«En el ambiente teatral, hablar de Chéjov causa un poco de pavor»

Antón Chéjov es parte decisiva en ese puñado de grandes dramaturgos rusos que parió el siglo 19. Y su teatro sigue siendo plenamente vigente. Beckett, Brecht o Arthur Miller, por citar solo a tres, no se explican sin Chéjov. Es que la narrativa del nacido en Taganrog fue revolucionaria en ese sentido. Las tres hermanas fue su penúltima obra. Estrenada en Moscú en enero de 1901, constituye un retrato concreto y crítico de la burguesía rusa de ese entonces.

La estancia Los Smirnoff es un texto escrito por la actriz y directora teatral Merceditas Elordi. La nacida en la bonaerense Mercedes, viviendo actualmente en Capital Federal tras transcurrir gran parte de su vida en Mar del Plata, visitó tiempo atrás General Pico para brindar un seminario sobre Chéjov, organizado por Ruido y Nueces. En ese momento, asistentes al mismo le pidieron una adaptación de Las tres hermanas, a lo que Elordi accedió con gusto. Ese mismo texto viene ensayando desde marzo de 2020 un grupo de actrices y actores que dirige Sabrina Gilardenghi, con el objetivo de salir al ruedo antes que finalice el 2021. El elenco está conformado por Juan José Penna, Lorena Allemandi, Paula Gette, Julieta Martín, Estela Pacheco y David Albornoz.

¿En qué momento se encuentran con la obra?

A comienzos del año pasado me plantearon participar del texto, cuando estuvo Merceditas aquí, yo aún no había regresado a la ciudad, por lo que no formé parte en esa oportunidad. El proceso se vio interrumpido varias veces, no solo por la pandemia, sino porque en el inicio sufrimos el fallecimiento de Ricardo Trucco, uno de los integrantes del proyecto. Habiendo tenido casi toda la obra ensayada y en buen punto, nos dimos cuenta de que había varias cuestiones de la adaptación que necesitábamos repensar. Nos interrogábamos sobre ciertas frases, o acciones de algunos personajes o secuencias, y nos costaba dar una respuesta que nos satisfaga. Fue un primer borrador de adaptación, por lo que nos tomamos unos meses para reverlo, volver a visitar con mayor ahínco el original y tratar de dar algunas respuestas a esas cuestiones que no nos gustaban a la hora de actuar. Ya para esto teníamos prácticamente toda la obra ensayada y en buen estado, así que fue una decisión ardua, pero que en conjunto entendimos necesaria. Ahora estamos ensayando nuevamente intentando incorporar todas las modificaciones que no alteran el espíritu de la obra o de lo que teníamos ensayado, no son cambios radicales, pero eran importantes. Tenemos mucha fe en este grupo, estamos muy contentos con los encuentros, ya que los aprovechamos al máximo y sentimos el tangible avance, ensayo a ensayo. Pero las interrupciones nos han ido cansando, así que estamos resistiendo un poco con la última energía que nos queda.

¿Tienen una fecha confirmada para el estreno?

Es difícil establecerlo. De hecho, habíamos pensado en el primer fin de semana de junio. Y de esa versión a la actual hay muchas diferencias. Pero no creo que esté tan lejos. Probablemente en unos dos meses. Al menos esa es la intención. Cuando Estela (Pacheco) me acercó la propuesta y me contó quiénes estaban en el proyecto, si bien no conocía a cada uno en particular, me pareció un grupo prometedor. Yo arranqué un poco supervisando, pero con el tiempo he asumido la dirección de la obra.

¿Dirigiste anteriormente alguna obra del dramaturgo ruso?

Es la primera vez que dirijo algo de Chéjov. Se trata de un clásico. Y si bien esta versión no es exactamente de su autoría, sí tiene bastante de su mundo, al menos en algunos vínculos fundamentales. Chéjov es siempre un desafío para mí. Para cualquier director creo. Cada una de sus obras tiene muchísimas adaptaciones y versiones, tanto en teatro como en cine. En el ambiente teatral, hablar de Chéjov causa un poco de pavor, porque se sabe que es tan visceral y tan acabado en su dramaturgia, con una excelencia como pocos, que uno lo mira desde un lugar muy pequeñito y con mucho respeto. Pero vale acercarse. Lo mejor que podamos, con responsabilidad, con coraje, con amor. Está bueno hacer el intento.

¿Cuáles son las expectativas que te acompañan en estos días de ensayo?

En mi caso en particular, primero siempre está lo personal. Elijo los proyectos según cuánto me convoquen, y este autor, como mencioné, me convoca desde lo profesional como desafío. A posteriori, sostener un proyecto independiente siempre tiene sus escollos. Suelen ser procesos con varios vaivenes, por eso el texto tiene que movilizarte en serio. A mí me interesa que la obra cuente lo que tiene que contar, que al público le llegue la historia. Y difundir a este autor que, muchas veces, si bien en el ambiente teatral significa “palabras mayores”, en la comunidad no tiene una resonancia masiva.

Desde tu vuelta a General Pico has participado en varios proyectos, ¿en qué momento se encuentra el dictado de clases y la actividad con el Grupo Comodín?

Sigo dando clases en Maracó, donde tengo los talleres para adolescentes y adultos. Y también dirijo Comodín desde el año 2019. Es una labor que me llena el alma. Tengo un grupo hermoso, que confía, que se entrega, que ama esta disciplina. Es un grupo muy valioso para mí y es una tarea que hago con muchísimo amor. Y también es un lugar que asumo con mucha responsabilidad porque es el grupo que, por ser municipal, nos representa como ciudad. Así que allí la elección de las obras tiene que ver con una variedad de criterios, el modo de trabajo es otro. En cuanto a las clases, son un poco el semillero para quienes quieran ser parte luego del elenco estable. Aunque siempre hay algunos alumnos que quieren divertirse, distraerse o hacer teatro por la potencialidad de los ejercicios, pero no para entrar luego al grupo. Así que también es válido e intento dar respuesta a todas las intenciones.

¿Qué observaste en el regreso a la presencialidad tras un largo tiempo de salas y reductos cerrados?

La gente tenía muchas ganas de volver a ver teatro. Es una disciplina que la tecnología no suplanta. Yo estoy colaborando con Ruido y Nueces, una sala emblemática y muy importante en General Pico, porque es la única que tenemos en calidad de “independiente”, ofreciendo espacio a variados espectáculos y artistas. Las funciones que han tenido lugar los últimos fines de semana lograron excelente recepción de público. Estábamos todos con ganas de participar de esos momentos nuevamente. Cuando el teatro te llegó, pasa a ser parte de tu vida de una forma que es irremplazable. Así que por ahora estamos muy contentos.

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Autor

Raúl Bertone