La sustancia quemada, que esa es la etimología de cerámica, es uno de los artes más antiguos entre los que ostentan los hombres, y su ejercicio fue un ejercicio de casi todos los pueblos originarios. Su origen se remonta al neolítico, con los primeros recipientes útiles para almacenar el excedente de las cosechas. A partir de allí siguió una carrera que nunca llegó a su meta e incluso subió de categoría, pasando de ser simplemente un acompañamiento de la alfarería a un arte sutil que encontró tantas formas y colores como practicantes. Micaela Mandrile es una de las continuadoras de esta tradición añeja que rejuvenece cada vez que un par de manos nuevas comienzan a modelar el mundo de las formas.
Micaela está cursando el tercer año del profesorado de Artes Visuales, en el Instituto Superior de Bellas Artes de nuestra ciudad, proveniente de la localidad de Embajador Martini. Polifacética y experimentadora con las distintas vertientes del arte plástico, tal como corresponde a su edad, y con una comunión particular con la cerámica. Aquí, en este breve muestrario de sensaciones y en esta breve galería de imágenes, la dejamos formalmente presentada al público provincial.
Sus inicios con el arte fueron “simplemente por una pulsión –explica Micaela-. No existen antecedentes en mi familia de artistas o de profesores de arte pero siempre tuve interés por manifestarme a través de este lenguaje. Las disciplinas que más me atraen son la cerámica ante todo y también el grabado. Cerámica, porque me parece interesante lo que con ella se puede lograr, las diferentes transformaciones que va sufriendo y las experiencias que con ellas podes hacer. En cuanto a Grabado lo que más me gusta es realizar las copias con la prensa. También realizar y experimentar diferentes técnicas.”
Buena tarea del ISBA por otra parte, que sirve como nexo y puente para los chicos que llegan desde el interior provincial se conecten con el acontecer cultural de la ciudad. El caso de Micaela no fue la excepción: “viviendo en un pueblo tan pequeño no tenía mucho contacto con artistas. Ya en el Instituto comencé a enterarme de eventos y de exposiciones que realizaban alumnas y profesoras del mismo u otros que no pertenecían al ISBA. Y comencé a interesarme por asistir y ´absorber’ algunos conocimientos y técnicas para poder enriquecer mis conocimientos y mis obras. Esta carrera lo hago para ser profesora de arte, pues no considero que sea una artista. Siempre uno se compara con otros artistas y siento que todavía me falta mucho, pero esto no quita que algún día realice obras u objetos en cerámica, que es por lo que más me inclino”, expresó finalmente la joven artista, dispuesta a descubrir las metáforas secretas que guarda la arcilla.
Fotografías: Valeria Quiroga.