MUJERES, el nuevo libro de la autora pampeana, Nidia Tineo

“Había una vez una palabra

redonda, entera, brillante.

Adentro de la palabra estaba el mundo.

Y en el mundo estábamos nosotros…”  (Nosotras)

“…diciéndonos palabras”

Graciela Montes

La poesía, es presencia. Es estar en el mundo. La poesía es memoria del mundo. Ese mundo que está dentro de la palabra. Ese mundo como tejido cultural que  contiene y a la vez, se rompe y niega, golpea, desprecia, acusa, expulsa.

De ese mundo, se nutre la poeta para decir, para contar el mundo desde perspectiva de una mujer en la que habitan otras muchas, como ella misma expresa en estos versos: “No soy ninguna de ellas, pero todas me habitan”. He aquí el nuevo libro de Nidia TINEO, titulado: MUJERES.

Es ese mundo, donde la presencia de las mujeres ha sido, es y será un eje insoslayable para su construcción, su sostenimiento, su recreación y transformación permanente -material y simbólica-, en todos los tiempos y en todos los lugares.

En los poemas de esta obra, irrumpen elementos históricos y universales, cotidianos y  espirituales, remotos y actuales, pequeños y a la vez, trascendentes. Podría decirse que en todos ellos aparecen manifestaciones de dolor, coraje,  vida, muerte, traición, horror, soledad, amor y sobretodo compromiso. Son poemas que hablan de anhelos pero a la vez,  de desencantos.

La autora en estos versos,  recoge, hilvana, enlaza, la huella imborrable de  mujeres de carne y hueso. Mujeres anónimas o reconocidas. Algunas incluso, transformadas en mito; otras, casi olvidadas; aunque todas ellas, perviven como símbolo de rebeldía, de  inteligencia, de amor, de fortaleza, de coraje y de la lucha inclaudicable, en un mundo hostil, sobre todo para ellas. Todas, aunque incomprendidas, señaladas, juzgadas, criticadas, han sido capaces de desafiar al mundo, a sus condicionamientos existenciales, -impuestos por cada época, por cada poder de turno-, y han señalado con sus actitudes y su genio, una senda alejada de la obediencia servil y silenciosa.

Por tal razón, en esta obra, la poeta trae las historias de esas mujeres, las actualiza, las reconoce, con la convicción de que cualquier tipo de sometimiento sea cual sea – que signifique callar, no poner palabras, bajar la voz, replegarse-, no vale ni valdrá jamás para hacerse un lugar  en el mundo, digno y que valga la pena habitar.

Sin pretensión de abarcar de ningún modo todas las vicisitudes, preocupaciones, pesares, intereses, deseos, emociones diversas propias del género; la autora intenta a través de su libro MUJERES,  convocar a las mujeres, a “…una red de coraje, de rondas y de manos (…) una red de palabras”.

Porque siempre hizo y hace falta un resquicio de luz que ilumine  este mundo,  cualquiera sea la hora, como decía el poeta Roberto Juarroz, “… Una lámpara encendida/ en medio del día…”.  Por eso, este libro convoca a la palabra. La palabra esa luz imprescindible. Pero no cualquier palabra, sino la palabra poética, una palabra que sea… “redonda, entera, brillante…”.

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