Magia narrativa a través de viñetas

La historieta es como un sueño. Pero geométrico y ordenado. Narrar con dibujos. No sólo dibujar sino contar historias con los dibujos. Condensando en sus cuadros todas las fantasías y aventuras que tiene el hombre. Mundo complejo. Entra en todo lo que nos rodea. Cada historia se convierte en un microcosmos. Allí conviven las personas, objetos, animales, máquinas y naturaleza. Más lo insólito, original y desconocido que se pueda concebir. Historias en cuadros. Armadas por personas que, en esa forma de expresión, dejan que se cuele la ficción y al mismo tiempo la realidad.
Noble y fascinante. La fusión, ese juego rítmico entre la imagen y la palabra. La historieta es una forma de expresión en la esfera artística, pero el mismo tiempo es una forma que permite tratar cualquier tema. La esencia está en esos espacios en blanco que el lector debe rellenar entre viñeta y viñeta, y que marcan el ritmo de la lectura. La composición de la página, el ritmo narrativo, la puesta en escena, la disposición del texto, todo eso marca una serie de factores que conforman un todo en el que es difícil dar más importancia al texto o al dibujo.
‘HB’ es una revista pampeana de historietas que está muy cerca de cumplir dos años. El importante consumo que supo haber en nuestro país entre los 50 y los 80 ya no existe. El cómic como lenguaje popular y masivo que terminó convirtiéndose en deleite de un público específico. Sin embargo, para alegría de los amantes del género, existe esta publicación que narra historias fantásticas, en la que los autores hacen lo que les gusta y muestran en cada cuadro una deliciosa combinación de ideas, estética e ingenuidad.
Se mezclan las influencias de Nippur, el cómic independiente norteamericano de los 90, o las historias de superhéroes. La revista es consistente. Armada bajo la decisión de un grupo de personas que afrontó el desafío en un tiempo complicado para una aventura editorial de este tipo. No se nota el esfuerzo, se nota la felicidad. Allí se concentra la magia narrativa a través de viñetas, creando una realidad fantástica con mucha complicidad con el lector.pag1
Ese maestro del dibujo llamado Juan Dalfiume definió a los historietistas como herederos de trovadores y bardos que cuentan historias en una noche de invierno. Y esa esencia está viva en un grupo de dibujantes y guionistas pampeanos que en un tiempo donde los cambios buscan imponerse con su aluvión tecnológico, digital o virtual, se decidieron por el papel, con todo ese halo de romanticismo que adquiere. La revista HB es fruto de una idea pergeñada hace bastante tiempo, y en este mar de mediocridad que nos salpica, encontrarse cada mes en un kiosco con una publicación como HB, es recordar. Recordar que hay autores que sí tienen cosas que contar y que saben hacerlo, recordar que los cómics no sirven sólo para llenar el ocio, sino que también pueden hacernos replantear muchas cosas e incidir en nuestras vidas.
Osvaldo Soriano decía que se había criado en una casa sin biblioteca y que se acercó a la literatura sin guía alguna. “Leía las historietas que llegaban en tren una vez por semana. Y yo creo que hasta el día de hoy no consigo transmitir bien la fuerza interior, la carga de angustia, de deseo y de seducción cifrada en la palabrita continuará….al pie de una historieta”.
Diego Sejas Rubio, Sergio Ibaceta, Matías Prieto Cané, Jimena Contreras, Cristian David Calvo, Sebastián Carrera (Kaos), Matías Brun (Fiaca), El Santi Rodríguez, Florencia Natali, Lautaro Rivas y Hernán Molina fueron los encargados de parir el inicio del camino. En los siguientes números surgieron otros nombres para enarbolar similares intenciones: Martín Viñes, Francisco Etchart, Celeste Gilabert, Martín Gatti, Florencia Paolicchi, Kouya, Mauricio Antolín, Ana Belmonte, Federico Berterreix, Gonzalo Gutiérrez, Walter Cazenave o Pablo Dell’Oca. Desde el número 5, ‘HB’ posee registro de propiedad intelectual, con Hernán Molina como director responsable.
Personajes e historias construídas por el trazo del dibujante. Una construcción que va de la mano con el aporte indispensable del guionista. Las páginas del primer número cobijaron a Lazos de Sangre, Patria, Talo (por sí mismo), Ska Toloyic, Humor Ilustrado, Avión, Sin Moraleja y Mega Frazada. El itinerario de cada mes (con septiembre se parió el número doce de la revista) permitió descubrir a El Cuco, Música en Caricaturas, Frontier Piche: Boleada del Choique Moro, El Maletín, Mente de Robot, Repasando las Vocales, Las Dos Muertes del Centurión, En Familia, Los Sueños Oscuros, La Maldición, Palabras, El Fin, Mañqué, Vuelta de página, Experimental: Balada de uno, El amo y el esclavo, De galgos y Jabalíes, Spark Shining, Apocalipsis Vol.I, Spencer Köwal, Profesionales en Recuerdos, Los duelistas, Amor en tiempos de cólera, Al diablo con Beto, Erovix, el Galo, El Mellis, Chimango Ruiz, Gabriel o De una luz, hace tiempo.

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Después de una época de esplendor en los años 50 y 60, cuando clásicos como El Tony, Hora Cero o Frontera lanzaban tiradas de 250.000 ejemplares semanales, la historieta atraviesa desde hace un buen tiempo una especie de ‘revival’. Desde 2009, cada 4 de setiembre se celebra en nuestro país el ‘Día Nacional de la Historieta Argentina’. Todo se gestó a partir de una iniciativa de testimoniar cada año lo ocurrido en 1957. Esa vez, el lápiz de Francisco Solano López había dibujado a su guionista, Héctor Germán Oesterheld, sentado en su estudio. De pronto, aparecía quien se convertiría en un personaje emblemático de la historieta mundial: Juan Salvo, El Eternauta. Luego, la nevada mortal, los manos, los gurbos, la resistencia, el hongo atómico sobre Buenos Aires.
En los noventa, años de tremendo vacío para la cultura de este país, años aciagos que tajearon fiero cada impulso bienintencionado, la historieta se la rebuscó para salir a la superficie. Ser fanzine era casi una seña de identidad: la de un autor-dibujante-editor-distribuidor que, todo junto y a pulmón, publicaba su propia revista. Vendidos de mano en mano, eran íntegramente en blanco y negro, y se imprimían por fotoduplicación. Cuando el cierre de Fierro, a principios de esa década, fue el fin de fiesta. Entonces, los fanzines se transformaron en un refugio para la producción. La historieta protegida bajo tierra.

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Como un verdadero tesoro guardo una buena cantidad de ejemplares de Corto Maltés, El Tony, Nippur, Fierro, D’Artagnan, Fantasía. Allí están esos personajes que planean sobre todos nuestros años, batalladores, incólumes, siniestros o atorrantes. Es tomarse, cada tanto, el mejor de los recreos. Es tomarse un tiempo para oír cómo precisamente bajo la piel se oyen las órdenes mágicas de Iris Coffee, los pasos de Gilmaesh, los gemidos de Custer, los silencios de Perramus…La historieta quizás insinúa que fue (es), a veces, voluntaria o involuntariamente, un reflejo de la Argentina, cruel en el fondo, en el trasfondo o en el semifondo, cruel en el efecto, como es todo lo marginal. Los hacedores de ‘HB’ extienden la magia. La hilvanan con ese tiempo maravilloso, haciéndolo no tan lejano. Ellos son verdaderos aventureros de papel, habilidosos del trazo, gente fantasiosa…A la hora de poner en escena el lugar simbólico que la historieta tiene en la cultura, recuerdo una frase que me tiró años atrás Juan Sasturain, en ocasión de su visita a nuestra ciudad: !La historieta es a la historia como la camiseta a la camisa!.
En fin. Algo es evidente. Aún con las dificultades conocidas, existe un gran amor por este arte, y principalmente en los jóvenes creadores. Un significado elocuente de que la mística continúa. Solo queda abogar por seguir encontrando los caminos de expresión que necesita esa fuerza de contenido. Historias íntimas, parte de esa experiencia que marcaron la vida del artista, o simplemente asuntos que el historietista considera pertinentes para compartir con el lector. Así, surgen narrativas que transitan entre la realidad y la ficción, entre personajes figurativos, dramáticos, estilizados y geometrizados. Un grupo de pampeanos son parte de ese retrato emocionante de gente que crea el arte secuencial en la actualidad. Creatividad, frescura y autenticidad. La historieta es, para un segmento de la sociedad, alimento vital para saciar el alma.

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Autor

Raúl Bertone