A Turquía en pocos pasos

Pilar Alvarez Masi*

En el marco del I Festival Nacional de Cine de General Pico se proyectó Sueño de invierno del cineasta turco Nuri Bilge Ceylan. Una historia en apariencia sencilla que, entre otras cosas, invita a conocer y comprender al otro.

Cuando en mayo del año pasado estuve en Turquía me quedé sin tiempo antes de visitar Capadocia y me tuve que conformar con algunas fotografías de lo que parecía ser un lugar único en el mundo: un paisaje lunar con formaciones de toba calcárea totalmente caprichosas que, a fuerza de excavaciones, se han convertido en hogares desde tiempos inmemoriales. Para mitigar un poco la ansiedad hasta que pueda volver –y también por otras razones que les contaré más adelante– en el I Festival Nacional de Cine de General Pico decidí ver Sueño de Invierno (Kis uykusu) del cineasta turco Nuri Bilge Ceylan.
El argumento del film es, en apariencia, sencillo: Aydın es un actor jubilado que dirige un hotel en la región de Anatolia central. Vive con su mujer –más joven que él– y con su hermana, quien acaba de divorciarse y mudarse allí con ellos. Al llegar el invierno, y con él la nieve, no sólo el ambiente se vuelve frío sino también las relaciones humanas, y salen a la luz las aflicciones, los rencores y los errores cometidos. Todo comienza con un niño rompiendo con una piedra la ventanilla del auto en el que van dos hombres y desde ese momento Aydın será el núcleo que entrelazará diferentes historias contadas a través de situaciones cotidianas –allí donde parece que no ocurre nada pero está ocurriendo todo– y enmarcadas en un paisaje imponente que influye –y acompaña– a los protagonistas. Pero la sencillez dura poco y a medida que el espectador va construyendo los personajes –porque éstos no están dados sino mostrados a través de largos diálogos y de analogías– los 195 minutos que dura la película se convierten en profundidad y reflexión sobre temas de los que ninguno de nosotros estamos exentos.
Y más allá de la belleza de las imágenes –no sólo por los escenarios naturales sino también por la fotografía, por las escenas interiores iluminadas sutilmente por el fuego– el film de Nuri Bilge Ceylan nos introduce en las zonas rurales de Turquía, en el islam y sus costumbres, en sus formas de ver el mundo, eso que buscamos también cuando viajamos: conocer al otro, acercarnos y volver a casa siendo un poco más humanos.

*Licenciada en Comunicación Social y periodista. Si querés seguir recorriendo Turquía te invito a leer en mi blog Alaturka: Un día de compras en el Gran Bazar y Turquía: entre ruinas grecorromanas y castillos de algodón

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