Gisela Colombo: “La novela es fuerte, porque es fuerte la experiencia que narra, pero sobre todo ocurre en la psiquis de los personajes”

La escritora y docente, Gisela Colombo, presentó una nueva novela en la Feria Internacional del libro de Buenos Aires, el pasado 10 de mayo. A propósito de este pasaje por la escena literaria nacional, Colombo habla para Viejo Mar y El Lobo Estepario.

E: ¿Qué tipo de obra presentaste esta vez en la Feria del Libro?

A: Presenté una novela. Una novela breve. Se llama “Las redes del Tarántula Vega”. Y es la historia de una policía muy joven a quien el jefe de su división, con quien mantuvo durante dos años una relación clandestina, la envía a infiltrarse en una red de trata, para profundizar una investigación iniciada, pero también como un modo de tomar distancia de ella.

Así Malena es destinada en una misión que opera desde Chivilcoy, para investigar la organización delictiva que actúa en un corredor de la ruta 5, al Oeste de Buenos Aires. Y allí recibe su nueva identidad: la de Ailén Carli, estudiante de diecisiete años, que debe funcionar como anzuelo para los reclutadores y “ablandadores”… Para ello debe matricularse en un colegio e interactuar con los estudiantes… Lo que sucede a partir de entonces no puedo adelantarlo, porque es un policial… Pero sí puedo decirles que se lee de una sola sentada. Es breve y tiene un lenguaje llano y ágil.

E: ¿Por qué la acción ocurre en Chivilcoy? ¿Tenés alguna relación con esa ciudad?

A: Bueno, yo tengo la convicción de que los textos que logran sustancia y conquistan credibilidad, son aquellos a los que asiste la verdad. En un relato como éste, policial y realista, conocer el paisaje y la cultura que se recrea es medular. El corredor de la ruta 5 es de esos puentes que enlazan mi vida infantil y juvenil, con la vida adulta. Nací y viví en Buenos Aires hasta que me casé con un pampeano y me radiqué en Santa Rosa. Es el camino que me lleva a ver a mis padres, que recorro para ver a mi hija… Entre Buenos Aires y Santa Rosa ocurrió toda mi experiencia.  Fue Chivilcoy la elección porque allí vivía Julio Cortázar, que es uno de mis cuentistas favoritos. Y este texto inicialmente lo pensé como un cuento. Pero podría haber sido Suipacha, Mercedes o cualquier otra ciudad.

E: ¿Cómo es eso de que estaba pensado como un cuento? ¿Cómo se transformó en una novela?

A: Yo escribí gran parte de ese cuento. Pero me fui dando cuenta, mientras lo hacía, que me faltaría espacio para desarrollar los personajes. El acento de la historia estaba montado sobre los vínculos y la psicología de los personajes. Decidí dejarlo en gatera hasta que pudiera escribirla con mayor calma y paciencia.

Así fue. Transformé lo escrito en algo diferente. Aunque yo creo que, como muchas nouvelles o novelas breves, uno se pregunta si no es, más bien, un cuento largo. La estructura que permanece me parece la del cuento en muchos aspectos.

E: ¿El final también?

A: No hablemos del final… pero sí, especialmente el final.

E: ¿Hubo una investigación sobre este flagelo de la trata para escribir la obra?

A: Uno siempre investiga, pero en este caso usé esa información para confirmar ideas previas que habían llegado como noticias de casi toda mi vida, casos puntuales transmitidos por la prensa, que siempre me inquirieron. Es que me interesaba manifestar lo que hay de más universal en estos sucesos. Es decir, la sensación de las víctimas, la sensibilidad de aquellas que han sido degradadas a un objeto para satisfacción y descarga de otros. La novela es fuerte, porque es fuerte la experiencia que narra, pero sobre todo ocurre en la psiquis de los personajes.

E: ¿Cómo fue la acogida en la Feria de Buenos Aires?

A: ¡Muy buena! En algo nos asistió la providencia porque justo la noche anterior recibí una llamada de una amiga con quien nos asociamos en 2019 para dar una charla en la Biblioteca Nacional porque ambas trabajábamos con las imágenes. A Victoria Arderius muchos la conocen como periodista, pero hace años que la vemos en los medios nacionales como tarotista y coaching. Ella aceptó mi invitación a la presentación del libro porque no tenemos muchas oportunidades de vernos. Cuando estuvo allí, la gente del stand se acercó a preguntarme quién me presentaría. Siempre me suena un poco incómodo escuchar mi currículum, y esos elogios que suelen decirse, así que había prescindido, en mis previsiones, de un acompañante y hablaría sola la novela. Pero Paola Bravo, que estaba a cargo del stand y es un amor, insistió en que alguien me presentara. E improvisé la pregunta para Victoria: ¿Te animás?

¿Qué si se animaba? La rompió. Hizo una de las entrevistas que ella hace en su programa de radio, con un oficio periodístico increíble y la profundidad de quien estudia las raíces de las motivaciones humanas a fondo. Fue un gran regalo de ella y también de la diosa Fortuna, para decirlo en el lenguaje de los símbolos que trabajamos juntas para el Simposio Warburg.

E: ¿Qué sigue ahora en tu plan literario?

A: Primero, la segunda parte de esta novela. Se llama, si es que no cambio de parecer, “Una cintura para la avispa” y continúa esta historia con un horizonte esperanzado, como de sol naciente. Está terminada ya, así que no creo que estemos muy lejos de verla en papel. Después, no sé… por ahora sigo con mis colaboraciones en diarios y comienzo a preguntarme ¿de qué vas a escribir ahora? Espero contestarlo pronto.

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