El documental como proceso de experiencia humana. Capaz de dejar en la mente imágenes perdurables, a decir del inmenso Robert Flaherty, creador de Nanuk, el esquimal o El hombre de Arán, por citar solo dos obras del estadounidense. Cierto día la piquense Franca González Serra se planteó la idea de rescatar, de contar historias de vida. Y a medida que su derrotero comenzó a expandirse, esa mirada tan personal se fue alimentando de aquellos elementos que presenta el lenguaje documental cuando los protagonistas son seres de carne y hueso.
La talentosa realizadora pampeana recibió días atrás una muy gratificante noticia. Su nombre apareció incluido entre las 100 personalidades más destacadas del espectáculo argentino en la última década (2011/2020), que serán distinguidas por la Fundación Konex en ocasión de la edición número 42 de los clásicos premios, integrando la disciplina Documental junto a otros cuatro prestigiosos exponentes como Andrés Di Tella, Néstor Frenkel, Daniel Rosenfeld y Sergio Wolf. Será la quinta entrega anual al mundo del espectáculo y el Diploma al Mérito, que recibirán en octubre cada uno de los 100 elegidos, ya es un premio. No solo González Serra fue nominada, sino que ya es ganadora. Un verdadero reconocimiento a todo el trabajo realizado en estos diez años.
«Fue una enorme sorpresa, no estaba para nada al tanto de que esto podía suceder. Quienes están en mi rubro son referentes muy importantes, Di Tella y Rosenfeld son verdaderos maestros, tipos que admiro profundamente; también a Frenkel, que es un capo del documental con el humor como faceta casi predilecta, mientras Wolf es crítico de cine y sus películas son muy interesantes, como Yo no sé qué me han hecho tus ojos. Me siento muy orgullosa y muy honrada a la vez. En un contexto tan complicado, recibir este tipo de premios es un mimo al alma», contó la piquense, que en plena cuarentena produjo Apuntes desde el encierro, un ensayo documental construido en base a materiales creados en tiempos de coronavirus.

El último largometraje de González Serra fue Miró. Las huellas del olvido, estrenado comercialmente en julio de 2018, tras permanecer dos meses en cines de Buenos Aires, y continuar su recorrido por salas del interior del país y festivales internacionales. Desde el año 1998 viene transitando su sendero creativo con una mirada muy personal, desde aquel primer trabajo profesional perteneciente a la serie llamada Nosotros mismos. Después llegarían Rituales sonoros Candombe, Japón a través de los mares, Tierra sin mal, 1420, la aventura de educar, Atrás de la vía, Liniers, el trazo simple de las cosas, Tótem y Al fin del mundo.
En otro tramo de la charla que mantuvo con El Lobo Estepario, señaló que «soy consciente de las subjetividades a la hora de la elección de un premio, pero en un punto me gustó eso que dijo Ricardo Darín (preside el Gran Jurado integrado por 20 reconocidos nombres asociados a la actividad artística) cuando se le preguntó qué criterios habían tenido para seleccionar a las personas. Habló de que el foco estuvo puesto justamente en valorar el talento, el esfuerzo, la dedicación y las condiciones de producción. No es lo mismo trabajar con grandes presupuestos que hacer todo a pulmón».
La ceremonia de entrega de los diplomas probablemente se desarrolle al aire libre, en el mes de octubre. Luego, el Gran Jurado se reunirá otra vez para seleccionar a una personalidad de cada quinteto premiado, receptora del Konex de Platino. Y entre los 20 de esa lista, surgirá el ganador del Konex de Brillante, el máximo reconocimiento que entrega la Fundación. Dicho acto se hará en diciembre. «Es un premio a la trayectoria de los últimos diez años y tomo conciencia que en esta década hice cinco largometrajes, que todo fue paso a paso, construyendo un lenguaje propio en mi forma de narrar. Eso fue constante y tal vez es lo que me defina. Algo que no quiero dejar de señalar es, que si bien hay muchos rubros, siguen siendo pocas las mujeres, excepto aquellos que concentran únicamente el género femenino. Hay muy pocas en Dirección o en Producción, inclusive en un rubro no aparece ninguna. Creo que tiene que ver un poco con todo lo que sigue costando hacerse un espacio en la industria del cine, en la posibilidad de contar historias y que sean reconocidas, aunque surjan de lugares no tan grandilocuentes», concluyó.