Lo mató una estrella .
Quizás por mala, quizás porque tenía que ser.
Sus noches eran cautivas
de garras que iban devorando sus sueños.
Sus deseos se estrellaban
contra la realidad enfermiza.
Tenue baile de sedas que cuelgan ahogando la vida.
Pero su corazón era noble como ninguno,
gallardo y de una estirpe que sometía a toda legión.
Aunque su cuerpo lo condenaba a una prisión y la sombra lo sabía.
Que perversa estrella se apoderó de tu destino,
te he visto amigo mío
golpear contra las piedras
y nos encontramos en el abismo del destino más oscuro
de noches eternas buscando él por qué.
Y tus ojos se cruzaron
con los míos.
En un instante en el infinito estrellas fugaces
quedaron selladas.
Son nuestros corazones,
no existe otra certeza,
esa es nuestra única verdad.
Sostendré mi estandarte hasta el día final.
Que tu existir fue mucho mas
que un recuerdo y de lo que mis ojos pudieron mirar.
Tu pálida piel, tus ojos tristes y claros
decían juntos con tus pequeñas manos
cuán inmenso era tu corazón.