«Las calles volverán a tener el color de una risa»

«Son muchas las sensaciones que me ganan en esta pandemia que sufrimos, algunas encontradas, otras viejas que resurgen y también está el momento en que me encuentro para buscar nuevas sensaciones que, dentro de la comodidad de mi hogar y la incomodidad de sobrevivir, llevan a uno a reflexionar. Me invade la angustia a la hora de llevar todos los días la comida a la mesa, siendo que las herramientas que generé a lo largo de años de estudio y experiencias se ven truncas por fuerza mayor. Uno se aferra a la risa y la música, el teatro para vivir y valorar la vida, que son esos momentos en familia, con amigos, en el intercambio con personas y de experiencias nuevas. Trato de seguir adelante tirando el carro y no dejar que me pase por arriba. Esta situación me ha llevado a tener que buscar el mango, una vez más, por medio de otro trabajo. Lo que sucede sirve para aprender y saber donde uno está parado, siempre se aprenden cosas nuevas y ahí creo se encuentra el secreto de reinventarse. A la sociedad la veo en una encrucijada entre la necesidad y el miedo; miedo a perder seres queridos y el miedo que llega de afuera, con bombardeos de desinformación y no una educación acorde para crear conciencia; y la necesidad que tenemos todas las personas de sostener un techo, una familia. En cuanto al arte, lo veo siempre, y mucho más ahora, como la herramienta fundamental e ideal para transformar a la sociedad, a las personas…para interpretar sentimientos, para educar. Los artistas están pasando por un momento muy duro, principalmente quienes lo utilizamos como forma de vida, pero una pandemia no nos va a dejar de hacer arte. No será hoy, pero será cuando todo esto pase. Las calles volverán a tener el color de una risa, el desahogo de un llanto, la piel de gallina que provoca una canción y la magia de una pintura; las plazas volverán a brillar con banderines y payasos, las peatonales con músicos callejeros y las almas seguirán despertando siempre que haya arte. Considero al arte como un libro de hojas en blanco en el que creamos un mundo dentro de este mundo, donde seamos libres de jugar con una realidad dentro de esta realidad».

Julián Martín Serralta

Nació en General Pico el 28 de marzo de 1988. Integró el Grupo de Artistas Independientes La Candona, asistió al IC Arte, y participó en diferentes jornadas, talleres y cursos de teatro, actuación y payaso, improvisación o expresión corporal, dictados por Daniel Lareo, Andrés Sacchi, Luis Brusca, Roberto Escobar, Igon Lerchundi y Fabio Mosquito Sancineto. Formó parte del Grupo de Artistas Independientes Los Pampayasos, presentándose en diferentes lugares de Argentina, Bolivia, Perú y Ecuador. En ocasión de su permanencia en Buenos Aires, fue parte de la obra de Mimo Teatro La historia de Juan Moreira, representada durante tres años en diferentes festivales. En el año 2013 formó junto a Luciano Roggero la compañía La Risotada Humor y Circo, creando, entre otros espectáculos, Multus risus, Alta tensión, Parecidos pero diferentes, El origen de la risa, La risa una forma de vivir, Cuidado, perro suelto, Caricaturas cotidianas o Baja un cambio. En 2015 actuaron en Italia y España, participando en el Festival Internacional de Arte Callejero Fira Tarrega, en Barcelona. También recorrieron varios países de Latinoamérica. Desde 2016 organizan el Festival Internacional de Circo y Arte Callejero Pico Ríe.

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Autor

Raúl Bertone