«Sabía que me sometía a un doble desafío»

Pablo D’Alo Abba está estrenando su ópera prima en La Pampa. Si bien en 2009 había estrenado su documental Vienen por el oro, vienen por todo como director, multipremiada película en festivales de Europa y Latinoamérica, esta es la primera vez que desempeña ese rol a cargo de un largometraje de ficción, del que además es guionista. La particularidad de Mater es que su guion nace como adaptación de una obra de teatro contemporánea y porteña, cuyos integrantes también están íntimamente ligados al proyecto audiovisual.
Por eso, D’Alo Abba ejerce un desafío múltiple: el de la dirección, escritura de guion, y el de la adaptación cinematográfica de una obra teatral, sumado al de trabajar en su película con actores que conocen a los personajes tanto o más que él mismo. Una experiencia sin dudas grupal y singular que da lugar a una película muy interesante, que logra despegarse de la obra teatral, manteniendo el espíritu del texto original de Claudio Tolcachir y sin perder eso que caracteriza la particular manera de ver el mundo del dramaturgo argentino.
D’Alo Abba nació en 1975. Dirigió el largometraje documental Vienen por el oro vienen por todo, ganador en 13 festivales en Europa y Latinoamérica como Trieste, Ourense, Eslovaquia, México, Argentina y seleccionado en más de 60 festivales como IDFA, Hot Docs, Toulouse, Munich, Bélgica, Irán, Zuiza, Turquía o Seul. Mater está en la sala del Cine Teatro Pico de nuestra ciudad hasta el miércoles 15. Se podrá ver los días domingo 12 (20:00 horas), lunes 13 (20:30), martes 14 (20:30) y el citado miércoles 15 (20:30). El martes también se proyectará en el Auditorio Bustriazo Ortíz de la ciudad de Santa Rosa, desde las 20:00 horas.

– ¿Cómo nació la idea de llevar al cine una obra de teatro tan singular como El viento en un violín?
– Yo estaba trabajando en un proyecto sobre temas familiares que no se llegó a concretar; por otro lado, Claudio Tolcachir (autor y director de la obra teatral en la que se basa Mater) y el equipo de Timbre 4 venían recibiendo ofertas de Francia y España para adaptar El viento en un violín al cine. La película surgió porque se alinearon los planetas y nos cruzamos en el camino; ellos con las ganas de hacer la película, y yo con las antenas paradas buscando historias para contar. Un día Jonathan Zak (productor de Timbre 4 y amigo mío) me preguntó sobre el INCAA y los fondos de financiación. Entonces empezamos a conversar, y ahí nació el gen.

– ¿Hacerlo con los actores originales de la obra de teatro siempre fue una opción o fuiste cambiando de idea?
– El punto de partida fue hacer la película con la participación del elenco original de la obra. Sabía que me sometía a un doble desafío, ya que era mi primera película de ficción, y tal vez hubiese sido más lógico elegir actores con más experiencia en cine y apoyarme en ellos para llegar a un resultado de una manera más fácil, pero no era el caso. Dedicamos mucho tiempo a ensayar porque tenían la obra muy incorporada, ya que la venían haciendo desde hace seis años, y ahora nos enfrentábamos a otro código. Fue clave el trabajo de Luciana Fuks, la coach de actores, que me ayudó en este proceso para pulir a estos personajes. Todo el elenco hizo un gran trabajo y quedamos muy felices con el resultado. Vivimos un proceso de mucho compañerismo, y estoy agradecido de que hayan confiado tanto.

– El lenguaje del cine y el del teatro son muy disímiles ¿Con qué cuestiones teatrales estuviste más atento para transformarlas en cinematográficas?
– No había algo particular en el libro original que planteara una dificultad para adaptarlo al cine. Tenía en claro que había mucho trabajo por hacer y estaba lleno de interrogantes. Empecé a imaginar el mundo de estos personajes que no estamos viendo. Todo lo que me iba surgiendo sabía que era lo que la película podría aportar por las herramientas cinematográficas. Podemos atravesar más esos espacios y entrar en la intimidad de los personajes de una manera diferente.

– ¿Qué sentís que Mater le aporta de nuevo a El viento en un violín?
– Yo creo que les aporta un nuevo universo a los personajes. Y el tono general también cambió: Mater terminó siendo un drama y El viento en un violín es una comedia dramática. La adaptación a la película profundizó el conflicto central volcándolo a un tono más serio, a diferencia del libro original. Sin embargo, el humor propuesto por Claudio está presente, ya que los personajes están sólidamente construidos desde el dolor y el patetismo propio de las obras de Tolcachir, y eso queríamos conservarlo.

– ¿Cómo trabajaste el guion? ¿Tolcachir estuvo presente en ese proceso de trabajo o pudiste despegarte del texto teatral?
– Tuve total libertad de acción; lo conversamos antes con Claudio y le encantaron las ideas. Como punto de partida tomé las escenas más trascendentales de la obra, que son maravillosas, y comencé a entretejerlas con la película que yo quería contar. Me llevó un año y pico de escritura y después se fue modificando con los ensayos, con el aporte de los actores y el equipo. El guion siempre estuvo vivo y se fue transformando; me gusta que el equipo que trabaja en la película también haga su aporte creativo, fue muy valioso. Incluso en la etapa de edición se modificó la historia y volvimos a filmar escenas nuevas.

Ficha técnica

Dirección: Pablo D’Alo Abba.
Guion: Pablo D’Alo Abba.
Productores: Pablo D’Alo Abba, Luciana Fuks, Claudio Tolcachir, Jonatan Zak, Maxime Seugé.
Productor ejecutivo: Daniel Werner.
Director de fotografía: Diego Poleri.
Directora de arte: Fernanda Chali.
Vestuario: Laura Cacherosky.
Montaje: Federico Rotstein.
Música: Martín Bosa.
Sonido: Manuel de Andrés.
Actores: Lautaro Perotti, Tamara Kiper, Inda Lavalle, Miriam Odorico, Araceli Dvoskin, Gonzalo Rui,z con la participación especial de Marina Bellati y Martín Slipak.

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Autor

Raúl Bertone