Las manifestaciones culturales en Quemú Quemú continúan confirmando las buenas intenciones de un grupo de personas que sostienen, a través de las distintas instituciones, esa premisa del arte, de ser motor de la comunicación, de transmitir emociones y sensaciones. En ese sentido, la sala Palas Atenea del Instituto Secundario Amadeo Jacques volverá a cobijar desde hoy como espacio destacado de la localidad, después de un buen tiempo sin expresiones, producto de la implacable pandemia de coronavirus.
Esta tarde, a las 19:30 horas, será la apertura de una muestra de pintura que contemplará obras de la artista nacida en Bernal, Úrsula von der Lippen, conocida por sus trabajos en arte figurativo, y de la quemuense Graciela Chela Garayo. Úrsula, quien suele firmar sus trabajos Uschi Demaría, está casada con Fernando Demaría, nieto del matrimonio fundador de Quemú Quemú. Estudió pintura en la Academia de Pedro Ricci y egresó de la Escuela de Bellas Artes Carlos Morel, de Quilmes. Fue discípula de Aldo Severi, Manuel Oliveira, Ichausti, Urribarri, hasta ingresar en el taller de Pérez Celis en 1973.

En cuanto a Garayo, incursiona en diferentes escenarios, con el teatro también convocándola desde hace bastante tiempo. Dirige el grupo Desde el alma, y también está a cargo de la actividad que desarrollan los chicos, alimentando el bueno momento teatral en dicha localidad. Con respecto a su impronta pictórica, en un fragmento de la presentación de la muestra Fernando Demaría la describe así: «Cada contemplador trae su visión ante una obra de arte. Y de todas sus facultades pone en vida la que más le ayuda a comprenderla. A mi las obras de Chela Garayo me despiertan la memoria, quizá como a alguien que tiene detrás mucho camino, quizás demasiado recorrido…»
La muestra de Úrsula von der Lippen cuenta con la curaduría de Alicia Ramos de Minig, y en un extracto de su texto Demaría expone: «La visión que nos deja Atenea es la que corresponde a los tiempos últimos: cuando los peces comen plástico y las águilas se ahogan por el humo y desaparecen los animales de una superficie tóxica. El ser humano debe resignarse a que la catástrofe también está en su destino. Pero Úrsula ha dejado una Atenea benévola y protectora en Quemú Quemú, que contempla el paisaje y cuida sus sembrados. La lechuza de la sabiduría la acompaña, porque el pueblo es culto y trabajador. Un signo auspicioso de que hay lugares que se salvarán de la codicia, ignorancia y crueldad humana. Que ella proteja a este pueblo».


Imagen de portada: Obra de Uschi Demaría.