La misma vida llevándolo por distintos caminos, la misma música acompañando esa búsqueda como un alimento necesario y sostenedor. Hoy la vida lo encuentra con un presente feliz, con una hija y una familia, y hoy la música también lo vincula con las mejores sensaciones. Recientemente presentó su trabajo discográfico llamado Después de las nubes, con todas canciones propias que tienen vinculación con su transitar de los últimos años.
Miguel Sanchez nació en Santa Rosa, y conectó de forma concreta con la música asistiendo a talleres de canto dirigidos por la trovadora misionera Sylvia Zabzuk, radicada hace mucho tiempo en la capital pampeana. Ella marcó los primeros pasos, y después, impulsado por el deseo de seguir aprendiendo, se vinculó con otros maestros y otras maestras en distintos puntos del país.
Sanchez lideró la banda santarroseña Club Mesmer, integrada además por Marcos Pelizzari, Hernán Basso, Nicolás Delarada y Carolina Crawley. En 2017 fue el lanzamiento de Umbral, de la mano de Editorial Voces, perteneciente a la CPE. De profesión diseñador gráfico, continuó haciendo presentaciones como solista y también en dúo, componiendo a partir de un agudo ojo observador de todo lo que lo rodea, y con una mirada contemporánea dentro del género canción.
«En los últimos años repartí mi residencia entre La Pampa y Buenos Aires, donde hice un posgrado, fui padre, armé una familia y así me terminé quedando a vivir. Durante la pandemia empecé a planificar una maqueta musical, tenía canciones que había compuesto y venía tocando en vivo. En ese momento mi plan era ir a México para hacer una experiencia, pero cuando estaba próximo a viajar se aplicó la segunda restricción y me tuve que quedar. Entonces, eso que había grabado con guitarra acústica y voz, de a poco fui instrumentando con banda, teniendo en cuenta la situación económica que vivimos en pandemia como trabajadores independientes. Y este año retomé y terminé las canciones», contó el cantautor, entrevistado por El Lobo Estepario.
Después de las nubes se compone de ocho canciones: Sol abierto (Montevideo), Tocadiscos, Febrero, Radio, Naranjo, Otoño, Oportunidad y La nube. El material se encuentra en las distintas plataformas musicales, y tuvo su presentación oficial días atrás en La Minga Club Cultural, un tradicional reducto situado en el barrio de Boedo. Esa noche, Miguel estuvo acompañado por los músicos que participaron en el disco. Maia Korosec (contrabajo), Juliana Isas (viola), Sofía Sánchez (chelo) y Nicolás Delarada (batería), además de María Betiana Supertino (textos y voz) e Ignacio Deluca (guitarra).
«La producción fue totalmente independiente, lo grabé, edité y mastericé con Leandro Izaguirre. Fue un proceso de unos tres años, quedaron canciones afuera y las que elegí tienen que ver con una especie de cierre de ciclo, de destinos inciertos, y sin darme cuenta, de ir cambiando de lugar de residencia. En esa especie de pasión por viajar y descubrir nuevos lugares, di una vuelta larga y terminé en Buenos Aires. Esas canciones hablan un poco de todo eso, de un proceso personal, lo que fui viviendo y en cierto modo, mi presente y lo que viene también. En mi horizonte artístico se asoman presentaciones con un trío eléctrico que armé con dos grandes amigos y músicos como Martín Carrillo en batería y Guido Skrobacki en bajo y voz», cerró Sanchez.