Pedro Luis Raota fue, por sobre todas las cosas, un hombre sensible que supo crear imágenes, plenas de patetismo o de ternura, de desbordante alegría o de demoledora impotencia, y que supo forjar un lenguaje fotográfico de infinita claridad conceptual. Basta asistir a esas penumbras de las que brota una cara esculpida por la luz para entender que la foto es suya. Como una explosión visual que cautiva por su cuidada composición y su sabia mezcla de tonos claros y oscuros. Su aguda percepción de la realidad unida al uso particular que hacía de la luz permitió a esas imágenes cotidianas trascender lo efímero y transformarse en testigos sensibles de un tiempo y una época. Un arte que transmite el rasgo más destacado de su creador: su honda e ilimitada humanidad, que contribuye a rescatar las vivencias comunes a todos los seres humanos. A través de la lente. A través del alma.
Un hombre sensible creando imágenes
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