«El teatro me seduce porque no tiene dueño ni forma»

El teatro fue siempre, en su vertiente popular, un espacio contestatario frente a la injusticia y la arbitrariedad. Es así desde las fiestas dionisíacas hasta el teatro de ideas o agitación. Roberto Perinelli fue parte del movimiento del mítico Teatro Abierto, en 1981, el foco de resistencia cultural más fuerte contra la dictadura militar. A su vez, integró ese grupo de dramaturgos que crearon la Fundación Carlos Somigliana (nombre de uno de los compañeros de ruta que perdieron), buscando impulsar el teatro de autor argentino.
«Empecé en el teatro independiente a comienzos de los ’60, cuando el teatro independiente, al menos en su forma original, daba sus estertores. Después de muchos titubeos y haber transitado por casi todos los rubros escénicos, me dediqué a la dramaturgia. Estrené cerca de treinta obras; participé de Teatro Abierto desde la primera edición; dirigí la Escuela Municipal de Arte Dramático durante más de veinte años; fundé, junto con otros, la Fundación Carlos Somigliana de estímulo al autor teatral; y hoy formo parte de la dirigencia de Argentores», le contó Perinelli a Lobo Estepario.
Su camino teatral resistió desde un primer momento los autoritarismos de todos los pelajes, el comercialismo y el mal gusto. Coraje intelectual para sostener esa lucha permanente para enfrentar la promiscuidad ética en este país. Viviendo todo eso como una manera muy terrena de volver al origen, se embarcó también en la tarea de revitalizar el viejo Teatro del Pueblo, ese que de no haber existido no hubieran venido después Fray Mocho, y hasta la propia Ley del Teatro.
«Me interesa la teoría y la historia teatral tanto como la autoría, y al respecto escribí varios artículos y dos tomos dedicados a la historia del teatro de occidente, un trabajo, del que ya se publicaron dos tomos (1500 páginas), acaso único en la Argentina. El teatro me seduce porque no tiene dueño ni forma. Nadie puede apropiárselo, se hace entre todos, porque el director le arrebata el botín al dramaturgo y el actor se lo quita al director, conformando un espectáculo que nunca es igual, que cambia todas las noches, modificado siquiera en mínimos matices», señaló.
Perinelli es autor de obras como Mil años de paz, Los pies en remojo, Coronación, Historia de cazadores, Un hombre amable entró a orinar o Nada más triste que un payaso muerto. Está entre los nombres consagrados de la dramaturgia. En el mismo sitial de Cossa, Dragún, Monti, Tantamán, Gené o Spregelburd. Ese teatro que ofreciera belleza, reflexión y apertura de conciencia, la alternativa propuesta por Leónidas Barletta en el ’30 a través del Teatro del Pueblo, fue de alguna manera el faro que guió sus pasos.

1) ¿Qué le hubiese gustado ser?
Cuando era chico quería ser bombero (como mi padre, un heroico servidor); más tarde dibujante (y pintaba bien); al final lo que soy.

2) ¿Quisiera cambiar de trabajo?
No, por nada del mundo.

3) ¿Un lugar para vivir en el mundo?
Si no es Buenos Aires, dos muy diferentes: el Caribe y París.

4) ¿Qué desea para su vejez?
Ya soy viejo. Lo que tengo. Me falta conseguir muy poco, espero llegar.

5) ¿Qué mejoraría de su cuerpo?
La nariz.

6) ¿En qué tarea no se siente inteligente?
El mundo de los negocios, todo lo relacionado a acciones, resultados financieros, mecanismos cambiarios. Me resulta un universo ininteligible.

7) ¿Cuál fue el momento más feliz de su vida?
Cuando gana Racing. Cuando me saludan para mi cumpleaños. Cuando alguien me confiesa que ha leído o está leyendo algo mío. Cuando alguien me dice que disfrutó con alguna de mis obras teatrales, etc.

8) ¿Su primer trabajo?
Prefiero olvidarlo. Fui infeliz. Y mucho.

9) ¿Cuál es el buen cine?
El cine de autor, ahora en trance de desaparición.

10) ¿El último libro que leyó?
«Los novios», de Manzoni.

11) ¿El mejor libro que leyó?
Por sus efectos en mi ánimo entonces juvenil, «El cazador oculto».

12) ¿Un programa de T.V?
Fútbol para todos.

13) ¿Qué instrumento musical le gustaría tocar?
La guitarra, pero no sé ni agarrarla.

14) ¿Qué hito de la historia mundial le hubiese gustado vivir personalmente?
La caída del muro de Berlín. Ando por ahí, de tanto en tanto, y me imagino lo que debió haber sido eso.

15) ¿Cuál fue la vez que más lloró?
Cuando me enteré que había perdido un nieto.

16) ¿El mejor político en la historia del país?
Arturo Illia y muchos, ¡muchos!, que lo antecedieron con la misma honradez y dignidad y hoy nadie menciona.

17) ¿La mejor persona que haya conocido?
Varias. Sería una lista larga.

18) ¿Usted cree en la justicia de este país?
No, en absoluto no.

19) ¿Qué profesión u oficio nunca ejercería?
Cirujano.

20) ¿Un personaje nefasto en nuestra historia?
Entre tantos, Cavallo y Menem. Historia reciente, claro.

21) ¿Le preocupa la muerte?
No. No me gustaría perder las ganas, tampoco sufrir, sólo eso.

22) ¿El arte salva?
¡Sí!. Está salvando generaciones, que si no estarían fumando paco.

23) ¿Qué opina del aborto?
Un derecho de la mujer.

24) ¿Qué le gustaría saber del futuro?
Nada. Me gusta esperar y ver cómo aparecen, ante mi curiosidad, esos asuntos que jamás me hubiera imaginado.

25) ¿A quién no dejaría entrar a su casa?
A mucho canalla, la lista sería larga, con ciertos políticos en primera fila.

26) ¿Donaría sus órganos?
Ya los doné.

27) ¿Recuerda su primera maestra?
Sí, y mal.

28) ¿Qué opina de la religión?
Tema personal. Yo soy ateo.

29) ¿Una película?
Tres: «El ciudadano», «El padrino» y «Amarcord».

30) ¿Cuál es la persona que más le gustaría ver en estos momentos?
A mi viejo, y charlar ahora, cuando tengo más experiencia que él.

31) ¿Le molesta que fumen al lado suyo?
No. Soy comprensivo, entiendo a los fumadores.

32) ¿Qué sabe o recuerda de la dictadura militar?
Todo o casi todo. Y me duele.

33) ¿Y de los gobiernos menemistas?
Todo o casi todo. Y me duele.

34) Se encuentra con Cristina en un ascensor, ¿qué le dice?
La felicitaría, si es posible con un beso de agradecimiento.

35) ¿A quién le gustaría parecerse físicamente?
Me estoy acercando a parecerme a mi tío. No sé si voy a llegar.

36) ¿A quién le gustaría parecerse intelectualmente?
Ufff…Miles.

37) ¿Le niega o le negó el saludo a alguien?
Sí, claro, pero a muy pocos. Recientemente a un canalla que está ascendiendo velozmente en la esfera pública.

38) ¿Qué le gustaría saber ante todo?
¿Cómo se hace para vivir sin la necesidad de hacer trámites?

39) ¿Buenos Aires está bien gobernada?
No. Y no es de ahora, aunque conoció épocas de impecables gobiernos, que yo compartí como empleado municipal.

40) ¿Su peor defecto?

La lentitud para darme cuenta.

41) ¿Qué le gusta regalar?
Libros y flores. Lo único que sé y me animo a regalar.

42) ¿Qué piensa del periodismo en general?
Admiro a muchos periodistas, tanto como odio a simples propaladores de malas noticias.

43) ¿Justificaría en algún caso la tortura y aún la muerte?
No, no es necesario. Hay castigos civilizados.

44) Se incendia su casa, sólo puede llevarse una cosa, ¿cuál?
Mi pendrive con todos mis textos.

45) ¿Una canción?
«Imagine». John Lennon. ¡Chapeau!

46) ¿Cuál lugar de la casa es el mejor para leer?
Acostado en el sillón del living.

47) ¿Si fuese presidente, qué es lo primero que haría?
Trataría de controlar a los bancos, con la seguridad de que sería destituido muy pronto sin lograr mi objetivo.

48) ¿Si fuese Dios, qué es lo primero que haría?
Obvio: basta de miseria y hambre.

49) ¿Cuál fue la persona que más lo ayudó?
Unos cuantos, pero la lista no es muy larga. Se me ocurre nombrar a uno solo, al que pocos o casi nadie conoce: Federico Nieves.

50) ¿Se arrepiente de algo?
¡De tantas cosas! Pero imagino que en su momento sólo podía hacer lo que hice.

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Autor

Raúl Bertone