CINE GRAN PAMPA, previa al 8vo. FESTIVAL DE CINE EN GENERAL PICO.
El Jockey (2024) dirigida por Luis Ortega y protagonizada por Nahuel Pérez Biscayart, Úrsula Corberó, Daniel Giménez Cacho, Daniel Fanego, Osmar Núñez, y Roberto Carnaghi, Luis Ziembrowski, Jorge Prado, Adriana Aguirre, Roly Serrano y participación especial de la actriz chilena Mariana Di Girolamo, entre otros.
Un mundo de sensaciones
Algunos apuntes:
Un película en partes realista, en otra surrealista y onírica, también dramática y sórdida; el tema es que se nos hace imposible dejar de mirar.
Con un color personalísimo Luis Ortega mezcla mafia, turf y marginalidad con gran maestría. Los juegos corporales (baile de la pareja Remo Manfredini y Abril y el pre calentamiento de las jocketas) operan casi como en una película muda.
Por otra parte la música, Fumemos un cigarrillo: Piero, Sin disfraz: Virus, Sabor a nada, Lo mismo que usted: Palito Ortega, Trigal: Sandro, Tu llegaste cuando menos te esperaba: LeoDan, Un beso y una flor: Nino Bravo, Stil: Acid Arab, Soy una fiera: Carlos Gardel (Aki Kaurismaki director finlandés goza incluyendo milongas y tangos en su filmografía) y hasta una Misa de Réquiem: Mozart, se constituye como personaje independiente y poderoso.
Imágenes.
Los planos aéreos y los de presentación de actores principales o de acompañamiento. El hipódromo de Palermo, su interior laberíntico y el detalle las largadas de las carreras. El avión con el caballo traído de Japón, Mishima (nombre que refiere a reconocido escritor japonés). La práctica de velocidad del animal pura raza en la cinta caminadora. Las interminables vueltas del protagonista en la puerta giratoria. El deambular por las calles de Buenos Aires con la cabeza vendada. La banda musical con la que se encuentra, que hace música con músicos sobre caballos y otros caminando. La petaca de alcohol bajo la estatuilla de la virgen de Luján. La humildad escrita en los rostros de quienes son corredores de caballos por profesión. Los personajes realizados por actores no profesionales, indigentes y minusválidos (Pancho Chévez), aportan verdad a un mundo con desigualdad de oportunidades.
Referentes.
Remite a pensar inexorablemente en el agrado del director por la filmografía de varios por sus pares, Pedro Almodóvar, Aki Kaurismaki, Wes Anderson, Paolo Sorrentino, David Lynch, Jim Jarmusch y Alejandro González Iñárritu; aunque cada uno de ellos explore una línea diferente de intereses, Ortega logró mezclarlas en un producto muy personal.
Actores.
Nahuel Pérez Biscayart y Úrsula Corberó con pocas palabras dicen muy mucho sobre sus sentimientos. Luis Ziembrowski y su rol solidario con el jockey amigo. El trío Roberto Carnaghi, Osmar Nuñez y Daniel Fanego (su última película en la vida real) en increíble trabajo disociado en donde sus expresiones faciales son opuestas a las acciones que ejecutan (provocando humor en el espectador), del mismo modo Daniel Giménez Cacho, como Sirena el propietario de caballos absurdo jefe mafioso amante de los niños cual si fueran mascotas. Roly Serrano y Adriana Aguirre personajes simbólicos en el tramo casi final y surrealista. Jorge Prado, ¿el padre o el diablo? con quien tiene el duelo final (caballo vs. automóvil) y al vencerlo, hace que se cierre su círculo vital.
La historia no es lineal, después del accidente en carrera, Remo pasa a otro mundo, el propio de «haber muerto y nacer de nuevo» tal vez un alma que vaga (su peso en la balanza corporal era cero, ni siquiera los 21 gramos de Iñárritu), con una personalidad renovada (trasvertido logra una personaje cautivante), reencarnado o en caminata zombi, para finalmente desaparecer de manera definitiva después del nacimiento de su hija Lola y de que Abril encuentre el amor en una jocketa (Mariana Di Girolamo). Remo entre dos amores, el de mafioso que lo sacó de la ilegalidad y el de Abril (en la cartelera, la imagen sobre las antiparras es la de Sirena y Abril.
Tengo más preguntas que respuestas, confieso que de nada estoy segura, han sido mis apreciaciones primeras, estimo que una comprensión cabal ameritará que la vuelva a ver.
Como si fuera un sueño del que nos despertamos abruptamente, nos quedan las imágenes y las impresiones para intentar hilvanar una historia que justamente no es lo importante.
Tal vez sea una solo una experiencia. AMOR. MUERTE Y RENACIMIENTO.
Por Rosa Audisio