La cofradía del círculo encantado

Ayer a la tardecita en la Biblioteca José Manuel Estrada se realizó el cierre de los talleres de Mandala, coordinado por Alicia Malerba y el Taller de lectura y cuentos infantiles, coordinado por Marta Cardoso, que tuvieron la bella decoración de canciones interpretadas por Karina Bastías y títeres. Las artistas sobresalientes de la tarde noche fueron naturalmente las lecturas de los niños y la gran cantidad de mandalas colgados por toda la Biblioteca. Esos mandalas y los niños formaron la cofradía del círculo encantado donde alma y la lectura hacen el dibujo donde comienza el ejido fantástico.
De acuerdo al experto Julio Sánchez, mandala es una palabra de origen sánscrito y significa “círculo encantado” o “círculo mágico”. Si observamos, vemos que el universo está organizado de forma circular y alrededor de un centro que se encuentra en interrelación permanente. Es así como, análogamente con la naturaleza e inspirados en ella, los mandalas acompañan al hombre desde tiempos inmemoriales y están presentes en las diferentes culturas. Al observarlos, pintarlos o meditar con ellos, podemos entrar en un camino mágico y de sabiduría, que nos lleva de regreso a quienes somos realmente y también nos ayuda a conectarnos con el universo del cual formamos parte: “El pájaro dispone su nido y la araña teje su tela. Los planetas giran en torno al sol y las partículas bailotean alrededor del núcleo del átomo. Una sabiduría remota parece haber trazado cada rincón de la naturaleza a partir de un planteo circular. Sólo algunos hombres –también sabios- supieron que si creaban formas similares, el espíritu humano estaría acompasado con el ritmo del universo; así nacieron los mandalas, diseños sagrados inspirados en los secretos de la Naturaleza. A los mandalas tradicionales los artistas contemporáneos han sumado nuevas y variadas combinaciones, este interés por una forma arcaica y profunda es un murmullo de salvación, un indicio de que somos muchos los que aspiramos a encontrar la armonía invisible dispuesta por un gran Geómetra.”
Hasta aquí Julio Sánchez. Y vale decir que pintar mandalas o entrar a la literatura puede llevar a la gran respuesta, respecto si hay un alma en nosotros o no hay otra cosa que un animal del color de las flores.

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