encerró en su mansión dejándola salir al exterior exclusivamente con él en cenas y viajes de negocios. Hedy recordaría años más tarde aquella época como de auténtica esclavitud.
Su actividad artística, por supuesto, se interrumpió abruptamente pero aprovechó su cautiverio para continuar sus estudios de ingeniería y para obtener de los clientes y proveedores de su marido, que nada sospechaban, informaciones sobre tecnología armamentística de la época.
Los acontecimientos que siguen son dignos de un guión cinematográfico. Con ayuda de la asistenta, con quien mantenía una relación sentimental, escapó desde la ventana del baño de un restaurante donde estaba un coche esperándola para huir a París. Perseguida por los guardaespaldas de su marido, logró llegar a su destino y continuar hacia Londres. Una vez allí vendió sus joyas y conoció, por casualidad, a uno de los magnates de Hollywood, Louis B. Mayer, el empresario de la Metro Goldwyn Mayer. Ambos embarcaron juntos dirección a los Estados Unidos.

Hollywood y el gran invento
En aquel viaje en barco liberador fue donde nació Hedy Lamarr, nombre dado por su protector Mayer, y donde firmó un contrato de siete años como actriz con la compañía.
Compartió guión con Charles Boyer, Clark Gable, Lana Turner o Jimmy Stewart. De esa época de grandes películas como Sansón y Dalila (Cecil B. DeMille, 1949), es célebre su frase: “Cualquier chica puede ser glamorosa. Lo único que tienes que hacer es quedarte quieta y parecer estúpida”.
Richard Rhodes, uno de sus biógrafos y autor de Hedy’s Folly: The life and breakthrough inventions of Hedy Lamarr, the most beautiful woman in the world, aseguraba que Hedy Lamarr odiaba las fiestas y nunca bebía. “Su principal hobby era inventar». Ya con el título de ingeniera en Telecomunicaciones, conoció a quien sería su principal apoyo en la creación de un sistema secreto de comunicaciones.
El compositor George Antheil y ella idearon un sistema de detección de los torpedos teledirigidos utilizados en la contienda.
Inspirado en un principio musical, el invento funcionaba con 88 frecuencias, equivalentes a las teclas del piano, y era capaz de hacer saltar señales de transmisión entre las frecuencias del espectro magnético.
Registraron la patente y se la ofrecieron de forma gratuita al Ejército de los Estados Unidos, quienes no la utilizaron por miedo a que fuera detectada por el enemigo, pero la guardaron y la mantuvieron en secreto.
Mientras, el régimen nazi continuaba su avance por Europa, y Lamarr, impotente, de nuevo ofreció su colaboración y su inteligencia al Gobierno estadounidense para el desarrollo de investigaciones científicas en busca de avances armamentísticos. Aunque su título de “mujer más bella” se impuso a su ingenio y para lo que el Gobierno la demandó fue para utilizar su fama -y, por supuesto, su belleza- para convertirse en imagen de pósteres propagandísticos y para ayudar en la venta de bonos de guerra. Aquel que comprara 25.000 dólares conseguiría un beso de la actriz: Lamarr logró vender siete millones de dólares en bonos de guerra en una única noche.

Precursores del GPS y el WiFi
La tecnología patentada por Lamarr y Antheil en 1940 ha demostrado ser la solución esencial para la comunicación secreta vía radio y para compartir el número de canales de radio ocupados.
Hizo posible la transmisión de señales secretas sin poder ser interferidas y Estados Unidos lo utilizó por primera vez durante la crisis de Cuba, después como base para el desarrollo de las técnicas de defensa antimisiles hasta que, en la década de 1980, el sistema de espectro expandido -banda ancha- vio sus primeras aportaciones en ingeniería civil.
Su idea, mantenida en secreto por el ejército, acabó convirtiéndose en la precursora de la tecnología que se utiliza hoy en día en las comunicaciones inalámbricas de los teléfonos móviles, los sistemas GPS y la tecnología WiFi.
“Thank God for Hedy Lamarr”, dijo Cecil B. DeMille, director de Sansón y Dalila, al terminar el rodaje de la película, sin saber que realmente había que agradecer mucho a Hedwig Eva María Kiesler por su ingenio y su agudeza.
En 1998 la Electronic Frontier Foundation concedió a Hedy Lamarr y George Antheil el Premio Pionero reconociendo su contribución fundamental en el desarrollo de las comunicaciones basadas en computadoras.
George Antheil murió sin conocer su aportación a la tecnología ni ver su reconocimiento y Hedy Lamarr rehusó a ir a recoger aquel premio. Murió dos años después en Florida.
El día de su nacimiento, el 9 de noviembre, se celebra el Día del Inventor en su honor.

Controversial scene from Hedy Lamarr’s Debut Film, Ecstasy, 1933

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