Esa cumbre cómica del bel canto llamada El elixir de amor, la más popular de todas las óperas de Gaetano Donizetti, permitió el lucimiento del intérprete lírico pampeano Lucas Arrieta, en lo que fue su anhelada primera vez cumpliendo un rol protagónico en la escena. Sucedió días atrás, en el Teatro San Martín, de la ciudad de Tucumán, en ocasión de la primera ópera del año en dicha sala de la provincia norteña.
Arrieta nació en Lonquimay, y desde hace casi una década vive en Buenos Aires. El acercamiento a la música se produjo cuando niño, a los 12 años empezó a viajar a Santa Rosa para estudiar piano con Teresa Salvadori, y luego la soprano Gladys Martino fue su maestra de canto. Continuó sus estudios en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, y ha recorrido distintos escenarios del país para intervenir en conciertos, muchas veces acompañado por su mujer, la soprano Florencia Burgardt. En el 2018 viajó a Nueva York para cantar en diferentes sitios, como el Consulado Argentino, Americas Society y la Manhattan School.
Después de un 2023 sin demasiada actividad, aunque pudo cerrarlo en diciembre con una presentación en el Salón Dorado del Teatro Colón, invitado para participar en el último concierto del ciclo ISATC, Arrieta arrancó este año interviniendo en una audición realizada en Tucumán. «Estaban buscando voces para la actual temporada lírica, y pude quedar entre los elegidos para Misa de gloria de Puccini y en el tercer elenco para Don Giovanni, de Mozart, en el rol de Don Octavio. Luego cambiaron las autoridades del Ente Cultural, hubo algo de incertidumbre sobre lo qué podía pasar con la cartelera, hasta que se hizo la reposición de El elixir de amor«, contó el tenor pampeano, abriendo la charla con El Lobo Estepario.
Luego del reestreno, se sucedieron dos funciones más, participando la Orquesta Estable de la Provincia, el Coro Estable, el Ballet Contemporáneo, el Teatro de Títeres y Marionetas, actores del Ente Cultural, y más de 150 artistas en escena. Bajo la Dirección Musical General del maestro Jorge Bulacia Soler, y la Dirección Escénica a cargo del regisseur Jorge de Lassaletta, la obra, que gira en torno al rechazo y diferencias sociales, y cuya puesta original transcurre en una aldea del siglo 18, en esta ocasión la puesta fue de la década del ’30.
En los roles principales, Nemorino, campesino simple enamorado de Adina, fue interpretado por Arrieta. «Les gustó mi voz, mi manera de cantar, y mi musicalidad. El único rol nuevo fue el mío, se trató de mi primera vez con un protagónico de una ópera, con orquesta, coro, escenografía… Resultó una experiencia inolvidable. Fue algo anhelado durante mucho tiempo, también poder vencer un poco los miedos. Siempre hay que perseverar, que todo llega, y en este caso con el condicionante que ya tengo 43 años, y no es lo mismo que tener 20 y pico. Hoy día se busca a gente joven, aunque la madurez vocal se encuentra a mi edad».
Finalmente, Arrieta agregó que «me sentí integrado, me trataron muy bien y todo fue pensado en base a que me sintiera cómodo. Lo disfruté mucho, el público lo tomó cálidamente, y estoy feliz ya que pude desplegar todo lo que tengo para dar. En lo que respecta a futuras presentaciones, siempre estoy anhelando actuaciones, me encantaría hacer algo en La Pampa, poder cantar en escenarios de mi Provincia. Por ejemplo, hace años que no lo hago en Santa Rosa. Ojalá pueda concretarse y así poder llevar mi música a la ciudad donde me formé, donde di mis primeros pasos».
Fotografía: Liyi Salgado.