«El textil refleja mi modo de ser, de proyectar, de estar»

Hilos que unen, que forman redes. El textil es una de las técnicas más antiguas de la humanidad, y desde hace un buen tiempo logró reposicionarse tras ser considerado arte decorativo. Otras técnicas, diferentes materiales, una combinación de disciplinas que permitieron abrir nuevas líneas de acción para convertirse en un arte mayor. Las obras de Iris Nair Rebecchi dialogan con el arte textil. Esos tejidos que disparan narraciones por doquier. Registrando hilo a hilo sus propias historias. Munch señaló que el arte deriva de un deseo de la persona para comunicarse con otro, y en ese sentido la artista oriunda de Trenque Lauquen enfatiza lo subjetivo, reflexiona y se expresa a través de variados lenguajes estéticos.

«El textil refleja mi modo de ser, de proyectar, de estar. Lo que quiero llegar a ser, o mejor dicho lo que soy hoy. El grabado me ha legado este amor por construir historias. De la literatura de cordel que otrora me convocaba, viajé por otras rutas que me esperaban para enamorarme de distintos materiales, como el cemento, el metal, y el mosaico. Hoy elijo y decido por el textil. Piel que cubre, piel que viene de tradición genuina y ancestral, que existe, que abriga y que cobra vida a través de la formas, las líneas y el color. Piel de variadas telas y tejidos. A veces yuxtapuestos, otras superpuestos, generando volúmenes, texturas diversas, o sutiles transparencias. Los hilos corren como la sangre embelleciendo las zonas transitadas en esos fragmentos. Todo se organiza a la hora de narrar», reflexionó Nair Rebecchi, abriendo la charla con El Lobo Estepario.

Nació el 1 de mayo de 1962 en la citada ciudad del oeste bonaerense, donde estudió y se recibió de Maestra Normal Superior. Instalada en General Pico, cursó en el ISBA la carrera de Maestra de Artes Visuales y Profesora de Dibujo en la Especialidad de Grabado. En su transitar, ha realizado numerosos cursos en las áreas pedagógicas y artísticas, interviniendo como jurado y trabajando como docente desde el año 1982, tanto en la provincia de Buenos Aires como en La Pampa. Participó en varias muestras colectivas e individuales. «Coser el cuerpo de una obra en un territorio que nos pertenece es darle voz a nuestro akasha, y bordarlo es una de las vías para reconocerlo y amarlo. Al visibilizarlo, comienza el nacimiento de su propio viaje, y un diálogo con el espectador donde fluye la verdad que quiere contar. La historia habla a través de nuestras manos, somos un canal», destacó la artista.

¿Qué le hubiese gustado ser?

Creo que lo que soy hoy ya estaría en mi ADN. Me gusta también escribir, registrar lo que me interesa. Seguro que lo hice en otras vidas. O haber trabajado en bibliotecas, me encanta circular por ellas y tengo amigas bibliotecarias muy queridas. Creo que cada uno de nosotros vino a esta 3D  con una misión. Le tocó nacer en un determinado lugar, en el seno de una familia particular que le dio lo que pudo, y cada alma evolucionó de acuerdo a su nivel de conciencia.

¿Un lugar para vivir en el mundo?

Hace unos años me preguntaba por mi lugar en el mundo. Cuando dejé de preguntarme, y mi alma se calmó, ahí entendí la respuesta. ¡Yo soy mi mundo! Mi lugar está dónde yo estoy.  Tiene que ver con vivir en presencia.

¿Qué desea para su vejez?

Deseo paz. Estar en armonía con todo mi cuerpo.

¿En qué tarea no se siente inteligente?

El mundo de la video animación me fascina, aunque la tecnología me pone nerviosa, me cuesta entenderme con ella, y aunque intento hacerme amiga, no me la hace fácil, me la complica. Entonces pido ayuda y está bien. ¡No tengo por qué saber todo!!

¿Cuál fue el momento más feliz de su vida?

No sé si puedo elegir el momento más feliz de mi vida. Disfruto poder estar conmigo, y también disfruto estar con mi gente querida.

¿Su primer trabajo?

Comencé trabajando con un abogado mientras estudiaba para Maestra en el ISFD N° 40 de Trenque Lauquen. Fue en 1980, tiempo en el que la Dictadura transitaba su ocaso, aunque su último coletazo fue la Guerra  de Malvinas. En ese momento di mis primeros pasos como maestra en Florencio Varela. Vivía en La Plata y viajaba a dedo como todas las docentes para llegar puntualmente a destino. Épocas de mucha angustia provocada por la situación del país.

¿Cuál es el buen cine?

Siempre me gustó el cine de autor, y en ese sentido tengo mis preferidos. Fellini, Kusturica, Kieślowski, Scola, Kurosawa, Miyazaki, Chaplin, Almodóvar, Tim Burton, Ang Lee, Buñuel, Burman, Campanella, Szifron, Borenstein, Subiela, y tantos más. Me encanta registrar los diálogos que me dejan dando vueltas. Amo el cine que moviliza, hay infinitas películas maravillosas que dejan mucho para reflexionar.

¿El último libro que leyó?

Con los libros me sucede lo mismo que con las películas. Leo lo que me atraviesa como tema en el momento. Los últimos que leí fueron El infinito en un junco, y Los gatos sueñan con física cuántica y los perros con mundos paralelos. Mis elecciones son variadas. Y me encantan los audiolibros, y tomar nota sobre conferencias acerca de temáticas que me importan.

¿El mejor libro que leyó?

En este momento puedo mencionar dos: El sentido de la creación, de Nicolás Berdiaev, y El hombre y sus símbolos, de Carl Young. 

¿Mira T.V?

Sí, pero poco. Y selecciono lo que miro. A veces los programas  se convierten en una gran sopa deprimente y manipuladora.

¿Qué artista influyó en su camino?

Cuando comencé la carrera de Bellas Artes me enamoré de Kandinsky, Chagall, Klee, Matisse, Brueghel, El Bosco, Botticelli, Rubens, Veermer, Manet, Monet, Velázquez, Guayasamín, Durero, Goya, Guadalupe Posada, Xul Solar, Berni, Ernesto de la Cárcova, Violeta Parra. Luego, con mi Profesora de Historia del Arte, Patricia Cusel, seguí descubriendo el apasionante mundo de las artes visuales, y a muchos más artistas. Amé y amo todas esas culturas, e iba por más a buscar aquello que me interesaba de ellas. Creo que hay artistas que en determinados momentos nos han dejado tan movilizados, que han inspirado nuestro caminar. Los llamo parientes de las artes.

¿Qué hito de la historia mundial le hubiese gustado vivir personalmente?

Nací en esta línea de tiempo, no me veo en otras realidades. Elijo esta y ahora. ¡Esta es mi mejor versión!

¿Cuál fue la vez que más lloró?

Fue con la partida al otro plano de mi madre. En ese entonces tenía 30 años y fue el contacto más cercano con la muerte. Ese impacto tan fuerte me llevó con el tiempo a despertar, abrirme, tratar de  conocer quien era en verdad, y entrar en la búsqueda de mi propósito de vida.

¿El mejor político en la historia del país?

Luego de Malvinas, y con la caída del gobierno militar, comenzamos a transitar los comienzos de la democracia en la figura de un presidente elegido como Raúl Alfonsín, de gran carisma. Un presidente muy querido. Hay otros que no son tan bien recordados, que están caratulados de nefastos en la historia argentina, y cada uno de nosotros tiene esos nombres según su generación.

¿La mejor persona que haya conocido?

No puedo decir que existe una única mejor persona en mi vida. Tengo varias. Y tiene que ver en cómo energéticamente me conecto con esas personas, y puedo ser yo misma.

¿Extraña algo de su niñez?

Creo que cuando uno siente curiosidad, asombro y se sumerge en la creación con ojos de niño, lo disfruta. Está jugando con su niño interior. No extraño nada, aún salgo a jugar con mi niña interior, y me doy esos gustos como cuando transitaba esa etapa.

¿Un personaje nefasto en nuestra historia?

En este caso pienso y me pregunto ¿bajo qué mirada y criterios uno puede juzgar?. Lo que ayer me parecía bochornoso, hoy miro la realidad y me vuelvo a repreguntar ¿era tan así cómo lo veía? A los ojos de la actualidad no puedo responder, se me hace difícil.

¿Le preocupa la muerte?

Sentía temor llegar a la edad que tenía mi madre cuando desencarnó, eso me persiguió por mucho tiempo. Creo que trabajé esos miedos, y cuál  guerrera fui hacia el objetivo y el miedo desapareció.

¿El arte salva?

Sí. Obviamente. Salva y sana. Entrar al ISBA fue un antes y un después en mi historia personal. Desde ese momento el arte fue el compañero más fiel. Quizás ya estaba ahí latiendo, y la enseñanza lo hizo despertar más. Por eso estoy agradecida por la oportunidad que me di al hacerlo posible.

¿Qué opina del aborto?

Es un tema muy delicado, y tiene que ver con cada persona y sus decisiones, que son totalmente de índole personal. Nadie tiene el derecho de juzgar.

¿A quién no dejaría entrar a su casa?

No dejaría entrar al odio y al rencor. Son sentimientos que desequilibrarían todo mi ser.

¿Donaría sus órganos?

Cuando pase al otro plano, si mis órganos están en condiciones y le sirven a alguien, claro que sí.

¿Recuerda su primera maestra?

Creo que fue Beba. Recuerdo las primeras letras, el cuaderno, el libro Campanita, la Escuela 2 de Trenque Lauquen, los bancos de madera, el patio gigante, la campana, las filas, las canciones, los actos. Corazón de tiza y pizarrón.

¿Qué opina de la religión?

Creo en mi relación con lo sagrado, con lo divino. En mi transitar con lo religioso fui evolucionando hasta el encuentro con el mundo de la metafísica y la práctica de la misma. Luego, la iniciación en reiki y registros akáshicos me fue llevando a otro entendimiento de las grandes preguntas acerca de la naturaleza humana, el ser, la vida, la muerte, los mensajes del alma, el contacto a través de sueños, la intuición. Los mensajes de nuestro yo superior. Al entrar en contacto más profundo con la energía y los mensajes del akasha, entendí que participamos de un campo cuántico, que pertenecemos a un sistema que se interconecta a otros sistemas, y al vincularnos vamos tejiendo redes. Al visibilizar las raíces de nuestros árboles vamos llegando a un entendimiento profundo para sanar.

¿Una película?

Varias. Cuando era chica mi mamá nos llevó a todos los chicos del barrio a ver Bambi. ¡Cómo lloré!! El cine de animación me encanta. Por ejemplo, El viaje de Chihiro. En realidad, todas las de Hayao Miyasaki. Otras películas que me impactaron mucho fueron El baile de Ettore Scola, La sal de la vida, Roma o La voz de la luna de Fellini, Cinema Paradiso, Los puentes de Madison.

¿Una obra de arte?

Cualquiera de Marc Chagall. Elegir una sería tremendo, me inspiró en su momento toda su poética del color y su narración. Lo mismo que me sucedió con Matisse o Xul Solar.

¿Cuál es la persona que más le gustaría ver en estos momentos?

A mis padres y abuelos, poder verlos y abrazarlos, decirles ¡¡Los incluyo, los respeto y los honro. Les doy las gracias porque gracias a ustedes yo existo!! Los invitaría a seguir con la evolución de sus  almas, y yo con las mías.

¿Qué sabe o recuerda de la dictadura militar?

Era una niña, tendría unos 8 años cuando recuerdo la llegada de los militares a Trenque Lauquen, pasando con sus camiones. Teníamos mucho miedo por todo lo que escuchábamos. Mi madre le escondió a mi padre algunos libros en el cielorraso, otros los enterró. Época de desaparecidos, terror y persecución.

¿Cuál es su idea de la felicidad?

Estar en paz. El encuentro con mis nietos, acompañarlos y disfrutar junto a ellos, acercarlos a un mundo con valores para transitar una niñez con calidad. Elijo eso por sobre todo.

¿Qué es lo que más valora en sus amigos?

Mis amigos son mi familia, los amo tal cual son. Amo esa incondicionalidad. Siempre los siento como esos ángeles terrenos que llegan en el momento justo, con ese gesto de amorosidad que lo cambia todo.

¿Qué nos está dejando la pandemia?

La pandemia fue un llamado de atención en todos los aspectos. Un parate para volver a mirarnos. Ese cachetazo hizo enfocarnos y decidir qué hacer, dejarnos llevar por el miedo o abrazar el ser creativo que llevamos dentro. Muchas personas reinventaron sus profesiones, y su cotidiano a raíz de este acontecimiento mundial. El estado en que nos dejó la pandemia es a vivir  en presencia, y a llevar a cabo nuestros propósitos para estar conscientes, conectados, más livianos.

¿A quién le gustaría parecerse intelectualmente?

A nadie. Pienso que cada uno es cómo es. Algunos somos más capaces para ciertas cuestiones, y otros para otras.

¿Le niega o le negó el saludo a alguien?

Yo saludo siempre al que me saluda.

¿Qué le gustaría saber ante todo?

Saber cómo se comportará el clima, y así decidir qué hacer.

¿Qué instrumento musical le gustaría tocar?

Me encanta la música. Cuando era chica fui a estudiar piano, pero evidentemente el arte no giraba en torno a tocar ese instrumento.

¿Su peor defecto?

A veces suelo meterme en las trampas por atropellada, por torpeza o ansiedad, y aún así le doy gracias a eso porque todo forma parte del aprendizaje de este planeta escuela que es la vida misma. Me permite ver en el espejo lo que tengo que ver. Hacer conciencia para no repetir. Y luego voy a más vida.

¿Qué le gusta regalar?

Regalo lo que a mi me encantaría que me regalen, y me encanta hacer regalos personalizados. Regalos especiales para personas especiales.

¿Qué piensa del periodismo en general?

Tengo mucho respeto a los periodistas que difunden la realidad e intentan generar conciencia en la gente, a los que tejen redes solidarias para solucionar lo que en otros ámbitos no se produce. Aquellos que generan masa crítica y trazan puentes para que las personas se conozcan, se encuentren. No siento tanto respeto por aquellos que intentan instalar en el pensamiento colectivo una matriz que interfiere en  la energía de las personas.

¿Justificaría en algún caso la tortura y aún la muerte?

No justifico en ningún caso. Para eso está la Justicia.

Se incendia su casa, sólo puede llevarse una cosa, ¿cuál?

No sé qué me llevaría. Intentaría sacar a los míos, agarraría a mi gato Shanti, llamaría a mi hermano Enzo a los gritos para que me escuche.

¿Una canción?

Las de Judy Garland en La novicia rebelde. Las escucho seguido mientras trabajo. Me gusta el jazz, cierro los ojos y la visualizaciones son viajando o bailando. La música toda tiene su encanto y de acuerdo al momento, elijo.

¿Cuál lugar de la casa es el mejor para leer?

En mi sillón del living.

¿Cuál fue la persona que más lo ayudó?

Cada uno de nosotros reconoce en sus acciones y decisiones quien fue, y nos reconocemos como autores de esa ayuda en cada uno de nuestros propios procesos, y por supuesto, acompañada por nuestra gente querida. Los entornos de los cuáles formamos parte. Agradecida y sostenida por una energía misteriosa que es la que nos abraza en amorosidad cada día.

Compartir

Autor

Raúl Bertone