«Me pareció que esta situación excepcional era algo que valía la pena registrar»

«Llevo más de un mes en mi casa. El aislamiento empezó el día lunes 16 de marzo y la verdad que en lo personal lo llevo bastante bien, puedo decir que soy una privilegiada, tengo una casa, tengo un trabajo que puedo continuar desde aquí y tengo la tranquilidad de que, por poquito que sea, a fin de mes voy a tener un ingreso. En paralelo a eso, el hecho de encontrarme sola en mi casa durante tanto tiempo, lejos de ser una complicación, es como la panacea realmente. Dado que no puedo vivir sólo de hacer cine documental, tengo otros trabajos en paralelo. Esos trabajos me insumen un tiempo diario que no me permiten, como ahora, dedicarme con tanta profundidad a la investigación o a la búsqueda necesaria para el desarrollo de una idea. Estoy leyendo mucho, trabajando en dos proyectos en paralelo; uno lo había comenzado un poco antes de la pandemia, y por ahora quedó estancado hasta que haya un giro en todo esto; el otro es producto justamente de este encierro. Comenzar a tener como un registro de la cantidad de cosas que a uno le pasan estando aislado del resto, y en un contexto tan particular como el que nos toca vivir. Las primeras semanas creía que se trataba de algo que, en el futuro, iba a terminar por transformarse en un mal recuerdo. Algo que nos tocaba pasar como cualquier otra situación extrema, y que después, con el tiempo, todo volvería a la normalidad.  Hoy creo que ya nada volverá a ser como antes. Creo realmente que se viene un cambio de paradigma, pero no solo a nivel social, en el vínculo entre los seres, en el modo de viajar o en el modo de trabajar, sino también en el modo de crear. En este sentido tengo como una especie de ceguera absoluta sobre cómo va a ser, hasta que no lo vivamos no puedo hacer ningún tipo de proyección. Estoy viviendo el día a día como hacen los médicos que están descubriendo de qué se trata el coronavirus. Días atrás participé de una charla junto a otros tres documentalistas como María Alvarez, Andrés Di Tella y Andrés Habegger, hicimos una master class vía Zoom que duró unas dos horas y hablamos, ante las preguntas que surgieron, de cómo va a ser hacer cine a partir de ahora, si vamos a filmar a personajes con barbijos, cómo será movernos de un sitio a otro, con los grandes equipos de rodaje. Cambiará absolutamente todo. El ambiente artístico en cuarentena, el más cercano a mí, está totalmente frizado, congelado. Los primeros díass andábamos todos como exaltados, queriendo compartir y liberar las películas, las obras de teatro, los libros, como un  flujo de materia cultural, creyendo que eso iba a poder suplir la presencia humana o el contacto físico que se produce en una sala. Pero eso tiene como un límite, y nada volverá a ser como era. Hace un par de días en Euronews escuché que en Europa, lo último que se reabrirá serán las salas de cine y los teatros. Esto es así. Hoy los gobiernos entienden que muchos eventos culturales no son actividades indispensables, y por sobre todas las cosas, son posibles focos de contagio. Será difícil recuperar un público para nuestras obras. Hay que repensar absolutamente las formas de ver cine, de ver teatro, del consumo cultural en general. En cuanto al rol de la sociedad ante esta pandemia, fue muy importante asumiera que si no se cuidaba de este modo, los resultados iban a ser terroríficos e imprevisibles».

Ensayo documental sobre el encierro

«Desde abril, más de la mitad del planeta vive en cuarentena o aislamiento obligatorio. Por primera vez en su historia, la mayor parte de la humanidad debe quedarse en su casa o puertas adentro. Ni durante los conflictos bélicos mundiales, tanta cantidad de gente debió permanecer aislada durante tanto tiempo. Me pareció que esta situación excepcional era algo que valía la pena registrar desde diferentes lugares del mundo. No los estragos de la pandemia, sino lo que le pasa a cada uno frente al encierro. Obviamente solo puedo hacerlo desde mi casa y bueno, la idea un poco nació cuando mi mamá me llamó y me dijo «Franca, ¡vos tendrías que estar registrando lo que está pasando en la ciudad, nunca se vieron las calles vacías como están ahora!». Y sí, es algo que suena como apocalíptico. Esos espacios que estuvieron llenos de gente, y hoy están silenciosos, donde solo hay pájaros y grillos. Tomé conciencia que me era imposible poder salir, y mucho menos con una cámara, por lo que surgió la invitación a la gente para que filmara en el lugar que estuviera, lo que veía a través de su ventana o su propio vínculo con el encierro. Por ejemplo, Buenos Aires es una ciudad muy caótica y de golpe esos espacios estaban completamente vacíos. Que de un día para otro nos modificara tanto nuestros comportamientos, nuestra vida cotidiana, fue muy fuerte. Entonces nació la necesidad de registrar eso, el registro de un tiempo único, que cuando lo veamos dentro de 100 años nos va a pasar lo mismo que cuando miramos lo que sucedió con otras pestes u otras calamidades que vivió la humanidad. Inicié el registro de mi propio aislamiento, de las cosas que me pasaban, rompiendo rutinas tan marcadas. Y después me di cuenta que era absolutamente necesario que esto fuera colectivo, invitar a diferentes personas de diferentes partes del mundo a que registraran lo que podían desde sus lugares sin moverse, filmando con  su celular, en la mejor definición y en formato aplanado. Y que me enviaran eso para hacer una especie de ensayo del aislamiento. No sé si armaré un documental o un ensayo. El cine es como una actividad colectiva, necesitás un montón de los otros, y por primera vez me instalé un programa de edición en casa y estoy tratando de procesar el material que van enviando. Por un lado me genera mucha ansiedad, y por otro necesito un montón el diálogo con el montajista, que en este caso no tengo. Pero estoy aprendiendo cada día y filmando esas cuestiones mínimas que marcan el paso del tiempo, situaciones y cosas que en otras condiciones no podía sentirlas o experimentarlas».

Invitación a filmar el aislamiento

La sola consigna es filmar con el celular en 1080 p HD a 30 fps, en posición horizontal y fijo. La duración aproximada de cada toma: 30 segundos. Los archivos originales sin compresión deberán ser enviados a liniersporfranca@gmail.com; archivos comprimidos o tomas verticales serán desechados. Las bases se pueden conocer ingresando en www.francagonzalez.com.ar.

Franca González

Nació en General Pico, La Pampa, el 24 de diciembre de 1968. Estudió Artes en la UBA y orientó su formación al cine documental perfeccionándose con guionistas y realizadores como el argentino Jorge Goldenberg, la francesa Isabel Flauvel, y las españolas Lola Salvador y Carmen Cobos. Fue becaria del Fondo Nacional de las Artes (2000 y 2002), del Conseil des Arts et des Lettres du Québec y de Secretaría de Cultura de la Nación (2006/07), y del Programa de Investigación del Gobierno de Canadá (2007 y 2011). En todos los casos, las becas estuvieron orientadas a la formación y realización en cine documental de autor. ​ ​Su último largometraje Miró. Las huellas del olvido (2018), ganó las categorías Desarrollo y Ayuda a la Co-producción del Programa Ibermedia y el Fondo Mecenazgo de Buenos Aires, tras lograr el apoyo del INCAA (2º vía) para su realización. Miró tuvo su estreno mundial en las competencias del BAFICI, del DocLisboa, los Festivales Internacionales de Cine de Málaga, Trieste, Catalunya, Bogotá y el Migranti Film Festival de Piamonte, Italia. A su vez, ganó el Premio del Público al Mejor Largometraje Argentino del 4º Festival Nac. de Cine de Gral. Pico. Se estrenó comercialmente el 5 de Julio de 2018 y tras permanecer dos meses en cines de Buenos Aires, continuó su recorrido por salas del interior del país y festivales internacionales. Del 2009 al 2014 produjo y dirigió el largometraje Al fin del mundo (2014), sobre un puñado de personas que sobreviven a un aislamiento helado y ventoso en el corazón de Tierra del Fuego. Se estrenó en el BAFICI 2014, y luego participó en las competencias de 18 festivales internacionales. (Co-prod. con Canadá). En paralelo, realizó el documental TOTEM (2013), filmado en una reserva kwakiutl al norte de la isla de Vancouver, cerca del Golfo de Alaska. Fue seleccionado para competir en el Vancouver Latin American Film Festival (2013) y tuvo su pre-estreno argentino en el DocBsAs 2013, e/o. (Co-prod. con Canadá). ​Su largometraje Liniers, el trazo simple de las cosas (2010) fue ternado como Mejor Documental del año por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina para los premios SUR. Ganó el Premio al Mejor Largometraje Documental del Festival de Cine de San Juan y compitió en los Festivales de la Habana, Málaga, Toulouse, Leipzig y MARFICI, entre otros. A su vez, el guión fue ternado para los Premios Argentores 2011. Liniers… se estrenó en el Instituto Cervantes de Nueva York el 17 de marzo de 2012. Formó parte de la Muestra de Cine Argentino Contemporáneo que Cancillería exhibió durante 2016 y 2017 en Berlin, La Habana, Londres, México DF, Moscú, Nueva Delhi. ​En 2006 dirigió Atrás de la vía, filmada en General Pico junto a su abuela, una mujer que se quedó sola en una casa inmensa, poblada de recuerdos. Atrás de la vía obtuvo el premio a la Mejor Dirección Documental del 6° Festival de Cine de Tandil y fue el único estreno argentino del Festival Internacional DocBsAs’06. Fue su primer largometraje en «solo» como directora. ​Más allá de su labor como realizadora, trabajó como directora de fotografía y cámara de sus propios films y para las películas Mi hist(e)ria en el cine, de María Victoria Menis, Des adieux, de la canadiense Carole Laganière (film del cuál es a su vez co-productora argentina) y The trails of Patricia Isasa, de Pauline Vaillancourt / Kristin Norderval. ​Como guionista, además de sus obras, es co-autora de Palestina, imágenes robadas, largometraje documental dirigido por Rodrigo Vázquez. Co-producción entre Inglaterra, Argentina y Cuba. ​Con este último proyecto, fue seleccionada para participar de Cinéma en Développement, de la Cinéfondation en las 26èmes Rencontres de Toulouse, Francia. ​​Formó parte del Comité de Evaluación de proyectos documentales del INCAA y fue jurado capacitador del Concurso de Proyectos de largometrajes en Desarrollo Raymundo Gleyzer y Cine de la base (INCAA). Trabajó como tutora de proyectos ganadores del Concurso para la Nueva Televisión Digital del INCAA y la UNSAM. Ha dado clases en el Observatorio Escuela de Cine Documental, en la Maestría de Cine Documental de la FUC (Fund. Universidad del Cine), en el CIC (Centro de Investigación Cinematográfica) y en la cátedra Diseño Audiovisual de la carrera Diseño de Imagen y Sonido (FADU/UBA). Ha participado como Jurado de Tesis de la Licenciatura en Cine Documental de la UNSAMIAMK, cuyo rector es el actual ministro de Cultura, Tristán Bauer. En 2019, su proyecto de serie documental de 8 capítulos titulado Había una vez un pueblo resultó ganador del Concurso Nacional de Contenidos Audiovisuales Cont.ar, organizado por Contenidos Públicos S.E. y Canal Encuentro. ​De 1997 a 2008 estuvo a cargo de MG Producciones. Allí realizó, entre otros, los documentales Tierra sin mal y Rituales sonoros – Candombe, premiados en numerosos festivales nacionales e internacionales. Desde entonces, dirige la productora Franca González Cine, dedicada a la producción y realización de obras audiovisuales focalizada en el cine documental de vanguardia, artístico y de autor. Durante enero de 2017, Canal Encuentro emitió una retrospectiva completa de su obra cinematográfica documental. En Septiembre de 2018, en horario prime time, hizo lo mismo LU 89 TV Canal 3 de Santa Rosa. Es socia de DAC y participa activamente en DocuDAC desde el año 2005.

Reel Largometrajes documentales de Franca Gonzalez from Franca González on Vimeo.

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Autor

Raúl Bertone