«Ellos anhelan permanecer en su tierra y resistir porque es un mandato ancestral»

Sus paisajes están cargados de una atmósfera particular, donde sus figuras y sus animales forman parte de la naturaleza sentida. La pintura al aire libre, la construcción de escenas campestres. La artista plástica pampeana Carola Ferrero viene exponiendo una aguda mirada sobre su hábitat, su entorno, alejándose a veces un poco más allá de aquello que fluye en su cotidianidad. En sus obras busca capturar la atmósfera y la esencia de los lugares, es en el paisaje donde encuentra la peculiaridad de nuestra tierra, donde muchas veces aparecen retratados trabajadores campesinos en sitios inhóspitos.

El próximo viernes 25, Ferrero inaugurará la muestra Crianceros ancestrales, en el Espacio Marta Arangoa, ubicado en la calle Leguizamón 1125, de Santa Rosa. La apertura será a las 20 horas y permanecerá abierta al público hasta el 18 de junio. Podrá recorrerse de lunes a viernes de 8:30 a 13.00, martes y jueves de 15:30 a 18:00 horas.

«Crianceros ancestrales comienza a gestarse en las extensas recorridas por el oeste pampeano, sur de Mendoza y norte de Neuquén. Los crianceros del oeste resisten en la inmensidad de la estepa, donde solo se ven jarillales. El agua es casi inexistente; pese a la adversidad climática, mantienen vivo su ganado. No solo la observación del paisaje llamó mi atención, donde pude plasmar pequeñas notas de campo que se transformaron en postales. La interacción con los puesteros generó en mí un interés especial que comencé a retratar e interpretar a través de la pintura, comprender que las dificultades para sobrevivir en esos parajes desérticos con veranos candentes e inviernos crudos no es nada fácil», contó Ferrero, entrevistada por El Lobo Estepario.

«Pausa en el camino», 2024 (óleo, 0,60 x 0,50).
«Amamantando», 2024 (óleo, 0,50 x 0,40).
«Asolado», 2018 (tinta china, 0,30 x 0,20).
«Brillo nocturno», 2024 (anilina, 0,24 x 0,18).

La artista santarroseña nació en 1971, y hace poco más de dos décadas que viene expresándose con un estilo propio. Ferrero se formó a través de la asistencia a talleres y clínicas de importantes y reconocidos artistas y profesores, entre ellos Stella Salas, Ricardo Arcuri, Carlos Tessarolo, Darío Mastrosimone, Ricardo Celma, Raúl Ponce, Luis De Bairos Moura, Vladimir Merchensky y Mercedes Jonás.

«Mi curiosidad fue más allá del horizonte Pampa, así conocí la labor y sacrificio del criancero trashumante de las provincias vecinas. El arreo o trashumancia es una costumbre muy necesaria para ellos que viven sobre la cordillera. Los traslados son a caballo donde sus pilchas tejidas, el caldero, la viciera, la maleta, son elementos imprescindibles para continuar hasta el puesto de veranada o invernada, según la temporada. Con gran respeto y admiración capturo momentos de la vida de estas personas y su labor en la crianza de grandes piños de caprinos, ovinos, equinos y vacunos», agregó.

Ferrero ha realizado numerosas muestras individuales y colectivas en La Pampa y Buenos Aires, y presentó dos libros de artistas con dibujos y pinturas en varias técnicas. En esta nueva exposición aparecerán 20 trabajos en acuarela, tinta y anilina, en pequeño formato, pertenecientes a la serie Postales de mi Pampa, y 12 óleos relacionados con la serie Crianceros ancestrales. La misma se constituye de 13 trabajos, pero en el proceso creativo uno de ellos fue adquirido por un coleccionista español.

«En busca de la eterna primavera», 2023 (óleo, 1,00 x 0,60).
«En el corral» (óleo, 0,80 x 0,60).
«Cordillera azul», 2022 (0,14 x 0,18).
«Madres e hijas», 2025 (óleo, 0,60 x 0,50).

Luego expresó: «En esta serie la mujer puestera tiene un reconocimiento especial, porque ellas son puntal fundamental en la tarea de ayudar a ahijar a las pequeñas crías, labor que la transmiten a sus hijas desde niñas, mientras sus esposos junto a los hijos varones cuidan del piño y se ocupan del arreo hacia puesto. Otro oficio es el de castronero o criador de reproductores caprinos, estos piños los integran caprinos hembras y así asegurarse un estadio controlado para su parición y crianza, para lograr un sustento económico familiar para todo el año. Muchos de los crianceros son descendientes de nuestros pueblos originarios, he nombrado palabras que tal vez para nosotros los gringo (como ellos nos llaman), no es de habitual uso, y eso es lo que deseo, transmitir y difundir esa cultura que traen arraigada en sus entrañas».

Al final de la charla, Ferrero señaló que «sé que en cada pintura descubrirán mucho más de lo que pueden percibir a simple vista, deténganse en los gestos y acciones de los personajes que componen la obra, surgirán preguntas que con gusto responderé para que sea mejor interpretada. Si de algo estoy segura es que: ellos anhelan permanecer en su tierra y resistir porque es un mandato ancestral, donde la cosmovisión es el lema que mantuvieron sus antepasados y que ellos aún continúan conservando y transmitiendo a las generaciones futuras. A través de mi experiencia y de mi obra deseo que no se pierda la identidad cultural de nuestros crianceros ancestrales».

«El agua es vida», 2025 (óleo, 0,60 x 0,50).
«Valle hermoso», 2023 (óleo, 1,00 x 0,60).
«Levitando», 2021 (anilina, 0,30 x 0,20).
«Niebla sobre el salitral», 2024 (acuarela, 0,24 x 0,18).
«Invadido», 2022 (anilina y tinta, 0,18 x 0,24).
«Sombra y arena», 2022 (acuarela, 0,30 x 0,20).
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Autor

Raúl Bertone